A Carla Pregigueiro no hay deporte que se le resista. Desde bien pequeña, lo mismo competía a nivel profesional y nacional en disciplinas como el rugby, la natación o la gimnasia rítmica, que montaba en bici o practicaba cualquier otra actividad a nivel amateur. Con tan solo 18 años, esta berciana nacida en Ponferrada se mudó a León para iniciar su andadura en el mundo de la formación deportiva. Estudió tres carreras, un máster y consiguió una larga lista de certificados: TRX, socorrista, entrenadora de natación, de campamentos, ‘personal trainer’… “Prácticamente todos los cursos que haya en el mercado relacionados con el deporte los tengo yo”, cuenta a EL ESPAÑOL.
A la vez que estudiaba, Carla trabajaba a media jornada en un centro deportivo. Comenzó como socorrista, dio el salto a instructora fitness y acabó en lo más alto como coordinadora-directora. Pero lo que no se imaginaba, ni por asomo, es que aquel sería su último puesto de trabajo en España. De la noche a la mañana, una compañera suya recibió una oferta laboral procedente de Qatar y, tras aceptar, propuso al resto del equipo sumarse al proyecto junto a ella.
Los requisitos de la oferta eran claros y sencillos: haber estudiado INEF y tener un nivel mínimo de inglés. Carla no se lo pensó dos veces, mandó su currículum y, tan solo un día después, el supervisor de los palacios cataríes le comunicó la noticia que cambiaría su vida: había sido una de las seleccionadas. Ahora, gracias a esa llamada, Carla puede presumir de haber conquistado Oriente Medio tras haberse convertido, nada más y nada menos, que en una de las entrenadoras personales de la familia real de Qatar.
La decisión no fue nada fácil. De hecho, tal y como explica a este periódico, rechazó la oferta en varias ocasiones. “Me llamaron y yo dije que no, que yo no iba. Durante cinco meses de mi vida, el supervisor de los palacios me escribía y me llamaba todas las semanas”, cuenta Carla. El motivo, asegura, era la estabilidad con la que contaba en España. “Yo en aquel entonces tenía pareja, vivía con ella y tenía un trabajo. No era el mejor sueldo de mi vida, ni mucho menos, pero la experiencia a nivel personal y profesional era brutal porque estaba trabajando de lo que había estudiado”.
Y aunque a día de hoy no es capaz de explicar qué fue lo que le motivó a tomar la decisión, Carla no olvida el momento exacto en el que se decantó por lanzarse a poner su vida patas arriba. Corría el año 2014 y se encontraba de vacaciones tomando el sol con unas amigas en un barco que habían alquilado en Formentera. “Me incorporé y les dije que me iba a Qatar. Te lo juro. Fue así como lo decidí”, cuenta. Y con las mismas, llamó al supervisor y aceptó la oferta.
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Desde entonces, han pasado ya más de ocho años. Carla ha cambiado la montaña, el clima español y la gastronomía de El Bierzo por el desierto, el lujo y las tradiciones árabes. Aunque no puede dar muchos detalles sobre su trabajo por cuestiones de confidencialidad, en la actualidad entrena a un total de cinco miembros de los Al Thani.
A ellos les define como personas “normales y corrientes”. Eso sí, con mucho dinero y un estatus de vida muy alto. Entrena más a hombres que a mujeres y sus rutinas de entrenamiento, asegura, son como las de cualquier otro ciudadano de a pie: fitness, carrera, bici, trabajo funcional… “Este mes con el tema del Mundial ha sido diferente porque no han entrenado mucho. Pero de verdad, son gente normal. Igual que estamos hablando tú y yo. Soy más respetuosa con ellos, pero cuando estamos entrenando es todo más cercano. Tú te abres más y ellos se abren más”, confiesa.
Los inicios de Carla en Qatar no fueron nada fáciles. La berciana tardó meses en viajar hasta Doha, no solo por el tiempo que le llevó tomar la decisión y por los trámites burocráticos, sino también por la espinita clavada de la que quería desprenderse. “Yo les dije que quería terminar el año en la empresa en la que estaba porque íbamos a recibir un bonus porque había sido apertura y habíamos formado un equipo nuevo. Yo quería esperar para recibir el bonus. Cuando recibí el bonus y me vine a Qatar, hubiera sido mejor haber trabajado el mes entero en aquí”.
— ¿Qué fue lo más difícil de los inicios?
— Cuando llegué a Qatar mi inglés no era básico, era lo siguiente. No sé cómo mis clientes llevan ocho años entrenando conmigo. Tienes muchos estudios, pero como no practiques las cosas olvídate. A los tres o cuatro meses ya tenía más desenvoltura, me tocó juntarme con gente, hablar más y que se hiciera más el oído. No es lo mismo el acento británico que el inglés de los árabes, los indios o los españoles. Con esfuerzo, a los seis o siete meses ya hablaba inglés. No perfecto, porque no lo hablo ni a día de hoy
Los Al Thani cuentan a su disposición con varios entrenadores personales, tanto hombres como mujeres. Tal y como confirma la propia Carla, son muchos los deportistas españoles que forman parte del equipo. Y un gran número de ellos son mujeres. En cuanto a la cantidad de miembros de la familia real a los que entrenan, la berciana confiesa que varía en función de la temporada. “Yo a día de hoy he entrenado a bastantes. Actualmente estoy con cinco miembros, pero he estado entrenando a ocho o a diez”, cuenta.
Y lejos de lo que podría pensar cualquier persona, los miembros reales son como cualquier ciudadano de a pie. Hay épocas en las que entrenan mucho y otras en las que no tanto. “Después de Navidades y antes del verano nos ponemos a entrenar como locos, pues aquí lo mismo”, explica en conversación con este periódico.
La polémica del Mundial
El proceso de selección, las condiciones de los trabajadores migrantes, la situación del colectivo LGTBI en el país árabe y los derechos de las mujeres han sido algunos de los puntos más polémicos que han rodeado a Qatar durante la celebración del Mundial 2022. A pesar de todos los entresijos que, todavía a día de hoy, siguen saliendo a la luz, Carla tiene clara su perspectiva y afirma que nunca ha tenido ningún problema desde su llegada.
“Yo hago mi vida normal y a mí en ocho años nadie me ha llamado la atención. Yo llevo la ropa que me da la gana. Evidentemente, no voy a ir al Zoco, que es una zona pública llena de árabes, con unos shorts y un top. Pues no. A lo mejor llevo el short y en vez de llevar el top llevo una camiseta normal”, cuenta.
Para ella, se trata de una cuestión de respeto mutuo. Al igual que los turistas que visitan España se adaptan a sus costumbres, cree que se debería hacer lo mismo en Qatar. “Cuando vienes sabes que vienes a un país con una religión que es el Islam. Aquí hay un montón de cosas que están en la religión y que aquí no se siguen porque es un país más abierto y que respetan todo. No vas a tener nunca ningún problema. Si tú respetas, ellos te van a respetar”.
Ensalza Qatar como país y Doha como ciudad. Más aún si la compara con otras como Dubai, a la que considera completamente occidentalizada. “Que está muy guay para ir y verlo, pero realmente si quieres conocer rasgos de la cultura árabe”, cuenta. Del país alaba la esencia que mantiene en lo relativo a la cultura árabe. Y sobre todo algunas de las costumbres que tiene la oportunidad de presenciar en su día a día. “Las mezquitas llaman a rezo, pero no se para el mundo. En otros sitios sí. A mí me gusta escuchar las mezquitas. Aquí ves al hombre y a la mujer con la ropa tradicional y a mí me gusta verlo porque es la esencia de su cultura”, añade.
Experiencia con Luis Enrique
La prensa le situó durante dos semanas en el ojo del huracán. La andadura de Luis Enrique en Qatar, sin comerlo ni beberlo, estuvo más ensalzada por la polémica en torno a sus streamings que por lo deportivo. Su canal de Twitch y el apodo de ‘Luis Padrique’ no dejó indiferente a nadie, y mucho menos a los periodistas. Y también sorprendió con su actividad en redes sociales. Entre otros puntos, el asturiano mostró a sus seguidores otra de sus grandes pasiones después del fútbol: el ciclismo.
Vestido con los colores de 'La Roja' y sin dejar a su propia bicicleta de lado – se la llevó desde España – Luis Enrique se negó a perder la oportunidad de conocer los entresijos del país árabe a pedales y sobre dos ruedas. Y junto a él estuvo, nada más y nada menos, que la propia Carla. “El Team Manager de la selección es un conocido mío. Habló con el preparador físico, Lorenzo, y le dijo que querían montar en bici. Él les dijo que tenía a la persona adecuada. Y salí con Lorenzo y luego con Luis Enrique”.
— ¿Le conocías personalmente?
— A Luis Enrique no. Bueno, a Lorenzo tampoco. La experiencia fue muy guay. Luis Enrique me parece un tío diez. Todo el mundo le pone de soberbio, de creído y para nada. Es un tío súper cercano, normal, natural. Metido en el deporte y dedicado a la Selección 200%. Muy agradable y muy divertido. Una muy buena forma de conocer a una persona con tanta influencia de los medios. A Qatar nos han puesto en España a caer de un burro. Luego ha venido la gente, lo ha visto y se ha dado cuenta de que no es así cómo lo habían contado. Pero bueno, como estas cosas siempre venden…
Acto con el Rey
A día de hoy, todavía no se lo cree. Lo ha reflejado en los últimos días a través de su cuenta de Instagram, la red social donde Carla ha publicado muy orgullosa su fotografía junto al Rey Felipe VI. Durante la celebración del Mundial, la Cámara de Comercio de España, junto con la Embajada de España en Qatar, organizó un evento al que la ponferradina tuvo la oportunidad de acudir por medio de una de las empresas que ella misma gestiona. Felipe VI, quien guarda una muy buena relación con el emir Tamim bin Hamad Al Thani, aprovechó su visita a Qatar por motivo del Mundial para participar en el evento.
“Hablamos con él, nos estuvo haciendo preguntas y estuvo preocupado por cómo podía ayudar. El Rey quiso transmitirle al emir cosas de los españoles, cómo se vive la Marca España, cómo funcionamos, cómo nos movemos… Fue alucinante. A todos los que estábamos en la reunión nos dieron la oportunidad de hablar sobre la empresa y sobre nosotros y fue brutal”, explica.
Y aunque la emoción se apoderó de Carla durante todo el acto celebrado en el Hotel Ritz-Carlton de Doha, lo cierto es que no faltaron las dudas sobre el protocolo que debía seguir. “Claro, llámame ignorante o paleta, pero yo estoy acostumbrada a trabajar con la familia real de Qatar pero es gente muy natural y normal. No hace falta que les llames jeque ni nada. Entre nosotros, yo les llamo por su nombre y no hay ningún problema”, cuenta a este periódico.
Por ello, se acercó al jefe de protocolo y le preguntó cómo debía proceder con Su Majestad. “Me dijeron que natural, que le saludara con la mano y le mirara a los ojos. No conozco personalmente al Rey de España, pero creo que es una persona normal y corriente. Creo que es una persona muy cercana”, confiesa.
Su futuro
No es capaz de elegir entre Doha o El Bierzo. De la capital catarí se queda con el estilo de vida, el desierto y todo lo relativo a trayectoria profesional. Pero tampoco olvida el ambiente de su ciudad, la gastronomía ponferradina y las montañas. “Es un 50/50”, asiente riendo. Con el deporte seguirá hasta “que le dé el cuerpo”.
Continuará con los entrenamientos personales y seguirá construyendo su imperio empresarial en Doha. Sin embargo, desconoce por cuánto tiempo. Porque si una cosa tiene clara es que, con total seguridad, volverá a vivir en España. "Igual que cuando me vine lo decidí sentada en un barco con mis amigas, me imagino que la decisión de irme de Qatar será algo parecido. Hoy te digo que me quedo, pero mañana no lo sé”, concluye.