Hay tres palabras mágicas para todo emprendedor que se precie: observación, creatividad y arrojo. Esa tríada debe acompañar a cualquiera que quiera despuntar con un negocio nuevo, y de los tres conceptos van servidos Gonzalo y Sergi, dos amigos catalanes que decidieron asociarse para "revolucionar el mercado" y así lo han hecho con Dogfy Diet, una empresa que prepara comida natural para perros −el equivalente al real food de Carlos Ríos pero para canes− y te la envían a casa por 60 euros al mes.
Realmente, ambos apuntaban maneras desde hace tiempo. En la universidad, Gonzalo montó sus dos primeras startups: la empresa de relojes Morris York Co, y Walkers Co, otra de relojes. "Utilicé a los profesores como consultores, y ahí empecé a arrancar. Fue la época en la que Facebook era muy barato, y crecimos muy rápido. Llegué a facturar cinco millones de euros con 23 años", cuenta a EL ESPAÑOL orgulloso.
Sergi era un buen amigo suyo que, aunque estudió Derecho y llegó a ejercer la abogacía en uno de los bufetes españoles más prestigiosos, tuvo desde siempre la misma ambición: "Mi familia tenía una empresa cárnica de productos para consumo humano, y yo desde pequeño tenía claro que quería ser empresario, pero no quería continuar con el negocio de mi familia porque un negocio de materias primas es complicado que sea sano al no tener mucho valor añadido: el producto lo puede servir cualquier empresa, y se lleva los buenos clientes quien tiene más volumen porque puede ofrecer mejor precio".
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Con la idea de lograr esa diferenciación, Sergi le dio vueltas y vueltas a qué idea de negocio podía auparles al olimpo de los emprendedores, y dio con ella mirando hacia el otro lado del Atlántico. Ejerció la primera de las claves del éxito, la observación: "Yo siempre estaba buscando qué se hacía en Estados Unidos, que siempre nos llevan ventaja, y lo que triunfa allí al cabo de dos o tres años acaba llegando aquí, y así detecté que había unas empresas haciendo comida natural para perro".
La chispa de negocio terminó de prender cuando el perro que siempre había tenido en la familia, Klaus, sufrió varios ataques de epilepsia: "Klaus comía comida ultraprocesada y la veterinaria nos recomendó darle comida natural. A partir de eso, el perro dejó de tener ataques epilépticos, le pudieron regular bien la medicación y tuvo cambio brutal a mejor".
Gonzalo escuchó la propuesta de su amigo y decidió apostar por ella: "Vimos que había dos tendencias muy claras: por un lado cada vez en los hogares nos estamos cuidando más a nivel humano y miramos mucho más la alimentación. Por otro, los perros ya no son mascotas sino un integrante más de la familia, así que pensamos que era el momento de cuestionarnos también qué es lo que come el perro". Así, ambos pusieron su creatividad, el segundo de los conceptos básicos, al servicio de la idea. Tocaba por último reunir la última condición: echarle arrojo. No les faltó: "Yo vendí mis startups y Sergi dejó su trabajo. Su padre fue de algún modo el tercero: él nos ayudó a arrancar porque se dedicaba al sector cárnico", cuenta Gonzalo.
En la fábrica del padre de Sergi fue donde empezaron a cocinar los tres "muy poco a poco y con mucho cariño", como recuerda este, pero su crecimiento fue tan rápido que pronto tuvieron que abrir unas nuevas instalaciones en Terrassa, donde ahora radica el negocio.
Las cifras, desde entonces, se han disparado: la suerte está con los audaces, dice el proverbio. No siempre se cumple, pero definitivamente sí aplica en el caso de Gonzalo Noy y Sergi Font: "Arrancamos a finales de 2019 y empezamos a vender a principios de 2020. Mientras que el primer año hicimos 400.000 euros, en 2021 ya fueron tres millones de euros y en 2022, once millones", exponen. Y la cosa sigue: este año prevén que la facturación suba hasta los 27 millones de euros y que pasen a ser de 220 personas de plantilla a unas 300. Además, aunque ya son líderes en el mercado español (donde ya les ha salido competencia), en Italia y en Francia, van a por más: quieren seguir expandiéndose por la "Europa continental", y sus próximos objetivos son Portugal y Alemania.
Una propuesta de valor
¿Y cómo han conseguido levantar este imperio? Así explican la que llaman su "propuesta de valor": "Ofrecemos un producto cocinado con ingredientes naturales, y además es un producto personalizado", desarrolla Gonzalo. En este caso, "perralizado", porque para cada perro desarrollan un menú distinto según sus características específicas de peso, raza, edad, actividad y posibles patologías: "No es lo mismo, por ejemplo, un bichón maltés que viva en un piso a uno que vive en el campo; y no es lo mismo esta raza que un Rottweiler".
El dueño se encarga de introducir toda esta información en la página web de la empresa y un equipo de I+D formado por veterinarios diseña para su animal el menú de todo un mes, que después le harán llegar en bolsas individuales congeladas para cada día de la semana. "Es una cuota mensual porque es un modelo de suscripción, como una especie de Netflix de alimentación para perros", bromean.
Los menús que diseñan tienen como objetivo cumplir la premisa a la que obliga la Federación Europea de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (FEDIAF) de que todas las comidas para animales "sean completas y balanceadas", algo que los emprendedores catalanes cumplen mediante ingredientes exclusivamente naturales. Por eso ofrecen cuatro tipos de menús a base de pollo, pavo, salmón y buey como ingrediente principal, cocinados con otros productos con los que logran llegar a ese equilibrio dietético buscado.
Por ejemplo, el menú de salmón (en la web dicen que es "para los paladares perrunos más refinados") lleva también un treinta por ciento de ternera, además de zanahoria, nabo, patata, guisantes, aceite de oliva, cáscara de huevo, tomillo y otras vitaminas y minerales.
¿Es perjudicial el pienso?
Pero ¿qué pasa con el pienso? Toda la vida hemos alimentado a nuestros perros con pienso, ¿es menos saludable que la alimentación casera? ¿Cuáles son las ventajas de una u otra? En EL ESPAÑOL hemos contactado con Judit Giménez Ortega, veterinaria de la Escuela de Postgrado de Veterinaria, perteneciente al Grupo Esneca Formación, quien aclara que en el mercado existen "infinidad de marcas y tipos de pienso según la salud del animal, su edad, tamaño, etcétera", por lo que es difícil englobarlos a todos "dentro del mismo saco". Nunca mejor dicho.
Sin embargo, aclara que lo normal es que estos piensos estén formulados "pensando en que nuestro animal tenga una dieta nutricionalmente completa y equilibrada y sea una opción sencilla para alimentarlos".
El único "punto controvertido", según la experta veterinaria, es el siguiente: "Durante el proceso del extrusionado (la formación de la croqueta) es necesaria la eliminación de casi la totalidad del agua que contienen estos alimentos (del 70% a un 10%), además de la adición de conservantes, aditivos y saborizantes para su correcto mantenimiento, cosa que resulta 'poco natural' para un alimento".
La dieta natural, por el contrario, gana puntos en este sentido, pero la veterinaria advierte de la dificultad de prepararla de forma correcta por nuestra propia cuenta: "Se trata de una dieta que conserva la mayoría de su valor nutricional y a la mayoría de los animales les suele gustar más, ya que se mantiene el olor y sabor de los ingredientes y las texturas son más variadas que con la dieta seca, pero no debemos caer en el error de dar siempre el mismo tipo de alimento, por ejemplo, pollo y arroz; sino que hay que aportar todo tipo de carnes y pescados, verduras y muy probablemente suplementos nutricionales".
En esta línea, Gonzalo y Sergi refuerzan su mensaje: "Sí es complicado porque nosotros, por ejemplo, tenemos que poner un 3’5 % de zanahoria, otro porcentaje de boniato… Aparte tienes que poner una parte de víscera, una parte de grasa, de fibra… Es muy complejo que en casa puedas hacer esa analítica tan precisa para que la dieta sea completa y balanceada y ese perro no tenga deficiencias. Nosotros tenemos cubierta esa parte científica". Para llevarla a cabo, su equipo de cocineros se emplean a fondo con las recetas que diseñan los veterinarios: "Hacemos el picado, el dosificado, el amasado y el cocinado como lo harías tú en casa, pero de forma industrial. No deja de ser un proceso casero pero con máquinas, nunca procesado".
La satisfacción como rédito
De esas cocinas salen diariamente entre 15 y 20 toneladas de comida para canes. Solo en España tienen ya 30.000 clientes. Es una "cuota de mercado bajita", apunta Sergi, que esperan incrementar cada año. En cuanto al precio del servicio, aclaran que depende de cada animal y sus características, pero indican que la alimentación mensual de un perro de unos 30 kilos ronda los 70 u 80 euros. "Pero nuestro cliente medio está pagando unos 60 euros. Estamos cerca de lo que cuesta un pienso de gama media alta. Hemos conseguido que teniendo una dieta de calidad podamos dar un precio que no es para ricos", afirma Gonzalo.
Además del evidente beneficio económico, les preguntamos cuál es la mayor satisfacción que les deja su trabajo y la idea que juntos alumbraron. Apuntan a un concepto claro: el legado. "Nosotros tenemos delante una oportunidad brutal: cambiar la alimentación de todos los perros en los países a los que acudimos. Normalmente comen pienso, que es un ultraprocesado, mientras nosotros cada vez comemos de forma más natural; poder revolucionar este sector y dejar huella para mí es un orgullo", concluye Sergi.