Yassine Kanjaa cumplió en octubre los 25 años en Algeciras, donde había fijado su residencia tras llegar en patera a España en 2022. Se desconoce cuándo entró en el país, pero sí que estaba pendiente su expulsión a Marruecos tras el expediente abierto en junio de 2022 al ser detenido, con 24 años, y constatarse que había entrado en el pais de manera irregular.
No sólo no tenía antecedentes por terrorismo ni en España ni en ningún otro país, sino que su hoja estaba impoluta hasta esa detección, que no detención, como ilegal. Tuvo lugar en la misma localidad que hace algunas horas sembraría de terror y acabó con la vida de Diego Valencia, el sacristán de la Iglesia de la Palma.
Nada más llegar, Yassine se instaló en una vivienda ruinosa en el número 10 de la calle Ruiz Tagle, a escasos 250 metros del citado templo.
[Diego Valencia y Antonio Rodríguez, el sacristán muerto y el cura herido en el ataque yihadista]
El camino es absolutamente recto, a excepción de un pequeño tramo de escaleras. Allí convivía con otros tres compatriotas, de los que al menos uno era una mujer con un niño pequeño, según constatan los vecinos y que se intuye por los enseres que se encuentran en el lugar: muñecos de peluche y un carro de bebé tras la puerta de entrada. A la mañana siguiente del ataque terrorista, la vivienda ha sido abandonada.
El vecino del número 12 detalla a EL ESPAÑOL, justo colindante con la vivienda ocupada, que hace unos meses la policía nacional le interrogó "por el tema de la ocupación. Les dije que tenían que ser buena gente, porque no hacían nada de ruido". Uno de ellos, abunda, "no hablaba nada de español", y enfatiza que la casa "era una zona de paso: iban y venían" El hombre, de unos 65 años, se encuentra conmocionado "al enterarme de que uno de ellos ha sido el que ha hecho la barbaridad".
[Yassine, presunto yihadista, mata a un religioso y hiere a otro con un machete en Algeciras]
Tampoco hacía vida con la numerosa comunidad islámica de Algeciras. Hasta para eso era un lobo solitario. Omar Khemlani, responsable de la comunidad islámica de Algeciras, detalla a EL ESPAÑOL que el terrorista "hace una semana o diez días" fue expulsado de la mezquita Al Huda, cerca del puerto algecireño y de la sede de la Autoridad Portuaria. También es la más cercana a la calle Ruiz Tagle. Se le echó a la calle "porque empezó a increpar y a exigir" a los otros fieles, a los que criticó por no seguir las directrices del Corán como él entendía que debía hacerse. "No atendía a razones y fue expulsado", ultima Khemlani.
Siempre solo
En la puerta de enfrente otro vecino asoma la cabeza y sostiene que el yihadista "iba siempre solo. Entraba y salía solo, no hacía vida con los demás". No tenía ni papeles ni vivienda legal, pero sí un patín eléctrico con el que entraba y salía de la vivienda.
La casa ocupada en la que residía se encuentra en un estado deplorable, independientemente del registro efectuado por la Policía Nacional decretado la noche del miércoles a las 11 de la noche, según ha podido saber EL ESPAÑOL. El acceso a la casa está expedito. Hay un pequeño y destartalado patio en forma de pasillo, una lavadora encastrada en la pared y unas escaleras que suben hacia una azotea para tender la ropa. En el segundo peldaño de las escaleras, hay un peluche de color turquesa, la única nota de color en el lugar, con la palabra 'Love' en su tripa.
El dormitorio de Yassine se encuentra el final de ese destartalado pasillo al aire libre, justo a la derecha de un pequeño cuarto de estar. Además del patín eléctrico, tras un sofá cama, llama la atención la cantidad de medicamentos -genéricos y con receta- que descansan sobre un colchón tras el registro policial.
La ruta
EL ESPAÑOL reconstruye la ruta del terror que emprendió este miércoles en torno a las 18:20 horas. Abandonó su domicilio sin la chilaba oscura ni la catana, y se dirigió al barrio de San Isidro y entra en la iglesia. La distancia que recorre no es mayor de los 250 metros. Allí entabla una discusión con varios feligreses a los que "vehementemente" les recrimina que "la única religión que hay que seguir es la islámica", según las diligencias previas a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. Es expulsado por el sacristán, Diego Valencia.
El hombre regresa a su casa y vuelve a salir a las 19:15 horas, esta vez ataviado con la chilaba oscura y portando el machete. Cinco minutos después, y según detalla el Diario Área, le pega un manotazo a un joven marroquí que se cruza en su camino y le rompe las gafas.
A las 19:25 horas los feligreses que están oyendo misa en San Isidro escuchan gritos en árabe desde la calle. Yassine entra de nuevo en la iglesia, donde la gente corre despavorida tras derribar imágenes y proferir gritos en favor de Alá. El sacerdote Antonio Rodríguez Lucena, quien estaba terminando de oficiar la misa, baja del púlpito para expulsarlo. Justo en la puerta del templo recibe un machetazo cercano al cuello. Yassine también ataca a un feligrés que se interpone. Nada más producirse esta escena, comienzan a sonar los teléfonos del 112 y de la Policía Nacional.
Cinco minutos después el hombre sale de la Iglesia de San Isidro, y recorre los 200 metros, por la calle Ventura Morón, hasta el templo mayor de La Palma. Son las 19:40 horas. Yassine solo encuentra oposición en el sacristán, Diego Valencia, quien se encuentra cerrando la iglesia por la puerta trasera. Sin mediar palabra, le propina varios golpes con el machete en el vientre.
La ejecución
El sacristán, de 64 años, emprende la huida para salvar la vida. A duras penas llega hasta la Plaza Alta, en el centro neurálgico del pueblo. Allí, el hombre cae al suelo. Entonces, según las diligencias previas, Yassine "sujeta la catana con ambas manos y alzando la mirada al cielo y gritando unas palabras en árabe, entre las que se escucha la palabra 'Allah' le asesta una última estocada mortal". En el lugar más público de Algeciras, Yassine acaba con la vida del sacristán a modo de ejecución de un machetazo en la cabeza.
A continuación, el terrorista se pasea con total impunidad y de manera "muy tranquila" con el machete ensangrentado en la mano, y se dirige a la Iglesia Punta Europa, en el otro extremo de la plaza. Golpea varias veces la puerta, cerrada, con el machete. En el piso de arriba se encuentra el padre Rubén, quien no se convierte en víctima del terrorista por encontrarse el templo cerrado.
"No te puedo decir nada de lo que sé porque quiero colaborar al máximo con la investigación", declara a este periódico el sacerdote. Con los ojos llorosos, su consternación es máxima durante los minutos de silencio que tienen lugar al mediodía de este jueves frente a la Iglesia de la Palma.
Las diligencias judiciales previas, a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, encuadran los hechos en "un delito de asesinato con fines de terrorismo". Fue frente a la iglesia Punta Europa donde fue detenido por la Policía Local y ofreció una fortísima resistencia. El hombre fue trasladado, en primer lugar, a un centro médico de Algeciras para recibir asistencia facultativa". Durante el trayecto, "en reiteradas ocasiones profiere gritos de 'allahu akbar'.
La consternación en Algeciras es absoluta. Una mujer, que no puede contener las lágrimas, cuenta a este periódico que "conocía a Diego desde hace más de 40 años. Era una persona estupenda, siempre dispuesto para ayudar a todos y para hacer favores". Era conocido por ser el propietario de una famosa floristería algecireña, además de por su vinculación a las cofradías y a la Semana Santa.
El presidente del Consejo Local de Cofradías de Algeciras, Manuel delgado Cerro, advierte que "lo conocía de toda la vida. Siempre dispuesto, era un servidor fiel de la iglesia. vamos a echarlo en falta muchísimo".
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos