Aquí no hay quien viva se ha convertido en una de las series de culto más importantes de la historia de la televisión en España. Se estrenó en 2003 en Antena 3 y, aunque le costó arrancar, tan sólo le bastaron unos cuantos episodios para hacerse con la audiencia. Espectadores que, semana a semana, acudían religiosamente delante de la televisión para conocer la nueva aventura de los vecinos de Desengaño 21.
Sara Benito está tan enamorada de la serie, como Emilio de Belén, que vende sus ilustraciones sobre algunas de las escenas más cómicas de la serie por entre 15 y 17 euros.
Todo comenzó "hace un par de años, cuando se me ocurrió regalarle una camiseta a mi novio con una ilustración de una escena de Belén y Emilio, la del montón bueno". Cuando su pareja vio el resultado, le encantó. Ella, "con una cuenta en Twitter de 10 seguidores, se me ocurre subirla y se hace viral", comenta entre risas a EL ESPAÑOL. El tuit llegó incluso a alguno de los actores y "la gente me empezó a preguntar si las vendía y si tenía sobre otras escenas", asegura. "Los actores me han escrito, me han dicho que les gustaba, pero no sé si me han comprado, si lo han hecho, lo han comprado por la web y sin ser yo consciente".
Poco a poco, Sara ha ido aumentando el catálogo y los productos, ha conseguido ser como La pija, cuando monta su propia tienda de ropa en la portería, una emprendedora de éxito. Al principio "solo vendía camisetas" —como Lucía—. Ahora, dos años después, ha formalizado su proyecto con el estreno de su propia web hace seis meses: "Antes vendía a través de ‘La Tostadora’, una plataforma en la que cuelgas tu producto, ellos se quedan con un porcentaje, pagan los impuestos correspondientes y te ingresan el resto".
Ahora, entrando en su propia web podemos adquirir sobre la misma ilustración diferentes productos: camisetas, tazas, bolsas de tela, láminas en diferentes tamaños y algunos productos especiales como felpudos, juegos de mesa creados por ella misma, e incluso, calendarios. No obstante, reconoce que "lo que más se vende son las camisetas y las bolsas de tela", sólo le falta organizar su propio desfile, como Paloma con PUF. Sobre el calendario, admite que "pido muchos, pero muchos, no te lo puedes ni imaginar y se me acaban en horas, es una barbaridad. Ya me he quedado sin stock unas 10, 12 veces y sigo pidiendo", asegura.
Aquí no hay quién viva ilustraciones está siendo un foco de buenas noticias, cada vez que ve el número de pedidos que le entran, dice lo mismo que decía Roberto: "Vamos, no me jodas". Reconoce a EL ESPAÑOL que "me va muy bien, hay días que tengo 100-200 pedidos diarios. En Navidad es cuando tengo un mayor pico de trabajo", cuenta.
Sara sabe de sobra que la vida son ciclos, que hay ciclos que estás plof y hay ciclos que estás uuuuhh. Por los ciclos plof, por el momento, no piensa en dejar su trabajo, que a diferencia de los que tiene Belén, el suyo es estable: "Al final esto lo tengo, por el momento, como un extra. Paso a paso, quiero ver si me compensa", admite.
Su cuenta en Instagram ha conseguido más de 61.000 seguidores, -más le gustaría a Alicia ser igual de influencer que ella después de hacer el anuncio de las Salchichas Pavo Fresco-. "He conseguido crear una comunidad muy bonita que quiero conservar y a la que tengo mucho cariño", explica. De la gente, recibe mucho cariño: "Yo sé que hay gente que según cobra me compra. Hubo una chica que me escribió contándome que quería llenar su habitación de ilustraciones mías, se compró por lo menos 20 láminas, le hice un buen descuento", confirma entre risas.
Para que Sara cree la ilustración sobre una escena, ésta debe cumplir varios requisitos: la primera y la más importante "me tiene que gustar a mí, cada ilustración está hecha con mucho cariño", explica, y en segundo lugar: "La escena tiene que ser propicia a ilustrar", asegura. No ayuda que el actor esté en una posición neutra o que no esté haciendo nada reconocible, "el objetivo es que cuando alguien la compre, se acuerde de esa escena, que le lleve a la escena y se ría", asegura. "Tengo un Excel con muchas frases y escenas y voy tirando de ahí", completa. La artista tarda entre 2 y 3 horas en hacer una sola figura: "En general, veo todo el rato la serie", reconoce entre risas, pero "cuando tengo que ilustrar veo muchas veces la escena para coger bien las dimensiones, posturas, patrones, para que sea lo más reconocible posible".
No le preocupan ni la competencia ni el asunto de los posibles derechos: "Mi gestor me asegura que yo creo basándome en la realidad, por lo que no habría ningún tipo de problema". En cuanto a la competencia, "me parece genial. Al final, Aquí no hay quién viva no es mío y cuando veo que alguien hace algo parecido me encanta. Yo intento mejorar todo lo que puedo y ofrecer a mis clientes los productos de la mayor calidad posible", dice.
La serie, aunque tenga 20 años, sigue sin pasar de moda. Su repetición constante en televisión y su llegada a las plataformas ha permitido que una nueva generación de espectadores que en su momento no la vio en televisión, pueda disfrutar de esta ficción, que para Sara sigue siendo un éxito, 20 años después, por tener personajes realistas: "No sería raro encontrarnos a algún perfil de personaje en nuestra escalera, son personajes poco extremistas".
Además, "es una adelantada a su tiempo", opinión muy compartida por el público, que reconocen la valentía de los creadores de introducir personajes del colectivo LGTBI, darle un gran protagonismo a personajes de la tercera edad, Marisa —Mariví Bilbao—, Concha —Emma Penella— y Vicenta —Gemma Cuervo— o contar la precariedad de la juventud a través del personaje de Belén —Malena Alterio—, ahora, más presente que nunca en las redes sociales.
Sara reconoce que "aunque tengo en mente otros proyectos", mantendrá intacta la comunidad de Aquí no hay quién viva porque en esa cuenta "hay gente muy fan de Aquí no hay quien viva y no quiero mezclar contenidos". Habla de "mezclar contenidos", porque, como ya ha anunciado a sus seguidores, durante 2023 lanzará otra cuenta "para todo lo demás: películas, otras series como Paquita Salas…, tendrán sus propias ilustraciones pero en otro canal".
Lo que está claro es que, con sus productos, Sara se ha marcado un "soy Concha entro" con todos sus productos y se la ve de lo más cómoda presidiendo su propia comunidad, como el señor Cuesta.