Ya lo decía el mismísimo Warhol: “El arte es lo que dejas salir”. Da igual si se plasma sobre un lienzo, en papel, a través del cine o incluso impregnado en la piel. El arte es arte y lo es — eso sí, diferente — para todo el mundo. Para Joaquín lo son los tatuajes. Y por ende, la tinta es su gran pasión. Todo comenzó en El Palmar (Murcia), donde se remonta su infancia. Una infancia feliz que pasó rodeado de amigos y familiares y con algunas que otras inquietudes, como eran los grafitis.
Pero pronto desarrolló el instinto y el gusto por lo que, años después, se convertiría en su forma de vida. Ver en la televisión el famoso programa de tatuajes ‘Miami Ink’ y poder ser testigo de cómo se plasmaba el arte en la piel de los americanos le hizo enamorarse del potencial de la tinta. Por ello, con tan solo 14 años, no se lo pensó dos veces y, acompañado de su propio padre, se hizo el que sería su primer tatuaje: una geisha. “Y a los 17 años compré mi primera máquina de tatuar y hasta hoy”, cuenta a EL ESPAÑOL.
En la actualidad, con casi 1,5 millones de seguidores en Instagram, Joaquín Ganga puede presumir de ser uno de los tatuadores más influyentes del panorama internacional. Por su estudio, ubicado en Los Ángeles, han pasado las celebridades más famosas de Hollywood. Y es que, además de algunas estrellas del baloncesto como Lebron James o Kevin Durant, artistas como Drake, Chris Brown, Ozuna, Arcangel, Jason Derulo, Anuel, Lil Pump o Post Malone también han recurrido a lo que él mismo ha convertido ya en todo un imperio: su estudio.
Pero para llegar a lo más alto, como suele ocurrir, hay que empezar desde abajo. Joaquín nació en 1991 en El Palmar, una pedanía de Murcia de apenas 24.000 habitantes en la que pasó toda su infancia y adolescencia. Sus inicios, asegura él mismo en conversación con este periódico, fueron “intensos”. Pero había una cosa que le caracterizaba y diferenciaba del resto y es que, desde que tuvo claro su objetivo, no pensaba en otra cosa.
“Tuve que practicar mucho y ganar experiencia antes de abrir mi propio estudio. Fue un proceso de aprendizaje constante y dedicación”, asegura. Siempre fue consciente de que no sería una tarea fácil, pero tras lo que él mismo define como un “camino largo y lleno de sacrificios”, este murciano finalmente consiguió abrirse un hueco en la industria y situarse en la élite del mundo de los tatuajes.
“Mi salto a Los Ángeles se produjo después de años de construir una reputación sólida y una gran base de seguidores. Siempre tuve el sueño de tener mi propio estudio en Los Ángeles, por lo que mi camino quizás siempre estuvo dirigido a esa meta. Empecé a tener clientes de Estados Unidos, tatué a varias celebridades muy importantes de allí y poco a poco fui dándome a conocer en el círculo de Hollywood”, cuenta a EL ESPAÑOL.
Y fue así como Joaquín decidió cambiar las pinadas de El Palmar por el paseo de la fama y el lujo que envuelve a Hollywood. Hizo sus maletas, cogió un avión y, gracias a lo que ya había construido previamente, consiguió abrir lo que a día de hoy todo el mundo conoce como ‘Ganga Tattoo’, su estudio.
Un estudio dedicado a la élite de la tinta y el arte impregnado en la piel por donde han pasado ya las personalidades más reconocidas a nivel mundial. Y fue nada más y nada menos que con Drake con quien logró explotar su repercusión a nivel mundial.
Después vinieron muchos más. Desde los más ‘top’ de la NBA como Lebron James o Kevin Durant, hasta los artistas latinos y estadounidenses con más escuchas en Spotify, como es el caso de Nicky Jam, Ozuna, Manuel Turizo, Anuel, Lil Pump, Post Malone o incluso el propio Jason Derulo. Una lista infinita de artistas sobre los que Joaquín, asegura, es un placer tatuar.
“Tener la oportunidad de plasmar mi arte en la piel de todas las celebridades que he tatuado es una experiencia increíble. Es algo que agradezco cada día, también el hecho de conocerlos y de tener diferentes proyectos con algunos de ellos es emocionante. En general es un honor trabajar con ellos y poder contribuir a su legado artístico”, confiesa desde Los Ángeles.
— ¿Ha habido alguno que haya llamado especialmente tu atención por el trato recibido o por la relación que mantienes con ellos?
— Una de las personalidades más sorprendentes que he tatuado fue Post Malone, por su humildad y amabilidad. Aunque tatuar varias veces al gran LeBron James fue increíble. OBJ, Arcángel, Drake, Canelo... Todos han sido muy atentos y simpáticos en las sesiones. Guardo relaciones estrechas con algunos de ellos ya que vivimos en la misma ciudad y coincidimos en muchas situaciones y con algunos tengo proyectos en común.
Pero no solo se deja ver con ellos en el estudio, sino también en su día a día. La vida de Joaquín es ahora muy distinta a la que llevaba hace 15 años. De hecho, su perfil de Instagram es una prueba de ello. Aviones privados, carreras de Fórmula 1 de la mano de Red Bull, paseos en Lamborghini y primeras filas en partidos de Los Lakers. Algo inimaginable para aquel chaval de El Palmar.
Carlos Alcaraz y Mariano
Si desde hace unos meses esta pequeña pedanía de Murcia es conocida por algo es por ser la cuna del futuro del tenis español. Allí, además de Joaquín Ganga, nació también Carlos Alcaraz, quien el pasado mes de septiembre se proclamó campeón del US Open tras ganar la final a Ruud, convirtiéndose en el número uno mundial con solo 19 años.
Después de conseguir todo un hito en el deporte nacional, el tenista no dudó en plasmar en su piel una frase que su abuelo le repetía constantemente: "Cabeza, corazón y cojones". Y puestos a dejar el futuro de su antebrazo en las manos de alguien, el murciano apostó por el arte de Joaquín para dejar aquella frase impregnada en su piel de por vida. Pero lo hizo de una forma diferente. Lejos de tatuarse la frase entera, Alcaraz apostó por tres originales letras ‘C’. “Mantenemos una buena relación ya que es de mi pueblo natal. Es un joven talento que respeto y admiro”, asegura Joaquín, a quien el tenista prometió que su primer tatuaje sería con él.
Pero no ha sido el único español que se ha puesto en manos del tatuador murciano. Por el estudio de Joaquín han pasado otros, entre ellos algunos jugadores del Real Madrid. El último de ellos fue Mariano Díaz, quien viajó hasta Los Ángeles para probar la nueva moda implantada por Ganga de los “tatuajes sin dolor”. Una nueva técnica que consiste en anestesiar por completo el cuerpo del cliente para no sentir las agujas y poder hacer frente a largas horas de sesiones sin sufrir. En el caso de Mariano, la sesión duró 8 horas e hicieron falta varias personas. Todo ello para tatuar en su espalda un rostro mitad gorila y mitad león.
“Soy el primer tatuador del mundo en experimentar con tatuajes con anestesia, por lo que el reto fue mayor en un principio, siempre dando prioridad a la seguridad del proceso. Ha sido una experiencia muy positiva tanto para mí como para mis clientes. Poder tatuar durante horas sin interrupciones y sin dolor significa que puedo ser más creativo y producir resultados aún mejores. En estos momentos, ‘No Pain by Ganga’ supone un avance en la industria del tatuaje y lo incluye en el ámbito de la cirugía estética”, explica.
El arte, la experiencia y la reputación de Joaquín Ganga ya se pagan a precio de oro. Aunque prefiere no dar cifras exactas sobre cuánto cuesta un tatuaje en su estudio, él mismo asegura que algunas sesiones pueden llegar a tener un precio que supera los miles de dólares. “El precio aproximado de una sesión con famosos depende de la complejidad y tamaño del tatuaje, pero puede variar desde algunos miles hasta cientos de miles de dólares”, asegura.
Por ello, una sesión de un tatuaje complejo como el que se realizó la estrella de la NBA Lebron James alcanza los 100.000 euros. E incluso las cifras pueden ir a más. Fue el caso del rapero Lil Durk, que pagó 200.000 dólares por un tatuaje en el gemelo. Y aunque a muchos las cifras les pueden parecer desorbitadas, lo cierto es que los hay más caros.
En cuanto al tatuaje más raro que ha hecho, Joaquín lo tiene claro. Fue nada más y nada menos que a Chris Brown, quien pidió al murciano que le impregnara en su mejilla derecha unas zapatillas deportivas Jordan Air 3. Y aunque ya han sido muchos los que han pasado por su estudio, tampoco duda en confesar quién le gustaría que fuera su cliente en un futuro. Por ejemplo, el actor Leonardo DiCaprio.
El más grande
Aunque su experiencia con la tinta siempre había sido sobre piel humana, Ganga logró hace meses uno de los mayores logros de su carrera profesional. Junto con la ayuda de su equipo, el murciano consiguió crear el tatuaje más grande del mundo jamás enmarcado. Bajo el nombre de 'Metamorphosis', el artista — inspirándose en el mismísimo Dalí — quiso dejar huella a través de su reflexión sobre el deterioro de los tatuajes en la piel humana y la desaparición de estos con las muertes de los seres humanos.
“Fue un reto y un logro increíble. La idea surgió de un deseo de pasar los límites y hacer algo nunca antes visto. Fue un proceso largo y exigente, pero estoy muy orgulloso del resultado final”, confiesa.
Pero no ha sido la única hazaña que ha conseguido en todo este tiempo. 'Ganga Tatoo' ya es todo un imperio. No solo por la posición que ocupa en el mercado en cuanto a la elaboración de tatuajes, sino también por todo el mundo que ha creado a su alrededor. Los tatuajes sin dolor, su propia tinta y, ahora, una academia para jóvenes promesas, uno de los grandes proyectos de Joaquín.
"Ganga Tattoo Academy es un proyecto muy importante para mí. Se trata de una escuela de tatuaje donde comparto mi experiencia y conocimiento con la próxima generación de tatuadores. Fue una idea que surgió a medida que mi carrera avanzaba y quería asegurarme de que la tradición y la técnica del tatuaje continúen creciendo y evolucionando", añade.
Y es que si una cosa tiene clara Joaquín es la forma en la que quiere continuar con su trayectoria. Su principal reto es “seguir creciendo como tatuador y artista”. Pero no es el único. Expandir su nueva academia a nivel internacional y continuar explorando nuevas técnicas en el mundo del tatuaje son otras de sus metas.
Tal y como cuenta, su vida en Los Ángeles es “emocionante”. Lo mejor, asegura, es que siempre hay algo que hacer. Y aunque se ha acostumbrado a la cultura vibrante y el ritmo de la ciudad, no rehúsa a dejar de lado El Palmar, un lugar que siempre guardará un lugar especial en su corazón. “No descarto la posibilidad de volver algún día”, concluye.