Carmen Fernández Molina se autodefine como "activista feminista y antirracista romaní". Tanto es así que en la presentación de Sumar en la capital del Segura, no titubeó a la hora de dedicarle un monólogo reivindicativo, cara a cara, a toda una vicepresidenta del Gobierno, como Yolanda Díaz, en el que le enmendó la plana a las políticas de igualdad que está desarrollando el Ejecutivo de coalición porque no han contado con su colectivo. "Necesitamos mujeres gitanas de Estado", tal y como arengó Carmen, recibiendo una ovación en la Universidad de Murcia.
Tirando de jerga urbana, el 'explicote' que esta técnico de igualdad le dio a la vicepresidenta del Gobierno, sonó tan auténtico, rompedor y divertido, que los cientos de asistentes que llenaban el Paraninfo del Campus de La Merced aplaudieron varias veces a Carmen, mientras que Yolanda Díaz tomaba apuntes de las reflexiones que le hacía esta gitana orgullosa de sus raíces, incluso rompía a reír de manera nerviosa, ante la retranca del speech activista que recibió y que nada tiene que ver con el tono de la tribuna del Congreso de los Diputados.
Los asistentes se marcharon del acto preguntándose quién era ese torbellino llamado Carmen Fernández Molina, "una gitana" que en muchos barrios y centros educativos de la ciudad cartagenera, incluso en el propio Ayuntamiento, tiene más tirón social que un político porque ha roto muchos techos de cristal para las mujeres gitanas: desde cursar una carrera universitaria, a ejercer la docencia, desempeñar labores sindicales, abanderar el activismo feminista, incluso protagonizar el corto 'Carmen, sin miedo a la libertad' -premiado en el Festival Internacional de Cine de Cartagena-.
"Eso que le dije a Yolanda Díaz también se lo habría dicho a Alberto Núñez Feijóo, a Isabel Díaz Ayuso, a Pedro Sánchez, a Irene Montero, y a cualquier político que hubiese tenido delante", advierte Carmen en conversación con EL ESPAÑOL. "Ya hay mujeres preparadas, con una experiencia vital y académica, incluso en el mundo del activismo, para que la política se abra a ellas, en vez de que solo sea una foto con una mujer gitana para decir: 'apostamos por el pueblo gitano'".
"En mi opinión, no hay espacio para las mujeres gitanas en política porque no se crean medidas para que estemos e intervengamos en esos espacios de poder, en igualdad de condiciones", tal y como prosigue reflexionando esta profesora de Primaria, técnico de igualdad y responsable de la unidad de diversidad étnico-sexual del Ayuntamiento de Cartagena. "La gitanilla está bien para la foto y calladita, que sepa agradecer donde está, porque 'el genio de la lámpara' le ha concedido ese lugar, como si no hubiésemos luchado bastante ni fuésemos dignas de ocupar esos espacios".
El acto que Sumar celebró este sábado, en la Universidad de Murcia, dentro de su proyecto de escucha para conformar una estrategia de cara a las elecciones generales, se diseñó incluyendo la intervención de cinco representantes de colectivos sociales para dar voz a sus inquietudes. Y posiblemente, el equipo de trabajo de Díaz no calibró que el discurso de Carmen se volvería en contra de las políticas de igualdad que tanto han pregonado el Gobierno de PSOE y Podemos durante el mandato.
- Buenas tardes, a todas, todos y todes. Gracias por la invitación Yolanda, pero también hay que decir que ya es hora de que en estos espacios se oigan las voces gitanas, negras, árabes, e inmigrantes. Ya es hora. Yo quisiera empezar con una pregunta para vosotras, vosotros, vosotres y para ti Yolanda: ¿Importan las mujeres gitanas? A mí, cuando me importa una persona, me intereso por su historia, por lo que piensa y siente, por sus necesidades y por lo que aporta. Si importan las mujeres gitanas: ¿Qué sabes tú o tu equipo del feminismo gitano, de nuestra historia y de los seis siglos de antigitanismo? [...]
En todos los ámbitos es necesario que exista una perspectiva gitana. Pongo dos ejemplos. En educación, hablamos continuamente de una educación de calidad y pensamos en una educación para todos porque en España somos diversos, pero falta una medida simple, como que hubiese un profesorado diverso para gitanos y árabes, en esos centros donde las expectativas de promocionar educativamente son casi nulas. Pensamos todo el rato en educación de calidad, pero no respecto al pueblo romaní.
En otro ámbito, en la Justicia, el antigitanismo ha sido considerado un delito de odio, pero dónde lo podemos denunciar con la garantía de derechos para las víctimas. Dónde se puede denunciar cuando eres tratada de forma racista por la Policía, o el jefe de tu trabajo se ha enterado de que eres gitana y te echa, o no te alquilan la casa por ser gitana, o cuando te sientes acosada en un supermercado. ¿Vamos a la Comisaría y lo denunciamos? ¿Tendrá consecuencias? ¿La víctima será protegida? Todos sabemos que no. Es imposible denunciarlo. La salud mental del pueblo gitano está hecha polvo por vivir un racismo consentido y perpetuado en los siglos de los siglos.
La crudeza del discurso que Carmen (Cartagena, 1979) enarboló ante la vicepresidenta del Gobierno es fruto de la experiencia de una mujer criada en el Barrio Virgen de la Caridad, conocido como 'Las 600', y que está estigmatizado socialmente por sus tasas de delincuencia, pobreza y paro. Una realidad de la que ella escapó aferrándose a su familia y a los libros: "Era la pequeña de la familia, me he sentido muy bien por todo el amor que he recibido, por las buenas enseñanzas y la crianza gitana que me han dado mis padres. Esa es mi mayor herencia y mi mayor orgullo".
Antonio, pintor, y Antonia, vendedora ambulante, sacaron adelante a su extensa prole con mucho esfuerzo. "Mis padres han sido dos currantes, conciliando el trabajo con la crianza de sus cinco hijos para darnos igualdad de oportunidades para estudiar: ellos decían que un hombre y una mujer pueden conseguir lo que se propongan", subraya Carmen, con el objetivo de romper el estereotipo machista que pesa sobre las familias de etnia gitana. "Hay gitanos machistas y payos machistas".
Prueba de ello es que su hermano mayor cursó un ciclo de auxiliar de enfermería y su hermana, uno de administrativa, de modo que Carmen siguió su ejemplo con los libros y se convirtió en la primera de la familia que logró un título universitario: Magisterio de Primaria.
- ¿Por qué estudió Magisterio?
- Siempre dudé entre Derecho y Magisterio. Hice un año de Derecho y no me terminó de gustar, entonces probé Magisterio y sí que me llenó. Siempre me ha gustado la enseñanza porque la transformación social pasa porque los gitanos estemos en la educación y en todos los demás ámbitos. Estudié Magisterio de Primaria en la Universidad de Granada porque creo en una educación de calidad donde los docentes tengan el estatus y los recursos necesarios para ser un referente dentro del aula.
Ese título le permitió convertirse en la única docente de etnia gitana que durante dos años estuvo en plantilla del Colegio Gredos de Moratalaz. "Si tenemos un alumnado diverso, cómo no vamos a tener un profesorado diverso con maestras gitanas, africanas, árabes, trans… Habrá que crear medidas específicas para tener docentes de colectivos diferentes porque el alumnado es como una esponja: está abierto y no tiene prejuicios cuando son pequeños para crear una sociedad sin racismo", reflexiona Carmen. A sus 43 años, sabe lo que es ser una minoría en un colectivo laboral, y por este motivo, en su intervención en el proceso de escucha de Sumar, le planteó a la vicepresidenta, Yolanda Díaz, que se imaginara un Consejo de Ministros con una composición étnica diametralmente opuesta a la actual:
- Yolanda, imagínate que durante treinta años, continuamente te han representado mujeres negras, árabes y gitanas. Imaginaros que en todo el Gobierno, durante treinta años, solo hubiesen mujeres negras, árabes y latinas, y no estuvieseis vosotras, vuestros pensamientos, vuestras necesidades, que no estuvieran vuestras caras blancas, pero eso sí, como las gitanas somos progres, decimos: 'vamos a incluir a una paya en nuestro equipo de gitanas, de negras y de árabes, para que no se sientan mal'. Así que yo digo Yolanda: ¿Para cuándo esa cuota del 50%? ¿Cuándo nos vamos a beneficiar las otras de esa cuota laboral, política y económica?
Tú hablas continuamente de mujeres de Estado. Tú dices que a veces pensamos que un hombre con corbata y moderado, parece que nos representará mejor que una mujer. Pues yo digo, que mujeres de Estado, pero mujeres de Estado también gitanas. Porque si tú me puedes representar a mí, en todos mis derechos, en todas mis necesidades y en todas mis libertadas; yo, como mujer, como gitana, también te puedo representar a ti y al resto, igual que mis compañeras árabes, latinas, negras, indígenas...
Y cierro con esto. Fíjate si nuestra cosmovisión de vida podría transformar el sistema, que nuestro saludo universal lo más importante que desea es salud y libertad. Es lo que necesitamos, mujeres gitanas de Estado.
- ¿Considera que usted le dio un repaso a la vicepresidenta o lo que coloquialmente se conoce como un 'explicote'?
- No lo noté como un 'explicote'. Realmente, yo acudí a exponer una perspectiva que para mi comunidad es importante: es necesario que existan cuotas en las que estemos representadas a nivel político y en todos los sentidos. No era una historia de darle un explicote, sino de contar lo que anhelamos, deseamos y necesitamos para que estas representaciones políticas no sean solo de mujeres payas. Y lo dije sin ningún tipo de acritud. Necesitamos sentirnos representadas, no solo que se nos ponga en un sillón, sino que eso impacte en los proyectos educativos y políticos. No tengo nada en contra de Yolanda Díaz ni de su equipo: me trataron muy bien.
Pensé mucho en mi intervención porque era un momento importante: iba a acudir mucha gente a escucharme. También sentí presión al tener que hablar de un pueblo como el gitano que es tan amplio, tan diverso y con tantas necesidades. Ojalá hubiese habido alguna gitana más, exponiendo sus inquietudes, porque hay muchas otras que pueden estar ahí y no hay necesidad de estar sola en esos espacios. Eso es lo que yo estoy reclamando: no se trata de meter una chica gitana para cumplir con la cuota.
La contundente intervención de Carmen en el acto, le valió mantener a su término una breve conversación -fuera de los focos- con la vicepresidenta del Gobierno, en la que Yolanda Díaz animó a esta técnico de igualdad a participar en los 35 equipos de trabajo que tiene Sumar para diseñar su estrategia política.
- ¿Se ve fichando por Sumar o por algún otro partido en las próximas elecciones municipales, autonómicas o generales?
- Yo fui a ese acto no porque apoye a Sumar ni a ningún otro partido, sino para visibilizar las necesidades de la comunidad romaní. Hacen falta partidos que apuesten por la diversidad en su concepto más amplio. Si recibiera una oferta política, pensaría que no es real. La estudiaría mucho, la consultaría y la compartiría con mi comunidad, para evitar su instrumentalización porque queda muy bien decir: 'tengo una gitana en mi equipo'. Las mujeres y hombres gitanos en política, gustan agradecidos y que no cuestionen, y eso hace que no podamos participar de pleno derecho.
Tablas no le faltarían a esta cartagenera para solicitar el voto del electorado, con la misma pasión con la que defendía los derechos laborales de sus compañeros de trabajo en la Fundación Secretariado Gitano, donde ejerció durante cinco años de delegada sindical de Comisiones Obreras, antes de marcharse por no ver cumplidas sus expectativas sociales y laborales. "Ya está bien de que el tema que tiene que ver con los derechos y la igualdad de los gitanos, esté en manos de las ONG: imagínese que los derechos de las mujeres payas estuviesen en manos de una ONG", tal y como espeta Carmen al periodista -con ironía-.
"La Fundación Secretariado Gitano, o se transforma, o se quita el nombre, pero no puede llamarse gitano, cuando en su mayoría no son profesionales gitanos. Me marché de allí porque no tenía expectativas de prosperar laboralmente".
- ¿Se podría decir que usted lleva el activismo en la sangre?
- Eso siempre. No te queda otra. Es por obligación. Cuando siempre estás en entornos en los que hay una mayoría paya, te encuentras siempre en un ambiente hostil, con comentarios racistas conscientes y otros que son inconscientes por este sistema que ya se reconoce hasta en Europa: existe un antigitanismo institucional. Te tienes que poner continuamente una coraza.
El racismo lo vives de manera cotidiana. Está en cualquier momento: en la infancia, en la adolescencia, o cuando eres adulta. No importa el entorno en el que estés: ya sea el colegio o en la universidad. El racismo siempre está porque se siente simplemente con una mirada.
- Usted ha roto techos de cristal para la mujer dentro de la comunidad gitana: ¿Eso le ha acarreado ataques o presiones dentro del propio colectivo romaní?
- No. Precisamente, he recibido comentarios de apoyo y de orgullo. Por eso siento la presión de no defraudar a mi gente y de estar siempre a la altura de las situaciones.
De momento, no les ha fallado porque su labor activista le ha llevado a ejercer durante cuatro años, como vicepresidenta estatal de la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad, con la que organizó el primer congreso nacional para mujeres de la comunidad romaní o se manifestó ante la sede de la Real Academia Española (RAE), para que eliminase la acepción de 'trapacero' en la definición de 'gitano'.
- Está claro su activismo gitano, pero cree que su comunidad debe hacer algún tipo de autocrítica sobre su situación en España...
- La autocrítica es que a día de hoy, tenemos que seguir movilizándonos y manteniendo nuestra unión y nuestra pertenencia étnica. Estoy harta de salir a manifestaciones en la calle y ver que no hay un impacto. La autocrítica es que no debemos dejarnos instrumentalizar ni utilizar por una foto. La autocrítica es que yo reclamo que denunciemos aún más las situaciones de antigitanismo que estamos viviendo a diario.
Para lograr esa igualdad real para todos los colectivos, Carmen trabaja a diario para aportar su granito de arena desde el área de igualdad del Ayuntamiento de Cartagena, donde imparte talleres educativos en centros de Primaria y de Secundaria para abordar la diversidad étnica, cultural, sexual y religiosa.
"También desarrollamos campañas de sensibilización con perspectiva antirracista, contra la islamofobia o el antigitanismo", tal y como ejemplifica esta técnico municipal: la única de etnia gitana de todo su departamento.
- ¿Por qué habla siempre de antigitanismo?
- Ha habido una historia de antigitanismo en la que nos han quitado derechos continuamente y a día de hoy se continúa con los prejuicios y estereotipos. Hay que dejar de culpabilizar a la población romaní y entender que el sistema se debe reorganizar desde otras perspectivas. Hay que romper con eso de culpabilizar a la población gitana de todo lo que le pasa.