Un accidente de avión dejó parapléjico a José Luis de Augusto: ahora será el primero en ir al espacio
Sobrevivió a un accidente de avión y es tripulante de AstroAccess, que colabora con la NASA, SpaceX, Virgin Galactic y Blue Origin.
4 marzo, 2023 02:55"Yo de pequeño tenía un sueño". El hombre echa la vista atrás y cuenta que su recorrido profesional se ha distanciado algo, pero no demasiado, del que se trazó siendo niño y le hizo convertirse en un joven estudiante de Ingeniería Aeronáutica, hoy llamada Aeroespacial. Con apenas 25 años comenzó a trabajar en Airbus Defense&Aerospace y se especializó en Ensayos de Vuelo.
Lo dice pese a sobrevivir a un gravísimo accidente aéreo probando un avión.
Lo dice pese a quedar parapléjico con 32 años.
Lo dice después de todo lo anterior y posteriormente, haberse convertido en padre.
Hoy también lo dice porque es el único español que participa en el único programa aeroespacial estadounidense para enviar al espacio a personas con discapacidad.
Eso es lo que piensa José Luis de Augusto a sus 39 años: que ha nacido dos veces y que las piedras en su camino han sido sólo escollos que no le impiden vislumbrar que su meta sigue siendo, literalmente, estar cerca de las estrellas.
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Es uno de los dos europeos y el único español seleccionado por AstroAccess, una ONG norteamericana que investiga para lanzar al espacio a la primera persona discapacitada, respaldada por la NASA, Virgin Galactic, SpaceX y Blue Origin. Todas ellas, tanto la pública como las privadas, se preparan para una carrera en la que se busca la accesibilidad universal en vuelos espaciales. También, y sobre todo para las tres últimas, para un turismo espacial que se prevé inminente y que se quiere que sea inclusivo.
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José Luis siempre quiso ser piloto y por eso estudió lo que estudió. Además de ingeniero fue piloto comercial e instructor de vuelo. Al acabar la carrera, en 2008, quiso entrar en la Agencia Espacial Europea, pero entre los requisitos figuraba una serie de años de experiencia profesional que aún no tenía. En Airbus primero estuvo en Madrid y luego en Sevilla, su ciudad. La perfección. Entró en el programa del Airbus A-400. Cinco años después se casó. Y llegó el 9 de mayo de 2015.
"Era un avión A-400M, el número 23 de la serie. Se construía para el ejército turco", rememora a EL ESPAÑOL. Iba a ser la tercera nave con destino a Turquía y su entrega estaba prevista para junio. Por eso, 6 empleados de Airbus Defense&Aerospace, entre ingenieros, pilotos y mecánicos participaron en aquel vuelo de prueba. Fallaron tres de los cuatro motores. "Se quedó sin capacidad para volar y se aterrizó donde se pudo". Tras el impacto y la columna de humo, la tragedia. Solo hubo dos supervivientes. Uno de ellos fue José Luis. Ingresó muy grave en el Hospital Virgen del Rocío. Entre todas las lesiones, la más grave fue la medular a la altura lumbar. Paraplejia.
Los mismos sueños
"A partir de aquí, la odisea". Estancia en la UCI, seis meses de ingreso y dos años de rehabilitación hospitalaria cada día. "Un mundo", resume con simpleza. En el ámbito personal le derruyó cualquier prioridad previa. A nivel profesional, perder la movilidad de las piernas era sinónimo de no volver a volar jamás, porque nadie en España lo había hecho antes. "Pero tú al final sigues siendo la misma persona y tienes los mismos sueños". Mientras se reconstruía también se reordenó, hasta que todo fue encajando de nuevo.
Se fue de Airbus con una gran invalidez, pero el último día en la empresa sus compañeros le hicieron un regalo. Sabían que, aun quedando parapléjico en un accidente aéreo, a José Luis no se le habían quitado las ganas de volar. Tras una ardua investigación, descubrieron que la posibilidad de que recuperara las alas se llamaba Paolo. Era italiano, parapléjico... e instructor de vuelo."Me lo trajeron para que me orientara para recuperar la licencia. Pero una cosa era recuperar la licencia, y otra poder hacerlo en España".
¿Antecedentes? Los había: la asociación Alas Voladoras. Surgida en 2002, estaba especializada en vuelos sin motor. Para vuelos motorizados no había nada. "Y me tocó abrir camino. Tardé dos años".
En 2018 retomó la actividad de vuelo siendo el primer piloto e instructor parapléjico en España mediante la adaptación de una aeronave. Y fundó Newwings (Alas Nuevas), la primera escuela de pilotos para personas con discapacidad. Para ello contó con el Real Aeroclub de Sevilla. De sus cuatro aviones, dos están hoy adaptados y José Luis es su presidente.
Pero sus inquietudes eran de mayor altura. Se postuló en 2021 para el proceso de selección de 'Parastronautas', un programa de la Agencia Espacial Europea. Quedó entre los 10 finalistas. "La Agencia Espacial Europea, que es pública, sigue un criterio conservativo. No pueden permitirse fallos. Una lesión medular era algo más duro de lo que estaban buscando". Eligieron a un inglés compañero suyo, amputado de un pie.
"Veamos en EE.UU"
"Ahí me di cuenta de que... guau... Que si la inclusividad hay que trabajarla en la Tierra, en el espacio es algo bestial". Porque al final, como en la película Gattaca, "siempre se busca a la persona perfecta". Aunque ésta sea discapacitada.
Como no podía ser de otra manera, no se rindió. "Veamos en Estados Unidos", se dijo. Y descubrió AstroAccess, una ONG fundada por George Whitesides, jefe de Gabinete de la Nasa bajo la administración Obama y diez años presidente de la Junta Asesora Espacial de Virgin Galactic, la compañía de Richard Branson. Su objetivo próximo es poner en órbita al primer astronauta con discapacidad de la historia. "Él lo ha visto venir. Sabe que el futuro está en el turismo espacial y que hay gente que quiere pagar para viajar al espacio, pero que hay unos requisitos mínimos para hacerlo. Lo que hacen está a años luz de los ensayos que hay en Europa".
Se postuló y en 2022 resultó seleccionado. Tras varios meses de preparación, su tripulación se compone de 12 personas con distintas discapacidades. Audiovisuales, visuales, auditivas, movilidades reducidas, amputados... Nueve de ellos son estadounidenses, y los otros tres son un australiano, una alemana y José Luis.
El pasado diciembre estuvieron todos en Houston (Texas) para hacer la primera prueba del proyecto: un vuelo para comprobar la microgravedad. "Se realiza un vuelo parabólico en una nave, llena de gomaespuma, y se asciende hasta una altura de 18 kilómetros. A partir de ahí se realizan 20 ciclos en los que se descienden entre 6 y 8 kilómetros en 30 segundos. Así se consigue un entorno de gravedad cero".
En este entorno, lo que se estudia es qué limitaciones se pueden tener con una discapacidad visual, auditiva o motora. "Por ejemplo, una persona ciega debe saber en qué lugar de la nave se encuentra, o dónde está la escotilla, o cómo situarse", explica. Se hace a través de paneles táctiles en modo braille. En 2023 se desarrollarán en Houston otras fases de pruebas del programa en las que también participará.
"Parece algo muy simple, pero con gravedad cero no se sabe en qué dirección se va. Y lo que es más importante: lo que se está estudiando es válido para todos, porque si una cabina se llena de humo, no se ve. Lo que se está haciendo es trabajar para incorporar elementos aplicables a todo el mundo". En el turismo espacial se trabaja ya de antemano para ser accesible.
No sólo en las aeronaves, afirma a este periódico. "Blue Origin, la compañía de Amazon, estuvo esa semana con nosotros. Está diseñando el primer hotel que orbitará alrededor de la Luna. Y están interesados en las limitaciones, para incorporar las soluciones ahora, que están con los diseños previos. Porque no es lo mismo construir la rampa ya que construir una escalera y luego deshacerla. Ahora mismo lo que se haga no tiene coste, luego sí".
-¿Quieres ser el primer parastronauta de la historia?
-Claro. Antes del accidente, el siguiente escalón natural en mi profesión era ser astronauta. Pero yo no sé si seré yo. Probablemente sea un norteamericano, por geopolítica, economía o marketing.
"Esto no es solo enviar una persona con discapacidad al espacio", apostilla. "Una persona así es que también representa a la sociedad, independientemente de la discapacidad que tenga", incide. Consciente también de la importancia de lo que está haciendo por la integración no sólo en el espacio, sino también en la Tierra. "A un ingeniero en silla de ruedas... ahora aquí no se le puede decir que no a según qué: las excusas desaparecen".