Ya no hay vuelta atrás. Los menús del día por 3,50 euros empiezan a ser tendencia por diversos puntos del país. Y la culpa de todo la tiene Carlos Moreno, el hostelero que desde hace dos años inició una particular revolución en los precios de la comida que vende a sus clientes. Lo hizo paulatinamente y ahora comparte su modelo de negocio "a otros hosteleros con problemas para salir adelante y con ganas de trabajar", explica a EL ESPAÑOL momentos antes de que se inicie la frenética hora de la comida en El Bocata.
Hasta allí se ha vuelto a trasladar este diario para contemplar el éxito que sigue teniendo el restaurante entre los consumidores de Parla (Madrid). Un éxito que ya ha superado las fronteras municipales, pues ya se han sumado a la firma de El Bocata otros tres locales de restauración. Dos de ellos abiertos en la misma localidad –uno regentado por Francisco Porrero– y otro situado en el municipio de Getafe bajo la dirección de Carlos de la Torre. "Aunque tenemos peticiones de apertura en Torrejón, Aranjuez, Cuenca, Ponferrada…", dice.
Pero el cerebro tras este modelo de negocio sigue siendo el mismo. El que lo empezó todo. El que está detrás de todo lo relativo a la cadena El Bocata: Carlos Moreno. A él acuden muchos hosteleros pidiéndole consejo sobre cómo pueden rescatar su maltrecho negocio. "Lo único que les pido es compromiso, que pongan el cartel de El Bocata en su restaurante –aunque no cambien su nombre original– y les explico cómo comprar para rentabilizarlo todo. Y la gente si ve que un menú cuesta 3,50 euros ya entra sola en los sitios. Lo hago gratis, sin pedir franquicia ni nada", cuenta a este medio.
–Entonces, ¿usted qué gana difundiendo su modelo de negocio "sin franquicia ni nada"?
–Muy sencillo. Si otros ganan, yo también gano. No me hace falta cobrar ni un duro porque usen la fórmula de El Bocata. ¿Y cómo gano? Pues la clave está en comprar grandísimas cantidades de género que conservamos en almacenes con congeladores y eso permite abaratar costes. Así luego podemos vender un buen menú a un precio barato. Al ser cada vez más personas comprando al mismo proveedor –siempre de manera directa, coordinada y sin intermediarios–, lo que hacemos es hacer un grupo de compra grande, y así conseguimos precios aún mejores de carne, de pescado… de todo.
Por ello, si somos más hosteleros, podremos comprar mejor. Por eso yo también gano. Por ejemplo, el otro día conseguimos el kilo de boquerones a 2,50 euros y en el mercado está a 4 euros. Compramos unos 600 kilos, es decir, pagamos unos 1.500 euros y luego los repartimos y los guardamos en nuestros almacenes.
–¿Y tal cantidad de género no podría ponerse mala?
–No, porque repartimos todo el género y al final no queda tanto para cada uno. Ten en cuenta que esto no es sólo para El Bocata, sino para los supermercados La Trastienda, que ya son más de 20 por toda España. Además, se congela todo y está bien conservado.
Carlos Moreno, en este sentido, no sólo ha sido el artífice del menú del día a 3,50 euros, sino que, desde el pasado mes de junio, también está detrás de la cadena de supermercados low cost La Trastienda. Este hecho le llevó a ostentar el apodo de el rey de la sandía, pues la vendía barata en el momento en el que se había disparado en máximos históricos el precio del fresco. Y es que Carlos está atento a todo y cualquier negocio que inicia le reporta beneficios.
La rentabilidad de El Bocata
Sin ir más lejos, el hostelero ha revelado a EL ESPAÑOL las cifras de beneficio de su restaurante El Bocata, situado en el número 16 de la avenida Cerro del Rubal (Parla, Madrid). Carlos Moreno ha contado que cada mes es capaz de generar un beneficio "cercano al 50 %". En otras palabras, si factura unos 30.000 euros al mes, el hostelero persigue obtener 15.000 euros en beneficios limpios para las arcas de El Bocata.
"Ahora mismo gasto en el local 1.200 euros; 5.500 euros en sueldos al tener cinco empleados; 1.000 euros en el seguro y alarmas; 1.500 euros de Seguridad Social; 1.200 euros de luz; 280 euros de gas; 140 euros de agua y 3.000 euros en mercancías. Sumado todo esto, que es una media pues cada mes varía, me sale que gastamos en El Bocata 13.820 euros", expone Carlos Moreno mientras sujeta y enseña su calculadora.
"Y lo que gasto suele ser la mitad de lo que facturo", añade con agrado. En otras palabras, Carlos Moreno es capaz de maximizar los beneficios de El Bocata, lo que le permite vender el menú del día más barato de España a 3,50 euros –entre otros muchos menús y platos–. El citado menú consta de un primero a elegir entre cuatro posibilidades, un segundo a elegir entre otras cuatro opciones, un trozo de pan, una botella de agua de 50 centilitros y una pieza de fruta de la temporada.
Por ejemplo, el día que este diario visitó el restaurante había de primero macarrones carbonara, sopa castellana o garbanzos con callos y, de segundo, un pescado, entrecot con patatas o filete con patatas. La pieza de fruta, ese día, era una naranja. Este medio probó la sopa y el entrecot y puede afirmar que es un menú bastante decente para costar 3,50 euros. Eso sí, es importante saber que este precio barato está destinado al menú del día para llevar. En sala cuesta 7 euros, ya que, como defiende Carlos, "hay que pagar los costes".
La historia de Carlos
Sea como fuere, la historia de éxito de El Bocata tiene mucho que ver con la rocambolesca vida de Carlos Moreno. Una vida cargada de "caídas" y de "aprendizaje en la calle", revela el hostelero. Hijo de padres españoles emigrantes, nació en 1964 en la localidad de Poissy, un municipio francés situado a 26 kilómetros al oeste de París. Pero Carlos tiene de francés lo mismo que el nombre de este periódico… poco. "Nací allí, por casualidad, pero a los ocho años mis padres me trajeron a España, donde he pasado toda mi vida", dice.
Estando ya en Madrid con esos tiernos ocho años, ocurrió un suceso que obligaría Carlos y a sus hermanos –él es el menor de cinco– a madurar prematuramente: su padre fallecía en un fatídico accidente de tráfico. Fue la madre de Carlos quien tuvo que trabajar "de manera incansable" para sacar a sus hijos adelante.
"Pero cuando tenía 13 años, mi madre ya estaba agotada de trabajar en miles de cosas, por lo que un día le dije: 'Mamá, dame tu pensión para empezar a vender cosas en la calle y yo te la devuelvo'. Recuerdo cómo mi madre me dio sus 15.000 pesetas y, gracias a ellas, compré bisutería y empecé a venderla. Al poco, le devolví sus 15.000 pesetas y empecé a sacar beneficios vendiendo en la calle", recuerda Carlos como si hubiese sido ayer.
De ahí que el dueño de El Bocata comenzara a dedicarse a la venta ambulante. "Saqué a mi madre de trabajar para otros y empezamos a vender en los mercadillos de toda España. Vendimos por todos lados y cuando tenía 18 ó 19 años, mi madre y yo montamos nuestra primera tienda física. Se trataba de una tienda de Todo a 100, que se pusieron muy de moda en la época", añade el hostelero.
En ese mundo de negocios fue cuando el joven Carlos aprendió a comprar barato para vender barato y así poder sacar beneficios llegando a convertirse en "el tercer almacenista de Madrid de las tiendas de Todo a 100". Pero, según cuenta, el empresario confió "en quien no debía" y acabó arruinado. Primera caída de su vida. El hombre aún no llegaba a la treintena.
"Me reinventé en el mundo de la hostelería y abrí mi primer local en Fuenlabrada, El Mondongo. Lo hice yo con mis manos, ya que había aprendido el oficio de albañil durante los ocho meses que estuve trabajando en ello. No me iba mal y monté un pequeño almacén, como los que tengo ahora, pero no tenía potencia de compra y no podía adquirir grandes cantidades, por lo que no tenía beneficios. Nuevamente, me rodeé de quien no debía y acabé otra vez mal", dice. Segunda caída.
Hasta que Carlos Moreno se levantó nuevamente con 45 años montando el primer El Bocata en el barrio madrileño de San Fermín, antes de trasladarlo a Parla. Ahí fue donde se consolidó al vender el menú del día más barato de España por 7 euros. Y fue también donde se afianzó antes de darle la última vuelta de tuerca: venderlo para llevar por sólo 3,50 euros. Ahora, Carlos Moreno, camino de cumplir los 65, ha iniciado el camino de ayudar a otros hosteleros a vender este menú barato "sin cobrar ni un duro". "Si ellos ganan, yo gano", concluye.