El mundo de la apicultura cambió para siempre la vida de Javier Barreiro y de Delia Heredia. Todo comenzó cuando Pedro, primo de Javier, le dio a probar un poco de la miel que producían sus abejas. Él, que estaba entonces en la universidad, quedó encandilado y aquella cata de miel provocaría que Javier diera un giro de 180 grados en su vida. Ahora, tanto él como su pareja producen la miel de oro que ya ha conquistado París convirtiéndose en la mejor de España y una de las mejores del mundo.
Así lo han decidido los jueces de la competición internacional Paris Honey Awards tras colgarle la medalla Gold –de oro– a la miel de roble de El Ramayal. Ésta es producida en el municipio de Molinaseca (León) y el bote de kilo cuesta 9 euros. El éxito, por supuesto, vuelve a poner en el foco a esta pequeña localidad de la comarca de El Bierzo. Sus 851 habitantes ya pueden presumir de que las abejas de sus vecinos Javier y Delia fabrican una miel que se ha colocado en la vanguardia mundial.
Pero como ocurre en muchas historias de éxito, el azar jugó un papel fundamental –sobre todo al principio–. Corría 2015 y Javier Barreiro (Ponferrada, León, 1990) vivía absolutamente ajeno a la apicultura. De hecho, “en aquella época estaba estudiando la carrera de Técnico Forestal en el campus de Ponferrada de la Universidad de León”, explica el exitoso apicultor en conversación telefónica con EL ESPAÑOL.
Nada hacía presagiar que ocho años después, él y Delia Heredia (Ronda, Málaga, 1990) cuidarían con amor y profesionalidad 800 colmenas que, de media, pueden llegar a producir al año unos 15.000 kilos de miel. “Mi primo fue el culpable. Un día estaba en una colmena con él y me dio a probar la miel y me enganchó hasta el punto de que dejé la carrera por apostarlo todo por el mundo apícola. Así que empecé en 2015 con tres colmenas”, recuerda Javier.
De tres a 800 colmenas
Por entonces, Delia también estudiaba Fisioterapia en la Universidad de León, donde conoció a Javier. Con el tiempo y tras formalizar su relación, la joven malagueña comenzaría a empaparse también del mundo de las abejas. Seguramente, la pasión con la que Javier le enseñaba lo que estaba aprendiendo sobre la apicultura provocó que ella también lo dejará todo por las colmenas.
“No sé aún si ha sido una buena decisión, porque vivimos tiempos difíciles, pero sí que nos encanta y seguiremos apostando por ello”, se sincera el apicultor Javier. Lo que está claro es que la pareja siguió adelante con su decisión y ya en 2016 –un año después de que Javier conociera la miel– ya contaba con 70 colmenas. “En 2017, unas 200; en 2018, unas 300… y así hasta alcanzar la cifra actual en la que rondamos las 800 colmenas. En cada una, no es exacto, puede haber entre 50.000 y 60.000 abejas”, cuenta el apicultor.
De hecho, fue en 2018 cuando los apicultores profesionalizaron su actividad, pues previamente producían miel a pequeña escala y casi como hobby. Pero ese año Javier y Delia fundaron la empresa Apícola El Ramayal TC, que en la actualidad produce “hasta cuatro tipos de mieles”, según Javier: “Miel de roble, de castaño, de brezo y de bosque…”.
En ella trabajan oficialmente Javier y Delia, pero de vez en cuando Marisa, madre de Javier, les echa una mano. “Pero normalmente somos mi pareja y yo quienes cuidamos las colmenas y las abejas”, dice con auténtico convencimiento de que la simbiosis entre apicultores y abejas es necesaria, incluso, para la supervivencia de estos insectos.
“Creo que es bueno que el consumidor sepa que consumir miel de origen español también ayuda a preservar las abejas y el medioambiente. Porque gracias a ello los apicultores podemos cuidar de las abejas, que son las encargadas de la polinización y de que se conserven bien los paisajes. En la actualidad, las abejas no podrían sobrevivir solas a causa de multitud de enfermedades existentes, entre otras cosas. Por ello, si desaparecen los apicultores, podrían desaparecer las abejas y sus colmenas”, reivindica Javier al otro lado del teléfono.
La miel premiada
Cada día, en consecuencia, Javier y Delia se enfundan sus trajes de apicultor para no sufrir picaduras y acuden a revisar los panales y la salud de sus abejas. Esto repercute en la producción de las mieles de El Ramayal, que, de media, ya alcanza los 15.000 kilos anuales. “Aunque no son así todas las campañas. La presente, y a causa de las escasas lluvias de 2022, no está siendo demasiado buena”, reconoce.
Pese a todo, eso no ha impedido que la miel de roble de El Ramayal este mes de marzo haya alcanzado la gloria en París con su medalla de oro. Aun así, “no es la primera vez que esta miel tiene un premio. En 2019 y en 2020 ya fue declarada la mejor de España en un certamen nacional”, recuerda con agrado el apicultor.
–¿Por qué cree que su miel es tan exitosa? ¿Qué propiedades tiene?
–De las cuatro que producimos es la que más nos gusta, por eso es la que presentamos siempre en los concursos. Conseguir una miel de roble limpia es algo muy complejo. Entonces, cuando lo conseguimos, apartamos el lote. Y es que esta miel es peculiar: cuando caen las bellotas del roble, se produce una savia especial que es la que toman las abejas para fabricar su miel, a grandes rasgos. Y eso es un proceso difícil.
A pesar de la dificultad, lo cierto es que Javier Barreiro y Delia Heredia han vuelto a conseguir, una vez más, que la miel de roble de El Ramayal siga siendo condecorada por todo el mundo y siga en el mercado. “Si los consumidores quieren probarla, pueden comprarla u online o en varias tiendas especializadas de Madrid, Barcelona u otras ciudades. En Madrid, se vende en 40 tiendas, como, por ejemplo, la Ecotienda Camino Verde de El Escorial o en Barcelona, por ejemplo, en la carnicería La Campa de Sabadell”, informa el apicultor.
[Los mejores vinos y los más baratos del supermercado, según el gran experto Santi Rivas]