Que la inteligencia artificial ha llegado a nuestras vidas para quedarse ya es toda una realidad. De hecho, en los últimos meses, la sociedad ha podido ser testigo de cómo algunas actividades —propias hasta ahora únicamente del ser humano— han sido capaces de ser desarrolladas con la simple acción de una máquina. Pero para poder utilizarlas no es necesario únicamente el surgimiento de herramientas como es el caso de ChatGPT, sino también de perfiles profesionales que sean capaces de trabajar con ellas y alimentarlas para conseguir sacar su máximo rendimiento. Ellos tienen nombre. Se llaman ‘prompt engineers’ y pueden llegar a cobrar hasta 300.000 euros anuales.
Pau Martí Felip es uno de los primeros ‘prompt engineers’ españoles y puede presumir de ello con tan solo 23 años. No es ingeniero ni tampoco informático de profesión. De hecho, como gran apasionado de las imágenes y el vídeo que es, estudió Comunicación Audiovisual. Pero su interés por las nuevas tecnologías le hizo ir adentrándose con el paso del tiempo y de forma autodidacta en el mundillo de la inteligencia artificial hasta el punto de lograr dedicarse profesionalmente a ello.
En la actualidad trabaja en Raona, una consultora con sede en Barcelona a la que se incorporó hace apenas dos años. Y aunque ingresó en la entidad para cubrir inicialmente un puesto de editor de vídeo, fue poco tiempo después cuando su empresa vio la necesidad de sumar a la plantilla perfiles profesionales que fueran capaces de “hablar” con la inteligencia artificial y perfeccionarla hasta el punto de ofrecer al usuario las respuestas más adecuadas.
Fruto de los conocimientos adquiridos previamente de forma independiente, Pau se convirtió en el candidato perfecto para cubrir el puesto. Él fue quien empezó a desarrollar dichas tareas en su entidad y así lo ha hecho hasta el día de hoy. Y todo ello sin haber completado una formación universitaria relacionada con la tecnología y habiendo aprendido tan solo en base a cursos online que comenzó a realizar cuando tenía diez años.
“Yo básicamente aprendí a través de cursos online o plataformas como Youtube o TikTok y estos conocimientos me sirvieron para hacer después este trabajo. Yo los he ido aprendiendo poco a poco a través de mi experiencia autodidacta. Si yo no me hubiera formado de forma autodidacta, quizás yo no podría estar ahora haciendo este trabajo. Es un poco ese dualismo de la creatividad y la experiencia con la inteligencia artificial”, asegura Pau.
Aunque parezca complicada, la labor de estos ingenieros de instrucciones de inteligencia artificial —como es el caso de Pau— es sencilla. Su principal tarea consiste en encontrar los mejores “prompts” o “inputs” que se le da a los sistemas de inteligencia artificial para hacer que estos eliminen las respuestas malas y sean capaces de dar respuesta a las solicitudes de los usuarios de la forma más precisa posible.
“Imagínate que alguien pide una foto de un caballo en Marte. Hacer una foto realista de un caballo en Marte es casi imposible para el fotógrafo (ríe). Pues bien, esas nuevas opciones de generar imágenes para Marketing, de generar fotos para empresas, RRHH y Publicidad son renders ficticios que un diseñador cuando lo hace quizá podría pasarse dos semanas para un prototipo en 3D. Entrenando un modelo de inteligencia artificial podemos conseguir el mismo resultado en 30 minutos”, cuenta Pau a EL ESPAÑOL.
Y aunque ya ha sido definida por muchos como la profesión del futuro, lo cierto es que todavía existen pocos perfiles profesionales de este tipo, sobre todo en España. Si hacemos una búsqueda en la plataforma LinkedIn, apenas encontramos seis personas que se dediquen a ello de forma activa. Y si una cosa llama la atención de la búsqueda es que —como ocurrió con Pau— la gran mayoría son empleados que llevaban años trabajando para la misma empresa y que, ahora, han comenzado a desarrollar en ella esta nueva labor.
Lo mismo sucede en el caso de las ofertas de trabajo. Si buscamos cuántas empresas solicitan estos profesionales, tan solo aparecen dos. Y una de ellas es la empresa en la que trabaja el joven catalán. Sin embargo, aunque en España se dé esta situación, en países como Estados Unidos, donde la inteligencia artificial se encuentra mucho más avanzada, el número de ofertas publicadas en plataformas de búsqueda de empleo es mucho mayor. Y no solo mayor, también diferente. Mientras que en nuestro país no se detalla cuánto se cobra por realizar esta actividad profesional, en Estados Unidos ofrecen salarios de hasta 300.000 euros anuales.
“Esos sueldos todavía no han llegado. Pero cada vez vemos que se premia y se reconoce más la creatividad. Es una virtud que cada vez está más bien pagada, no es nada mecánica y estamos en una etapa de revalorización de las ideas. Las buenas ideas se pagan más y es la ley de la oferta y la demanda. Si las nuevas empresas quieren nuevos productos y nuevas ideas se irá revalorizando y se irá pagando más. A medida que avance, habrá pocos expertos en inteligencia artificial y pedirán lo que quieran”, asegura.
Formación autodidacta
Con un ordenador y mucha inquietud. Así comenzó Pau con tan solo diez años a adentrarse en el mundo de la inteligencia artificial. Primero realizó algunos cursos relacionados con edición de vídeo y, después, se pasó a las tecnologías que iban surgiendo. “A medida que iban saliendo iba comprando cursos, viendo vídeos de Youtube, cursos de Google... Eso ha sido mi segunda universidad”, asegura el joven.
En la actualidad, todavía no existe ningún tipo de formación universitaria especializada en inteligencia artificial. Tan solo cursillos online de corta duración como los que realizó Pau. Una situación que él mismo define como “un problema” que reside, sobre todo, en el sistema por el que se rigen las universidades españolas a la hora de desarrollar un nuevo plan de estudios.
"El problema que tienen las universidades es que la tecnología avanza tan rápidamente que la forma en la que está constituida la universidad, que hay que aprobar un plan de estudios y que tardan cuatro años en aprobar una asignatura, pues pasan cuatro años y ya han surgido 10 tecnologías más punteras. La universidad sirve para entender de forma general el conocimiento y saber cómo se hacen las cosas en gran medida, pero en cosas más específicas… ", añade.
— A pesar de ello, ¿en los últimos tiempos ha habido un incremento en la oferta de este tipo de cursos?
— Desde que la inteligencia artificial ha sido masiva, me refiero a la democratización de la inteligencia artificial, que todo el mundo la está pudiendo utilizar, han empezado a salir más cursos, más proyectos y más cosas novedosas que antes solo la podíamos utilizar unos pocos. Cuando todo el mundo pueda utilizar la inteligencia artificial es cuando veremos su revolución. El primer IPhone salió en el año 2007, pero antes del primer Iphone ya había otros smartphones, pero fue ese el que llegó para cambiar la forma en la que interpretamos el teléfono móvil. Yo creo que estamos en esa etapa justo antes del 2007 y que dentro de poco, con la inteligencia artificial masiva, vendrá alguien con una inteligencia artificial que hará cambiar todo el pensamiento que nosotros tenemos
El futuro
Él lo tiene claro. Ser ‘prompt engineer' puede ser el futuro. Y es que, tal y como asegura, se trata de una figura que será completamente necesaria para la sociedad actual, a pesar de que para la gran mayoría sean aún unos auténticos desconocidos. “Estamos en el momento en el que solo unos pocos tienen la capacidad, se irá democratizando y la gente la irá utilizando más, pero se necesitarán esos expertos que serán los que, con menos tiempo y recursos, podrán crear imágenes, videos o renders que al resto les costará mucho más. Se necesitarán estos expertos más allá de que todo el mundo lo utilice".
Y es que si una cosa tiene clara este joven catalán es que las tecnologías avanzan, pero la sociedad también. Se considera un apasionado de ellas y, asegura, su trayectoria profesional siempre seguirá en la misma línea. Eso sí, teniendo la capacidad de adaptarse a lo que, con total seguridad, dejará en unos años al novedoso ChatGPT como algo del pasado. “Con 50 años tendré que adaptarme a las nuevas tecnologías que surjan para no quedar desconectado. Creo que tenemos que adaptarnos y hacer el esfuerzo para ir avanzando, explorando y mejorando constantemente”, concluye.