Cuando Basilio Aventín y Teresa Mata comenzaron a vender embutidos en 1963 no sabían qué era una influencer. Entonces, no existía esa profesión ni tampoco internet tal y como hoy lo conocemos. El matrimonio se dedicaba a criar algunos cerdos en Graus (Huesca) y a comerciar productos cárnicos en una pequeña tienda que abrieron en el municipio. Lo que tampoco imaginaban es que 60 años después, Embutidos Aventín, la marca que fundaron, sería la preferida de Georgina, una de las influencers españolas más conocidas del momento y actual pareja de Cristiano Ronaldo.
Así lo reconoce Georgina Rodríguez (Buenos Aires, Argentina, 1994) en su serie documental Soy Georgina, en la cual la influencer visita la tienda donde acudía a comprar cuando tenía 18 años y en donde se sentía “feliz y con compañía”. “Entonces Georgina trabajaba en el Hotel Lleida de Graus y, al parecer, el año que estuvo aquí no tenía muchas amistades, por ello le gustaba venir a nuestra tienda”, cuenta a EL ESPAÑOL Judith Balaguer Aventín (Graus, Huesca, 1989), actual gerente de Embutidos Aventín y tercera generación de la familia tras los embutidos favoritos de la novia de Cristiano.
En la secuencia del documental, de hecho, Georgina mantiene una conversación con Alicia y Cristina, dos de los 30 trabajadores de Embutidos Aventín, y les agradece el minicurso de embutidos que le proporcionaron cuando era joven. Lo que la influencer sacó en claro de aquellas clases fue que su embutido favorito es la secallona curada sin moho, cuya pieza de 150 gramos se vende online por 3,35 euros. “Se trata de un embutido similar al fuet catalán, pero en nuestro caso le ponemos más picante”, explica Judith Balaguer.
Este embutido sigue alucinado a día de hoy a Georgina, pero no es el único que le adquiere vía online a Embutidos Aventín. También, la influencer compra longaniza de Graus, “el producto estrella de la tienda”, esgrime Balaguer, cuyos precios oscilan entre los 3 y los 5 euros. “Pero lo que más agradecemos de ella es su amabilidad. Cuando rodó con nosotros fue una persona encantadora en todos los sentidos y nos sentimos afortunados de que ella y su hermana Ivana sigan haciéndonos pedidos de vez en cuando. Cuando eso ocurre, nos alegramos muchísimo en la fábrica y en la tienda”, detalla la gerente.
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Y es que Georgina Rodríguez se sigue declarando una fan absoluta de los embutidos ibéricos. Como si no pudiera vivir sin ellos. “Un buen ibérico para mí significa alegría”, declara la influencer durante Soy Georgina 2 en una escena en la que habla sobre ellos con su amiga Julia Martínez. Ambas se encuentran en un jet privado que se dirige hacia Ibiza y tienen la mesa llena de embutidos. Quizá, algunos de los presentes en el avión sean también los que produce la familia Aventín en Huesca.
La historia de la familia
Pero lo cierto es que Georgina, desde joven, supo poner el ojo en una marca de embutidos familiar. Que trabaja el producto de manera artesanal y con cariño. Todo este negocio lo iniciaron los abuelos de la familia. “Mi abuelo Basilio y su hermano criaban cerdos y, por ello, mi abuela Teresa y él abrieron una tienda en Graus para vender sus productos cárnicos”, cuenta a este periódico la nieta de los fundadores y hoy gerente de la empresa.
Tiempo después, durante los años 80, la madre de Judith, María Dolores Aventín, junto a su marido, recogería el testigo de la empresa fundada por sus padres y haría crecer el proyecto de Embutidos Aventín. “Tanto mi madre como mi padre, Ramón Balaguer, hicieron crecer la empresa incluyendo la fabricación de los productos, la distribución en nuevos puntos de venta y la introducción de nuestros embutidos en algunas grandes superficies”, expresa Judith Balaguer.
También, la creación de la longaniza de Graus por parte de Ramón Balaguer “y otras dos personas” provocó que los embutidos del municipio oscense adquirieran mayor renombre. “Este tipo de embutido, por ejemplo, está sujeto a varias normas: su materia prima debe de ser de kilómetro 0, es decir, los cerdos deben criarse en Graus o los Pirineos y la fabricación también ha de ser en estas zonas”, explica la gerente que hoy dirige la empresa junto a sus hermanas mayores, Marta y Raquel, y junto a su madre, “aunque ella está a punto de jubilarse”.
En todo caso, Judith fue la que atendió a Georgina el día de la grabación con Netflix. “Un año antes, Netflix había llamado a mi hermana Marta para solicitarnos grabar en la tienda para el documental. Nos sorprendió que Georgina se acordara de nosotros e incluso preguntamos si nos iba a costar dinero, porque era un gasto que no podíamos afrontar”, dice la menor de las hermanas antes de dejar clara la “naturalidad” de Georgina el día que visitó la tienda y le conoció en persona. “Es igual de amable tanto delante como detrás de las cámaras. No hay guion”, resume.
“Una publicidad impagable”
Lo que está claro es que para Embutidos Aventín salir en la serie documental Soy Georgina les ha insuflado oxígeno para seguir creciendo. “Evidentemente, le agradecemos mucho a Georgina el cariño que nos ha mostrado acordándose de nosotros porque esto ha supuesto una publicidad impagable. Gracias a ella y a Netflix nuestra marca ha salido en todo el mundo. Es un honor tenerla aún como clienta”, celebra Judith haciendo hincapié en el agradecimiento a la influencer.
–¿Salir en Soy Georgina les ha supuesto algún tipo de aumento en las ventas?
–Sí. Sobre todo la repercusión se ha notado en las ventas online, por lo que hemos abierto dos nuevas líneas comerciales. Y, por ejemplo, ha sido significativo el aumento de las ventas de la secallona –el embutido favorito de Georgina–.
La publicidad que ha hecho Georgina de los ibéricos, no obstante, no sólo se ha limitado a las apariciones de la marca en su serie documental, sino que, de tanto en tanto, la influencer los nombra en alguna que otra historia en sus redes sociales. Sin duda, el cariño que ha desarrollado la pareja de Cristiano Ronaldo con Embutidos Aventín ha hecho que en el pasado estuviera “durante horas” en la tienda y, en el presente, que ayude a la empresa oscense a publicitar su marca más allá de nuestras fronteras.