Como todos sabemos, cuando hablamos de seguridad vial toda precaución es poca. Por ello, la Dirección General de Tráfico ha incorporado en diferentes tramos un nuevo sistema de control de carreteras que puede sancionar con hasta 600 euros y la retirada de 6 puntos. Pero esos dispositivos no se tratan de radares al uso, sino que son aparatos más pequeños y discretos que se colocan en sitios estratégicos para que pasen desapercibidos, como ha sucedido en León. 

Los radares velolaser, también denominados "radares invisibles", se tratan de dispositivos móviles que se colocan en puntos clave y pueden cambiar de ubicación sin previo aviso. La mayor ventaja de estos es que pueden captar velocidades de hasta 250 kilómetros por hora, independientemente del carril por el que se desplace el vehículo. Además, son unos aparatos ligeros, discretos y que pueden controlarse a distancia.

Asimismo, cuentan con una batería que les da una autonomía de unas cinco horas y pueden controlarse vía wifi. Pueden cambiar de ubicación constantemente, ir en un coche de la Guardia Civil o esconderse detrás de determinadas señales o elementos de la red viaria que jamás podríamos imaginar. De esta forma, no necesitan estar pendientes del dispositivo ya que recibirán igualmente todas las notificaciones e infracciones que vayan registrando.

Respecto a su funcionamiento, son capaces de detectar a un vehículo que comete una infracción con una eficacia de hasta tres veces por segundo, incluso a distancias de hasta 1,5 kilómetros y con un margen de error de apenas 2 kilómetros por hora.

Las quejas por parte de los conductores no han tardado en aparecer ya que estos aseguran que se trata de un elemento poco de disuasorio porque dicen que no se advierte de su presencia, como se hace con el resto de radares. En las redes sociales se pueden apreciar comentarios como: "Esconderlo para recaudar ¡MAL!".

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