A través del diseño de efectos especiales, el cine construye mundos imaginarios. Espacios o elementos que se dibujan por ordenador para hacernos ver realidades que no existen. Detrás de cada plano, un equipo de diseñadores se encarga de construir meticulosamente lo inverosímil: desde hacer que nieve en verano, hasta conseguir que no se note la respiración de un actor cuando su personaje yace muerto.
A esto se dedica Alba Sánchez-Serrano, una joven española que, a sus 27 años, ha diseñado los efectos de superproducciones como Star Wars, la última entrega de Ant-Man and the Wasp: Quantumania, estrenada el pasado 17 de febrero; Chernobyl, por la que ganó un Emmy a mejores efectos visuales; Big little lies, Cristal oscuro, Shadow and bone o The last Kingdom, entre otras.
“Desde pequeña siempre me ha apasionado el dibujo. Era la típica niña a la que le encantaba dibujar”, cuenta Alba en una entrevista con EL ESPAÑOL, por lo que, cuando le llegó el momento de elegir carrera, tenía claro que quería estudiar algo artístico, pero más relacionado con la tecnología. “Me interesaba mucho el arte digital. Antes había hecho por libre muchas cosas con Photoshop”, comenta esta joven.
Así que, en 2013 decidió dejar su Málaga natal para marcharse a Madrid a estudiar el Grado en Animación en el Centro Universitario U-tad. Recién graduada comenzó a realizar sus primeros pinitos en el mundo de la animación. "No me resultó difícil encontrar empleo. Al mes siguiente de acabar la carrera ya estaba trabajando en animación", cuenta.
Sin embargo, su interés por los efectos especiales en películas con imagen real —que es lo que realmente le apasionaba —, le llevaron a volar a Londres en 2017, donde comenzó como aprendiz en una empresa de efectos visuales. "Me tuve que buscar la vida para realizar lo que realmente me gustaba", dice.
"La carrera de animación me dio la base de conocimientos pero fue la experiencia en ese primer trabajo como diseñadora de efectos especiales lo que me hizo aprender", explica Alba, quien, en 2020, se incorporó al equipo de ILM (Industrial Light & Magic), un famoso estudio fundado por George Lucas —el reputado director de las sagas de Star Wars—.
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Su trabajo en la actualidad
En la actualidad, su trabajo en el estudio londinense consiste “en integrar la parte grabada en rodaje con la diseñada con efectos visuales", una labor que, como la de los árbitros de fútbol, cuanto más desapercibida pase, mejor. "Hay muchas escenas que jamás te imaginarías que tienen efectos especiales”, apunta.
Y es que, según cuenta esta diseñadora, “hoy en día se retoca casi todo, desde las arrugas de aquellas estrellas de cine que no soportan hacerse mayores —aunque prefiere no dar nombres—, hasta alguien del equipo técnico que se cuela en una escena por detrás y hay que borrarlo. Por eso ya no se tiene tanto cuidado como antes de que nada extraño se cuele ante la cámara, todo se puede eliminar”, explica.
Una labor que la llevó en 2019 a ganar un prestigioso premio Emmy por la serie Chernobyl, una producción nada sencilla de realizar que reflejaba de forma fidedigna el accidente nuclear ocurrido el 26 de abril de 1986. “Nos esforzamos mucho en la veracidad histórica de la serie, trabajamos para que todos los detalles encajaran a la perfección con las fotografías que teníamos de la época”, explica.
Sin embargo, a pesar del gran trabajo realizado, Alba nunca imaginó que la serie iba a tener tanto éxito. “Resultó un bombazo, fue muy emocionante ver la repercusión que tuvo”, dice. Tanto es así que llegó a ocupar el primer lugar en el ranking de mejores series de Imdb. “Fue increíble ganar ese Emmy. Nuestro supervisor trajo el premio al estudio para que todos pudiéramos tocarlo”, cuenta emocionada.
Otro de sus grandes logros, más a nivel personal, fue el de diseñar los efectos de la serie Star Wars: Andor, el que considera su proyecto favorito. "Siempre he sido muy fan de la saga. Los escenarios sobre los que trabajamos eran impresionantes, eso siempre se agradece porque lo valora la gente que lo ve. Estoy muy contenta. Es una historia muy bonita y para mí fue un privilegio participar en ella", expresa.
Sin embargo, Alba apenas recibe información sobre la historia de la película o serie sobre la que trabaja. "No tenemos el guion, por lo que diseñamos sobre planos ya rodados, sin conocer la trama al completo. Nos cuentan lo mínimo. Sabemos lo que pasa en la secuencia, por temas de continuidad, pero poco más", comenta. Además, en cuanto a la libertad creativa, explica que depende de cada producción. "A veces te dejan más libertad y otras menos, pero normalmente trabajamos con un diseño ya cerrado".
Empleabilidad del 95 %
El experto en efectos visuales, según un reciente estudio elaborado por la consultora PWC, es uno de los perfiles más demandados por la industria digital, cuya empleabilidad está en torno al 95 %. Además, este sector tiene una tasa de crecimiento anual del 10,4 %, y un valor de mercado de 9.950 millones de dólares en 2023.
Esto significa que, en los próximos años, aumentará la demanda de profesionales especializados. Por ello, U-tad, la universidad en la que estudió esta joven, ha puesto en marcha para el próximo curso el primer y único grado en España en efectos visuales. "Ahora, con las nuevas plataformas online, el empleo en este sector se ha incrementado enormemente", apunta Alba.
En cuanto a las condiciones económicas, la experta cuenta que "se puede llegar a cobrar mucho dinero", aunque hay muchos niveles que dependen de la experiencia. "Yo empecé ganando 21.000 euros al año y cuando coges más experiencia puedes ganar en torno a 40.000 al año", revela, "aunque también depende mucho del estudio para el que trabajes".
Hasta el momento, Alba ha cumplido todas las expectativas. Su nombre aparece en los títulos de créditos de las películas y series que dan la vuelta al mundo. "Todavía no me creo que mi trabajo lo vea tanta gente", expresa con humildad. ¿La clave?: "Trabajar mucho, tener pasión en lo que haces y ser buen compañero, ya que es un trabajo en equipo y tiene que haber mucha compenetración”, concluye.