Si una cosa tenía clara Francisco Prol (O Grove, 1998) cuando era pequeño era su deseo de estudiar algo relacionado con los números. Por aquel entonces, desconocía por completo si sería la carrera de Matemáticas, la de Física o alguna rama relacionada con el ámbito de la Economía. Pero lo que sí sabía con certeza este joven gallego era que las cuentas le acompañarían hasta el fin de sus días y durante el resto de su vida. "En el colegio eres un niño y no destacas tanto, pero desde siempre fui estudioso. Mis padres me educaron en el hábito de estudiar y esforzarme y siempre saqué buenas notas", cuenta a EL ESPAÑOL.
Sus buenos resultados comenzaron en Primaria, continuaron en Secundaria y siguieron junto a él durante su paso por Bachillerato. Una etapa que, a pesar de que la mayoría de los estudiantes suelen recordar como una de las peores, Francisco disfrutó con la tranquilidad de no necesitar una nota demasiado alta para acceder al grado que deseaba. Y quizás no fue otra cosa que, precisamente, esa calma la que le llevó a hacer historia sacando la segunda mejor nota de la EBAU en Galicia en su año.
Ya con su marca casi insuperable en Selectividad, Francisco puso fin a una etapa de su vida para comenzar otra: su andadura en el Doble Grado en ADE y Derecho en la Universidad de La Coruña. Una titulación que, a pesar de que le ha requerido mucho tiempo y esfuerzo, recuerda con ilusión y añoranza. Y no solo por los buenos momentos vividos junto a sus compañeros, sino también por los resultados que le llevaron a ser el mejor de su promoción tras conseguir un 9,8 de media final. "Que recuerde, nunca he tenido ningún suspenso", añade entre risas.
Se define como una persona normal, de esas que tienen los mismos hobbies que podría tener cualquiera. Toca la guitarra —aunque no de forma profesional— y le gusta pasear por la montaña e ir a la playa. Nada que no haga cualquier otro chaval a los 25 años. Pero, a pesar de haber vivido largas jornadas de estudio para conseguir unos resultados casi inmejorables, Francisco no se ha privado nunca de disfrutar de lo que más le gustaba.
"Yo fui una persona que estudiaba mucho, pero cuando había que hacerlo. Si había exámenes en junio, en mayo había que estudiar y quizás en ese mes no podía salir tanto como me gustaba. Pero durante los meses del curso que no tienes tanto trabajo tienes que desconectar, salir y hacer cosas. Si te gusta ir al gimnasio tienes que ir o si te gusta salir con tus amigos o ir al cine. Eso es importante y nunca hay que dejarlo de lado. Es buscar ese equilibrio entre buscar el tiempo que necesitas para estudiar y tiempo para ti, para desconectar y coger aire y seguir", cuenta en conversación con este periódico.
Como todo estudiante, tuvo que hacer frente a una de las decisiones más importantes de su vida: qué carrera escoger. Finalmente, se decantó por Administración y Dirección de empresas, ya que siempre le apasionaron los números y la contabilidad. Una carrera que no precisaba de una nota de acceso demasiado alta y que le permitió vivir la Selectividad de una forma mucho más relajada que el resto de sus compañeros.
"Es cierto que estás preparando un examen que va a condicionar qué carrera puedes hacer y eso condiciona mucho en nuestra vida. La gente suele tener mucha presión. Pero yo es verdad que lo llevé bastante bien. Partiendo de esa idea de que quizás no necesitaba esa nota tan alta, quizás me lo tomé con otra filosofía y más tranquilidad. Estudié mucho, pero no noté esa presión", asegura a EL ESPAÑOL.
A día de hoy, todavía no olvida el día que recibió la noticia. Era viernes y estaba entrenando con su amigo en el gimnasio. "Han salido las notas". Y automáticamente ambos procedieron a mirar lo que, segundos después, no creerían. Francisco había obtenido un 13,91 sobre 14, la nota que se convertiría en la segunda más alta de todo Galicia. "Sabía que iba a sacar buena nota para la carrera que me planteaba, pero no me esperaba llegar ni de lejos a la nota que llegué. Nos quedamos muy sorprendidos porque, aunque solía sacar buenas notas, era muy alta. Pero fue una alegría", confiesa.
— Ahora que se acerca la EBAU, ¿tiene alguna receta para arrasar en los exámenes que le pueda servir a los nuevos aspirantes?
— Yo a todo el mundo que me pregunta siempre le digo que no hay un secreto, ni una fórmula milagrosa. Al final cuando queremos algo tenemos que trabajar para conseguirlo y luchar por ello. Para conseguir hacer eso es importante tener una motivación. Hay que ver cuál es el objetivo y no estudiar por estudiar. Hay que pensar que quieres entrar en una carrera o que el día de mañana te quieres dedicar a una profesión porque es lo que te apetece y tener eso siempre en mente. Mi consejo siempre es pensar a dónde quieres llegar y actuar en consecuencia dedicándole el nivel de esfuerzo que sea necesario. Las cosas no se regalan. Es cierto que todos tenemos días de suerte y días con menos suerte y eso influye. Pero hay que trabajar y esforzarse.
Él mismo lo confiesa. Aunque en un primer momento siempre tuvo claro su deseo de estudiar ADE, finalmente, se decantó por una titulación doble junto a Derecho por la presión de haber sacado buenas notas y pensar en esforzarse más. "Al principio un poco con miedo por si el Derecho me gustaría más o menos, no lo tenía tan claro como ADE. Pero con el tiempo acabé cogiéndole cariño. No me arrepiento de ello", asegura.
Su éxito en la carrera
Tras conseguir una media de casi un 10 en Bachillerato y rozar la perfección en Selectividad, Francisco dio el salto a la universidad. Y lejos de frenar su tendencia en cuanto a sus calificaciones, la reforzó. Durante su paso por el Doble Grado en ADE y Derecho en la Universidad de La Coruña, este joven gallego también obtuvo casi un 10 de media en la carrera rozando de nuevo la perfección en casi todos los exámenes. No tiene claro cuántos dieces llegó a sacar. Quizás 20 o 30. Pero lo que sí que sabe con certeza es una cosa. Y es que nunca ha suspendido ningún examen.
Un hecho que le llevó no solo a convertirse en uno de los mejores de su promoción, sino a llegar incluso a ser reconocido por ello a través de la entrega del premio extraordinario de grado en el curso 2021-2022 en ambas titulaciones. "Más allá de la dotación económica, sienta bien recibir un reconocimiento así después de haber estudiado tanto. Ir a un acto en el que ves a otra gente que se ha esforzado mucho y que te dediquen ese momento, se agradece. Es una satisfacción porque están reconociendo el esfuerzo y la dedicación", confiesa.
— ¿Cambiaría algo de la forma en la que está pensada la universidad?
— Siempre se pueden mejorar cosas, no hay que engañarse. No sirve de nada decir que algo es perfecto cuando siempre hay algo que pueda mejorar. Es cierto que memorizamos muchas cosas porque es un sistema de estudio en el que tienes que aprender datos concretos. Pero más allá de eso, algo que te tiene que enseñar la universidad es esa estructura mental de saberte enfrentar a la realidad. Yo creo que en ese sentido todo lo que estudiamos nos ayuda y en algún momento le vamos a encontrar aplicación. Todo te ayuda a tener una visión global. Ahora tenemos un punto más de interacción, que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, pero yo creo que te ayuda a tener capacidad para resolver problemas y no centrarte solo en memorizar algo y vomitarlo el día del examen. Ese no es el objetivo.
Su futuro
Una vez finalizada su formación universitaria, a Francisco no le fue fácil adentrarse en el mercado laboral. Y no precisamente por falta de trabajo, sino por miedo a equivocarse a la hora de elegir. "No quieres equivocarte. Que si te equivocas tampoco pasa nada, pero siempre tienes esa presión de pensar que quieres elegir el camino que te hace feliz", cuenta. Por ello, tomó como referencia las asignaturas que más le gustaban para decidir a qué sector se quería enfocar.
"Viendo que la contabilidad me gustaba, me planteé el mundo de la auditoría porque está relacionado con la contabilidad y tiene proyección profesional. Una vez que piensas en auditoría piensas en ir a una Big Four porque es el referente en este mundillo. Ya una vez que hice esa secuencia me puse a leer sobre las distintas empresas e investigando, todas son muy buenas, pero tenía que decantarme por una", explica.
Y fue así como inició su andadura en Deloitte, la empresa para la que trabaja en la actualidad desde hace ocho meses. Una entidad que, tal y como asegura, le permite crecer como profesional y seguir aprendiendo cada día rodeado de los mejores. Sobre su futuro, no puede afirmar que se dedicará toda la vida a lo mismo. Tal y como explica, "es muy incierto y uno no sabe lo que le va a pasar". Pero lo que sí tiene claro es que, por el momento, quiere continuar desarrollando el puesto que ocupa en la actualidad. "Estoy muy contento con lo que hago, me gusta, me aporta valor y mi objetivo es seguir haciendo carrera aquí", concluye.