Los propietarios del Manchester City siempre apostaron por gastar lo que tuvieran que gastar para convertir a su equipo en el amo de Europa. Desde que en 2008 compró el equipo el jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan, miembro de la familia real emiratí y vicepresidente de Abu Dhabi, el club ha desembolsado más de 2.000 millones de euros en fichajes. El City pasó de ser un equipo modesto de Inglaterra a tener a su alcance a todos los jugadores del planeta. Pero en esa estrategia había un hombre por encima de todas las estrellas: su entrenador, Pep Guardiola. El técnico catalán, que renovó su contrato con el equipo hasta 2025, percibe un salario de unos 22 millones de euros anuales. Un patrimonio personal que incrementa gracias a sus negocios.
Según una reciente lista elaborada por el diario francés L’Equipe, sólo el entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, tiene un sueldo superior al de Guardiola, con unos 35 millones de euros. Sin embargo, se estima que el ex del Barcelona podría llegar a ingresar unos 27 millones, contando con diferentes contratos de patrocinio. El más importante de ellos, con la marca Puma, que también viste al Manchester City y al resto de clubes pertenecientes a City Football Group, un 'holding' empresarial que controla equipos en todo el mundo, entre los que se incluye en España el Girona.
No es casualidad que el presidente del Consejo de Administración y uno de los principales accionistas del club catalán sea Pere Guardiola, hermano de Pep y representante de futbolistas. En 2019 Puma firmó un acuerdo con City Football Group por valor de 700 millones, a repartir en las siguientes 10 temporadas.
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No ha trascendido cuánto percibe el entrenador, que también está vinculado a la marca Gore-Tex o a la marca de ropa Dsquared2 y fue embajador del Mundial de Qatar de 2022. Lo que sí se conoce es que esos patrocinios los gestiona a través de una agencia de publicidad llamada Schedule SL, con sede en Sabadell, de la que el único representante en el Registro Mercantil es Josep Guardiola Sala. Entre sus actividades figuran “comprar, vender o ceder derechos de imagen y exclusivas publicitarias", así como la promoción de espectáculos deportivos o gestiones relacionadas con el mercado inmobiliario. Según distintas informaciones, la sociedad tendría un capital de unos 4 millones de euros.
Hasta ahí el emporio Guardiola. Al menos, lo que se conoce de él. El resto son caprichos. En 2018 abrió un restaurante en Manchester junto a sus inseparables Ferran Soriano y Txiki Begiristain, que estuvieron con él en Barcelona y ahora forman parte del club inglés. El primero como director ejecutivo y el segundo como director de fútbol. Los tres montaron en una céntrica calle de Manchester el ‘Tast, cuina catalana’. El restaurante cuenta con el chef catalán Paco Pérez, que ha ganado cinco estrellas Michelin, pero tiene una carta apta para todos los bolsillos. Desde las 7 y 8 libras que cuestan los Padrón peppers o las Bravas potatoes, a las 120 libras de un kilo de ternera gallega, su plato más caro del menú.
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En el corazón de Manchester
Desde que llegó a Manchester en 2016 Guardiola siempre prefirió el centro de la ciudad antes que los exclusivos complejos en urbanizaciones del extrarradio que suelen ofrecer clubes de este tipo a los miembros de su plantilla. El técnico catalán se instaló junto a su mujer Cristina Serra y sus tres hijas (Marius, María y Valentina) en un lujoso apartamento del centro. Su esposa, que también tiene sus propios negocios, compagina la residencia familiar en Inglaterra con varias tiendas en Cataluña.
Cristina, junto con su hermana Judith, regenta Serra Claret, una boutique de lujo, fundada en 1933 en Manresa por su abuelo Josep Serra Claret. Cristina procede de una de esas familias acomodadas de la burguesía catalana y ahora cultiva sus buenas relaciones para atraer a clientes como Xavi, Luis Enrique, Piqué o Shakira, antes de que la pareja decidiera separar sus cuentas corrientes. La mujer de Guardiola también ha ampliado su influencia a Reino Unido, donde la han considerado una fashion icon, y está considerada la principal responsable del elegante estilismo de su marido.
Así, Guardiola también tiene su propio imperio. Más modesto que el de los dueños de su club, pero con una misma filosofía ganadora. Decía el técnico del City antes de enfrentarse contra el Real Madrid que si supiera la fórmula del éxito de los blancos, “intentaría copiar el método”. Después, cuando todo eran halagos tras la exhibición de su equipo en el campo, habló “del dolor por la eliminación del año pasado”, también ante el Madrid. Guardiola siempre quiso resaltar un perfil sobrio, intentando por momentos mostrarse humilde. Pero la imagen que proyecta es la de un hombre ambicioso, ganador, perfeccionista hasta que no exista otra cosa que la victoria. En el fútbol y en los negocios.