Hace un par de días, Carolina del Norte se despertaba con la noticia de que Kayla Unbehaun, la niña de nueve años desaparecida en 2017, había sido encontrada sana y salva. En su momento, el caso fue considerado un secuestro parental, ya que todas las sospechas apuntaban a que su madre, quien había perdido la custodia completa, era quien la tenía. La búsqueda no se llegó a paralizar nunca, ya que el padre de la niña se encargaba de difundir campañas a través de las redes sociales para tratar de encontrarla y que su desaparición no quedara en el olvido.
Kayla vivía en Illinois con su padre, Ryan Iserka, quien se había hecho con la custodia total de la niña. La madre, Heather Unbehaun, contaba con un permiso que le daba el consentimiento de recibir visitas de Kayla tan solo de forma temporal. Esta situación entre los padres hizo saltar las alarmas de quién podía estar detrás de la desaparición.
Era 4 de julio de 2017 cuando la madre fue a casa de Ryan para, supuestamente, recoger a la niña para ir a hacer una acampada. Al día siguiente, el padre recorrió los casi 1.000 km que separaban su domicilio de donde debía encontrarse con su hija para recogerla y llevarla a casa. Para su sorpresa, cuando llegó al lugar no había rastro ni de la joven, ni de sus propiedades, ni tan siquiera de la madre. Las suposiciones que circulaban en el estado de Estados Unidos y en las redes sociales acabaron siendo ciertas: Heather había secuestrado a Kayla sin dejar huellas.
El mes pasado, el Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados de Estados Unidos hacía público un retrato de cómo podría ser el rostro de Kayla ahora, con 15 años. El día 28 de julio de 2017 se emitió una orden de arresto por secuestro contra de la madre. Desde ese mismo día y durante estos seis años, el padre de la joven ha llevado a cabo campañas en redes sociales para difundir el caso y pedir ayuda ciudadana.
Cualquier pista sería bien recibida tanto para los familiares de la niña, como para Bring Kayla Home, la cuenta de Facebook en la que se iban publicando cualquier tipo de información que pudiese esclarecer el caso. La cuenta se mantenía actualizada de forma casi diaria, sobre todo los días que serían especiales para la familia. “Cuando descubrí que te habías ido, mi corazón se hizo añicos en un millón de pedazos… Pero no hay nada que desee más que volver a tenerte en mi vida”, publicaba el padre en 2020 ‘celebrando’ el que sería el cumpleaños en el que la niña cumplía 12.
Al tratarse de una de las historias sin resolver que más han resonado durante los últimos años entre los vecinos del municipio, fue incluido en la última temporada de Misterios sin resolver, la serie de Netflix que relata historias sobre “casos reales de desapariciones desconcertantes, asesinatos impactantes y encuentros paranormales", según afirma la misma plataforma.
Nadie se imaginaba que, seis años después de que desapareciera sin dejar rastro, Kayla fuese a ser encontrada gracias a un capítulo de esa misma serie. Quien ‘devolvió’ a la niña a los brazos de su padre fue un hombre que insistió en que la había reconocido en una tienda en Asheville, Carolina del Norte. Inmediatamente llamó a la Policía, que acudió al lugar de los hechos.
Después de llevar a cabo las investigaciones necesarias, las autoridades confirmaron que el hombre estaba en lo cierto y se reafirmó que la joven que había visto era Kayla. Ese mismo día, la madre fue arrestada y enviada al Centro de Detención del Condado de Buncombe, en Carolina del Norte, con una fianza de 250,000 dólares. Aunque no se han aclarado los cargos por los que será juzgada, será el 11 de julio cuando deba declarar frente al Tribunal local.
El dulce final de esta historia se ve marcado por las declaraciones del padre, ya con Kayla en casa. Quiso agradecer la colaboración ciudadana a través de las redes sociales y pidió “privacidad para el nuevo comienzo” que supone para la familia su reencuentro.