La cruzada de la activista Valentina Berr contra los médicos: "Me diagnostican transexualidad"
La exfutbolista cuenta a EL ESPAÑOL lo que le ocurrió tras unos análisis. Muchos tiraron de ironía y le pidieron la baja.
23 mayo, 2023 03:42Valentina Berr, activista proderechos LGTBI y exfutbolista, abrió la aplicación del Servicio Catalán de Salud para comprobar si habían actualizado la información acerca de su último análisis. Sin embargo, el diagnóstico le dio una ingrata sorpresa. "Revisando la información del resto, vi que en uno de ellos aparecía, junto al PDF de los resultados analíticos, el diagnóstico: transexualidad".
La sorpresa para ella fue absoluta. "En todos estos años, era la primera vez que recordaba ver esa información en mis informes", apunta. La divulgadora lleva años bajo seguimiento médico por su tratamiento hormonal, por eso se realiza periódicamente analíticas de sangre, para ver que todo está en orden y que no hay alteraciones preocupantes.
Al principio, no le dio demasiada importancia. En sus redes sociales ironizó, apuntando que le habían diagnosticado algo "muy peligroso", por lo que pedía "remedios caseros" a sus seguidores.
[Valentina Berr, jugadora española transgénero de fútbol, anuncia su retirada por sufrir transfobia]
"Estoy bastante curada de espanto acerca de las violencias médicas a las que el estado somete a algunas personas (en este caso a las personas trans, pero podríamos hablar también de la violencia sistémica contra las mujeres, contra las lesbianas y bisexuales, contra las personas con VIH, contra las migrantes...)", apunta en conversación con EL ESPAÑOL.
Por eso decidió compartirlo en sus redes de manera irónica: "No pretendí en un primer momento montar ningún pollo". Sin embargo, los comentarios le hicieron cambiar de idea. Eran muchas las personas que le aportaron comentarios adjuntando capturas con diagnósticos parecidos: algunos aportaban "trastorno de identidad de género", o "transexualismo en adultos".
"Al ver que no es una negligencia que se ciña a un CAP o a un personal sanitario concreto, sino que es fruto de un problema estructural que requiere de soluciones estructurales, he decidido hacer una denuncia pública", aduce. De esta forma, ha decidido darles voz con el fin "de que se ponga solución al problema" y, también, "para que se conozca la realidad que durante muchos años nos seguimos encontrando las personas trans en los servicios sanitarios".
Ver esta publicación en Instagram
A pesar de todo, Berr apunta que en el día a día nunca se ha encontrado "con un mal trato, ni con mi médica de cabecera tampoco".
Incluso, apunta la exjugadora de fútbol: "No creo que mi caso albergue malas intenciones de personas particulares, sino que es una mala praxis sistémica. He hablado con personas que trabajan en el ICS y me han comentado que en según qué centros les obligan a indicar información en el diagnóstico, y que otras personas ponen "transexualidad" en la casilla de diagnóstico para que todo el personal sanitario involucrado en el proceso tenga el contexto y pueda hacer una buena lectura de los valores analíticos".
No obstante, eso no justifica nada para la activista: "En ningún caso está justificado que se contemple como recurso el hecho de indicar "transexualidad" en una casilla de diagnóstico. Asociar las realidades trans a un diagnóstico médico no sólo viola el artículo 16 de la Ley 11/2014 catalana, sino que reproduce un marco patologizante que se ha utilizado históricamente para ejercer todo tipo de violencias contra las personas que habitamos lo trans".
Unas horas después de la publicación de Valentina en las redes sociales, el Servicio Catalán de Salud se puso en contacto con la activista. Le dijeron que lo sentían mucho y le solicitaron más información. "Se agradece esta respuesta por su parte", apunta. "Ojalá se hubiera evitado esta situación implementando la ley de 2014 con la misma agilidad".
La activista espera que la actuación del Servicio Catalán de Salud no investigue su caso concreto solamente. "Espero que la actuación no se enmarque en perseguir el caso individualizado, sino que se trate de conocer cuántas personas se han visto afectadas por lo mismo, por qué se llevan a cabo estas praxis y, finalmente, elaborar mecanismos (si es que no los hay ya, que me sorprendería) para que el personal sanitario pueda tener a mano la información de cada paciente sin tener que asociar su realidad a un diagnóstico que es patologizante y que refuerza el estigma".
A pesar de todo, muchos han tratado de ironizar con el tema. Por eso, cuando se le pregunta por consejos para personas que sufran esta misma situación, bromea. "Había quien me sugería que me cogiera la baja laboral por transexualidad, y la verdad es que un poco agotada sí me tiene esta "enfermedad" —ríe—".
Hablando en serio, apunta que ella no es "nadie para recomendarle a una persona cómo debe actuar ante situaciones así. A mí, lo que más me ayuda es tener una red de apoyo que abraza y celebra mi existencia, y que me permite soñar con otra realidad para mi presente sin que tenga que cambiar todo el sistema de golpe, cosa que, aunque suena entusiasmante, puede derivar en mucha frustración diaria".
—¿Cómo se puede acabar con este tipo de situaciones?
—Este tipo de situaciones son la punta del iceberg de todo un entramado médico-social que todavía patologiza las realidades trans y las somete a procesos de transición homogéneos y forzados al margen de cualquier ley o cualquier indicación de los organismos internacionales.
En las unidades de atención a las personas trans de muchas ciudades de España todavía te niegan el acceso a hormonas o a cirugías (que están contempladas en los servicios de seguridad social públicos) si declaras que eres una persona no binaria, porque no encajas en las categorías trans binarias que se han empezado a aceptar durante estos últimos tiempos. El servicio de atención a personas trans de Barcelona llamado TRÀNSIT recibe incontables peticiones de personas de toda España (y también de fuera) para que puedan atender a su proceso de transición, lo cual es completamente insostenible para un servicio tan pequeñito y con tan pocos recursos como el suyo.
Por otro lado, creo que limitar el acceso a hormonación, cirugías y demás en función de si cumples con X parámetros como persona trans no tiene ningún sentido, pienso que cualquier persona debería tener acceso a estos métodos si los requiere, sin necesidad siquiera de tener que declararse como trans. Es lógico que todas las personas podamos sentir incomodidad habitando un cuerpo que está sometido a unos mandatos de género que no contentan a nadie.
[La vida más allá del fútbol femenino de Álex: el delantero trans que ganó 23-0 trabaja como monitor]
Valentina Berr apunta que lo que más lamenta de todo esto es "que todavía se siga girando en torno a las mismas conversaciones acerca de lo trans". Desde su punto de vista, "es uno de los grandes éxitos de las derechas. Dedicamos tantos recursos a asegurar lo básico que acabamos perdiendo el foco de otras grandes cuestiones".
La activista piensa que "en 2023 no deberíamos estar en los medios hablando de diagnósticos de transexualidad a personas concretas, sino de horizontes revolucionarios más allá del binarismo que sean deseables, para que todo el mundo decida encaminarse hacia la emancipación del género".