Imagen de la paliza del pasado domingo en Laredo

Imagen de la paliza del pasado domingo en Laredo

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El agredido en Laredo no era vigilante: un clan gitano le dio la paliza por acosar a su hija de 13 años

El agredido, que se encuentra hospitalizado aunque evoluciona bien, habría agasajado a la hija menor de otra familia con flores y bombones.

20 junio, 2023 04:02
Laredo (Cantabria)

La historia de la paliza del pasado domingo en un supermercado de Laredo (Cantabria) no empieza ahí. Todo viene de más atrás. Fue un ajuste de cuentas, una disputa entre familias de etnia gitana que terminó de la forma más brutal, expuesta a ojos de todo el mundo gracias a la grabación de un cliente que acudía en ese momento a comprar.

Hay tres personas detenidas y un hombre en el hospital, pero ni es todo como se contó en un primer momento ni los agresores actuaron de forma indiscriminada.

La víctima, José Jiménez, de 63 años, es vecino de Santoña. Se gana la vida como chapuzas haciendo trabajos de albañilería y electricidad, yendo y viniendo cada día al País Vasco.

Al parecer, llevaba tiempo detrás de una niña de 13 años, hija de la familia de los agresores, a la que habría ido a esperar al colegio con flores y bombones. El asunto había llegado a manos de los patriarcas de ambas familias que habían decidido que José debía marcharse del pueblo

El otro clan reside en Bárcena de Cicero, a cinco minutos en coche de Santoña, y se dedica a la venta ambulante. La madre de la menor sabía lo que venía ocurriendo desde hace semanas, ya que anteriormente José también se había presentado en la iglesia evangélica a la que acuden ambas familias. No había dado la voz de alarma para que la pelea no llegara a mayores. Los patriarcas habían decidido: exilio forzado, ley gitana, no había más que decir. 

Pero José se presentó el pasado domingo por la mañana en el mercadillo que se celebra semanalmente en Laredo, al lado de Santoña y Cicero. Allí se produjo ya un primer enganchón entre los padres de la muchacha y el presunto acosador.

Le instaron de nuevo a que dejara la zona, como habían dictaminado sus mayores. Y la cosa explotó poco después en el supermercado Lupa de Laredo, donde se volvieron a encontrar por casualidad. 

Calle de Santoña en la que vive José Jiménez, el agredido

Calle de Santoña en la que vive José Jiménez, el agredido I.M.

Eran tres varones padre e hijos y una mujer contra un hombre de 63 años. En el interior del supermercado comenzaron ya los golpes. El hombre intentó defenderse con un pequeño serrucho que le servía para sus chapuzas y que llevaba consigo, aunque no fue suficiente para deshacerse de los tres varones que se le echaron encima. Lo sacaron al aparcamiento del supermercado y el resto es viral.

Lo golpearon hasta la extenuación con barras de hierro que utilizan para sus puestos ambulantes, mientras el hombre quedaba ensangrentado en el suelo. Tiene diversas heridas en la cabeza y la cara, junto a otros cortes en ambos brazos y piernas.

Vivía como 'okupa'

En Bárcena de Cicero dicen que no era la primera vez que el agredido intentaba acosar a menores, siempre con la misma estrategia de obsequiarlas con flores o chocolates. No era vigilante de seguridad ni ejercía ningún empleo en el supermercado, como se había dicho en un primer momento. Trabajaba como autónomo, tiene dos hijos y una hija y llevaba tiempo separado de su exmujer. 

Sus vecinos del centro de Santoña se sorprenden al enterarse de la identidad del agredido. Todos habían visto el vídeo, pero no sabían que se trataba de él, del hombre que bajaba cada día a tomar el café al bar de al lado. "Es un hombre muy corpulento, no creas que es fácil reducirlo, pero claro, entre varios…", dice alguien que lo conoce. 

[Prisión provisional para los detenidos por la paliza en un parking al vigilante de seguridad de Laredo]

En el domicilio de José hay gente, pero no quieren hablar. "Está en el hospital, está bien", dice una joven desde el balcón. El hombre había comprado la casa hacía años, aunque con el tiempo dejó de pagar al banco. La entidad había sacado la vivienda a concurso público, otra persona la había adquirido, pero Jiménez seguía residiendo en ella sin pagar las facturas, denuncian en la comunidad. Es decir, vivía como 'okupa' en la casa que había pagado parcialmente.

En un primer momento, la víctima fue trasladada al hospital de Laredo, pero debido a la gravedad de las heridas y los traumatismos causados por la paliza lo derivaron al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander. Allí continúa ingresado con pronóstico reservado, según la Guardia Civil. Si bien desde la familia insisten en que todo va bien y que en unos días saldrá. 

Miedo a represalias

El temor en ambos pueblos es qué pasará entonces. En Santoña temen que después de la paliza, la familia del agresor busque contraatacar. Aunque, una vez más, serán los patriarcas quienes decidan en qué queda todo. 

Antes de eso, la Policía y los jueces tendrán que aplicar las leyes civiles a los agresores. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Laredo resolvió el ingreso en prisión provisional y sin fianza de tres de los cuatro agresores. La cuarta implicada, la madre, quedó en libertad con la obligación de comparecer en el Juzgado, al no participar físicamente en la agresión. 

La furgoneta roja de los agresores continúa aparcada en Bárcena de Cicero

La furgoneta roja de los agresores continúa aparcada en Bárcena de Cicero

Mientras, la furgoneta roja en la que viajaba la familia de los agresores continuaba aparcada este lunes en Bárcena de Cicero.

El vídeo grabado por el cliente del supermercado había recogido incluso su matrícula, por lo que fue muy sencillo para la Policía localizar y detener a los implicados. Después de romper la puerta de otro furgón blanco aparcado y huir en el vehículo rojo, la familia habría pretendido venderlo en Wallapop. Pero ahí seguía aparcado el coche, sin compradores ni haber sido requisado por las fuerzas de seguridad.

[Los autores de la paliza de Laredo usaron barras de hierro de los mercadillos para agredir al vigilante]

La historia venía de atrás, pero en Cicero los miembros del clan de los agresores discutían para que la paliza del domingo sea el último capítulo. Que no haya más réplicas. "Llevan ahí toda la vida y nunca hemos tenido ningún problema", reconocía un comerciante de la zona. Pero, una vez incumplida la ley gitana, las consecuencias suelen ser imprevisibles.