Alan, el mexicano que fue al Titanic en el submarino perdido: "Si el Titan está intacto, ellos están vivos"
EL ESPAÑOL habla con Alan Estrada, uno de los primeros turistas que viajó en 2022 en el sumergible y vio el pecio del transatlántico.
21 junio, 2023 18:46Mientras la agónica cuenta atrás va descendiendo para los cinco tripulantes del desaparecido submarino Titan, un integrante que se encontraba en esos mismos seis escasos metros en 2022 cuenta a EL ESPAÑOL lo que vivió cuando se sumergió en el océano para contemplar las maravillas del Titanic, los peligros a los que se expuso, y lo que podría estar ocurriendo en esta espeluznante inmersión. Él es Alan Estrada.
Estrada es un actor, cantante, escritor, youtuber y conductor de televisión mexicano conocido por su versatilidad y su participación en diversos proyectos en el ámbito del entretenimiento. Además de su trabajo como actor, Estrada ha incursionado en la música y es mundialmente conocido por su canal de YouTube, Alan x el mundo, en el que comparte sus experiencias de viaje y ofrece consejos a sus más de tres millones de seguidores. Uno de esos viajes fue rumbo al Titanic.
"Yo personalmente espero y deseo que los encuentren. Eso sí, si el Titan está intacto, ellos están con vida, y mientras les quede oxígeno van a estar bien y esperando a ser rescatados. Yo tengo la esperanza de que estén en la superficie. Y eso va a facilitar mucho más las cosas que si están en el fondo del mar..." comienza con la voz ronca y entrecortada Alan.
Él lamenta lo que está ocurriendo ahora, ya no solo porque él mismo estuvo ahí dentro, sino porque conoce a dos de los cinco integrantes. "Al piloto y al CEO de la empresa OceanGate, Stockton Rush, con ellos hice mi inmersión".
Los esfuerzos por encontrar el sumergible no cesan. Fue el 18 de junio cuando Titan perdió todo tipo de comunicación. Estados Unidos, Canadá y Francia no se rinden y esperan encontrar a los cinco componentes del submarino antes de que el oxígeno se acabe del todo.
Si están en las profundidades, Estrada baraja tres posibilidades: que el sumergible se haya enganchado con algo, como con una "red de pescar o con algún metal si ya habían llegado al Titanic", que esté atascado y, como el submarino no cuenta con "brazos", la única solución sería "que otro sumergible los encuentre y los ayude", o que hayan soltado los tanques de lastre. "En el caso de que hayan perdido la comunicación y hayan arrojado el lastre, el sumergible ya habrá salido a la superficie y estarán en algún punto del océano esperando a ser rescatados".
Sin embargo, en el caso de que el Titan estuviera en la superficie, es inviable que los cinco desaparecidos sobrevivan si no son rescatados. "La puerta del submarino solamente puede abrirse por fuera. Basicamente estás encerrado en una especie de hueco. Por lo tanto, no hay una forma en la que tú puedas abrir una ventana o acceder al aire".
El mexicano cuenta que, como tripulante que fue, se pueden escuchar las comunicaciones con el exterior, pero que, conforme van descendiendo, las ondas "ya no permiten una comunicación vía chat que se lleva a cabo a través de un sistema. De hecho, hay un tiempo en el que el mensaje tarda en llegar y la superficie lo que hace es ubicar al sumergible en el espacio para decirte 'estás aquí, vete a la derecha, a la izquierda'. Estando allí abajo no se ve más que lo que ilumina el sumergible y el sónar".
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En cuanto a los riesgos, el mexicano asegura que están perfectamente asumidos antes de realizar el viaje. "Siempre hay complicaciones. Stockton nos contaba incluso que en algunas de sus inmersiones tuvieron que apagar incendios internos en los sumergibles. Yo mismo tuve que firmar un documento de varias hojas en el cual se explica cada uno de los riesgos que corres, incluyendo el perder la vida. Quienes estamos involucrados en estas misiones sabemos que esto es una expedición increíblemente peligrosa. Es decir, sabemos que no estamos yendo a un parque de atracciones. Yo sabía que estaba arriesgando mi vida porque era un sumergible experimental. Pese a esto, valió la pena, aunque no lo volvería a hacer", aclara.
En 2021 intentó sumergirse, misión que tuvo que paralizarse por "fallos en el sumergible". Pero eso no le impidió a Alan continuar con la expedición. Un año después logró realizarla, aunque también se encontró con diversos problemas: un fallo en la comunicación que estuvo a punto de mandarle derecho a la superficie.
En julio de 2022 volvió a adentrarse en el mar y descendió 3.800 metros para ver el gran Titanic. A Alan le salió por 150.000 dólares, unos 138.000 euros, aunque ahora, OceanGate cuenta con este viaje: ocho días y siete noches por 250.000 dólares, es decir, 238.000 euros. La inmersión dura entre ocho y diez horas, contando con dos horas para el descenso, cuatro de exploración del pecio del barco y otras dos para la ascensión a la superficie.
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El submarino consta de 2 metros de ancho y 6 metros de largo aproximadamente, lo que da espacio para cinco integrantes, quienes pueden sobrevivir ahí dentro por 96 horas, hasta que el oxígeno se agote. Los movimientos de Titan se realizan a través de una especie de mando de la PlayStation. Estrada aclara que este solo sirve para "los propulsores". "Es decir, con ese control puedes ir hacia adelante, hacia atrás, hacia arriba o hacia abajo, y puedes dar la vuelta y tener ese tipo de control, por muy juguetón que parezca. Los controles de comunicación del sónar y demás no se controlan a través de este mando. Todo ese sistema se hace a través de los ordenadores que tiene el sumergible".
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Titan es el primer sumergible de fibra de carbono que existe en el mundo y ha bajado a estas profundidades. Los extremos son de titanio, pero el cilindro central está hecho de fibra de carbono. No hay asientos dentro del sumergible, "es un cilindro prácticamente vacío en el cual te acomodas y puedes de cierta forma intercambiar lugares. Puedes tumbarte, sentarte, y ponerte de pie, y el baño es básicamente una caja". Una de las normas para poder adentrarse en Titan es no ser claustrofóbico. "De hecho, una de las cláusulas para hacer esta expedición es no ser claustrofóbico. Eso sería una pesadilla para cualquier persona que padece esta fobia".
Finalmente, Alan lanza un mensaje de apoyo y desea "de todo corazón que los encuentren sanos y salvos. Sería una anécdota más. Ojalá que no se convierta en tragedia".