“El mundo es de los locos”. Esa ha sido la reflexión final que hacía Ramón Pérez Andión, director del Alcampo de La Laguna (Tenerife), durante la puesta de largo para presentar a España el nuevo plátano rojo de Canarias. Lo hacía tras pasear este lunes por la finca de los hermanos García, dos productores tinerfeños pertenecientes a la tercera generación de agricultores dedicados al cultivo de plátano. Ellos son los “locos”, en el mejor sentido de la palabra, porque son los que se arriesgan, los que siguen confiando ciegamente en el virtuoso suelo volcánico canario y en la magia agrícola que brota gracias al clima de las Islas Canarias. En particular en su finca, sita en La Orotava.
“Si no arriesgas, no ganas”, subrayan a EL ESPAÑOL Plácido y José Manuel García, los dos hermanos que, junto a otros 23 agricultores canarios, han decidido apostar por el cultivo del plátano rojo canario. Una apuesta a ciegas porque, como explican los técnicos expertos en este nuevo cultivo, “aún se está viendo cómo se desarrolla la planta y no se sabe hasta dónde llegará”. Puede que en unos años se acredite su inviabilidad. Puede que en el mismo tiempo se produzca un boom que influya positivamente en el PIB canario. No se sabe. Lo que sí se sabe, por lo pronto, es que este 2023 se producirán entre 200.000 y 215.000 kilos de plátano rojo, llegando a los lineales peninsulares de Alcampo a una media de 3,64 euros el kilo y a los canarios a 2,14 euros.
Buena parte de esta producción sale adelante gracias al trabajo de los García y de los otros 23 “locos” que se desloman a diario para mimar las plataneras. De momento, José Manuel García, el menor de los hermanos, cuenta a este diario que ha cultivado “350 plantas de plátano rojo entre las 7.500 de plátano amarillo tradicional” que tiene en total. De hecho, sólo llevan criando la nueva variedad durante los últimos dos años. “Y eso que llevamos ya 20 años dedicados a la agricultura”, dice Plácido, que añade que lo de cultivar plátanos está casi en el ADN familiar: “Ya lo hacían mis padres y mis abuelos, pero nosotros somos la primera generación en tener plantaciones en propiedad”. Su hijo, Juan Manuel García, será la siguiente generación que herede este legado.
Pese a ello, una pieza clave en la locura de los García por plantar plátano rojo en Canarias es Aurelio Luis Fernández. Él, agricultor de profesión durante los últimos ocho años, es quien más y mejor conoce a las plataneras rojas aunque, como dice, cultivan “de todo”. Lo que está observando, junto a otros técnicos, es que la producción del plátano rojo de Canarias es diferente a la tradicional en algún aspecto que otro. “Lo normal es que una piña de plátanos tarde en estar lista unos nueve meses, pero estamos observando que la del plátano rojo tarda 13 ó 14”, esgrime mientras señala la planta. En lo demás –nivel de agua o método de producción– se trata igual.
El hombre conduce a este medio por los senderos plataneros. El calor no es sofocante, porque la jornada se nubla, pero la humedad se vuelve insoportable. Sin embargo, Aurelio Luis va como si nada, previniendo a este diario de mirar bien el suelo, pues los troncos de las plataneras que ya cumplieron su ciclo están regados por doquier. “La planta sólo da una piña de plátanos de 60 o 70 kilos en su vida. Después los hijos, que crecen en círculo a su alrededor, serán quienes nos den los plátanos durante los siguientes años. Crecen en círculo y siempre desarrollamos el hijo que crece más próximo al sol. Los otros hay que desecharlos”, explica haciendo con sus manos una circunferencia alrededor del tronco de la platanera para explicar su trazado.
El plátano rojo, en este sentido, parece que se porta igual que el normal. Así se han ido comportando las 350 matas que tienen plantadas desde hace dos años. Aun así, ellos no fueron los primeros “locos” en apostar por cultivar plátano rojo, sino que “en 2019, fue cuando se plantaron las primeras 250 plataneras en una finca”, dice Ramón Pérez, directivo de Alcampo. Ha sido este supermercado, junto a otros colaboradores necesarios, los que han desarrollado este ambicioso proyecto. Pero vayamos poco a poco.
Víctor Galán, el visionario
Nada de esto hubiese sido posible sin el trabajo de Víctor Galán Saúco (Cádiz, 1946). Este ingeniero agrónomo de avanzada edad presenciaba este lunes con emoción cómo se ha terminado de asentar uno de los proyectos de su vida laboral: el cultivo del plátano rojo en Canarias. Hijo de padre militar y madre ama de casa, el hombre nació en la tacita de plata por el trabajo de su padre, pero desde los dos meses se mudaría a las Islas Canarias. “Yo me siento canario”, sonríe el hombre responsable de que en España haya nacido el primer cultivo de plátano rojo de toda Europa.
Ni siquiera había llegado la democracia a España cuando Víctor Galán inició su carrera como ingeniero agrónomo en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid. Se licenciaría en 1969 y por ser uno de los alumnos más brillantes del país, el Estado le concedió la oportunidad de continuar sus estudios superiores en el extranjero. “Durante los 70 fui a estudiar un Máster en la Universidad de Hawái, en Honolulu, y luego terminé mi doctorado como ingeniero agrónomo en 1981”, explica Galán a EL ESPAÑOL.
Entretanto, el profesional trabajaba y tras doctorarse inició su prometedora carrera en el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA). “Fue en 1984 cuando viajé a las Antillas francesas, a las islas de Martinica y Guadalupe. Allí existía la variedad de plátano rojo, así que lo traje a Canarias para que lo investigáramos en el instituto”, sostiene. Y de aquellos polvos estos lodos. Comprobada su viabilidad adaptativa, en los 90 ya se comenzó a cultivar plátano rojo, pero de manera absolutamente residual. Siempre en pequeñas fincas y para consumo propio.
No fue hasta hace un lustro, aproximadamente, cuando el cultivo empezó a explotar en las Islas Canarias. Este pasado lunes, el visionario ingeniero Víctor Galán ha podido pasear por el cultivo de cuatro hectáreas de plataneras de los hermanos García, comprobando en primera persona que su aventura de 1984 ha terminado con la ambiciosa producción del plátano rojo de Canarias. “Es un orgullo”, termina el académico. Tras la conversación, el ingeniero septuagenario se une al cóctel preparado por los chefs y pasteleros de las Asociaciones de Cocineros y Reposteros (ACYRE) de Madrid y de Canarias. “El plátano rojo destaca por su versatilidad”, coinciden los profesionales de la gastronomía.
El papel de la Fast y Alcampo
Aun así, ningún sueño cristaliza sin más investigación, músculo financiero y sin un poquito de riesgo. Lo de Víctor Galán podía haber quedado en papel mojado de no ser por el apoyo de la Federación Agrícola de Sindicatos de Tenerife (Fast), una sociedad agraria fundada por 21 agricultores en 1914 en Tenerife y especializada en el cultivo del plátano de Canarias, y el supermercado Alcampo, de origen francés. Fueron estas dos entidades quienes sellaron una alianza para apostar por este novedoso cultivo.
“Aunque ya se esté empezando a vender en otros canales de distribución, desde Alcampo nos sentimos muy orgullosos y afortunados de ser los primeros en apostar por el producto”, indica Ramón Pérez durante la presentación, añadiendo que la pretensión de la superficie francesa ha sido siempre “ayudar a los agricultores”, a los “valientes”, porque “el mundo es de los locos”.
Ricardo Torres, gerente de la Fast, comparte el “orgullo” de que su empresa esté inmersa en el proyecto apoyando a 21 de los 25 agricultores que han tenido el valor de sembrar plátano rojo en sus cultivos plataneros. De hecho, Torres explicaba a este medio el pasado mes de mayo que “la entidad es la que actualmente produce el 100 % de los plátanos rojos de Canarias equivalentes, en 2022, a 50.000 kilos y 100.000 euros facturados”. Este 2023 prevén producir más de 200.000 kilos.
“Fue la Fast quien nos dijo que probáramos cultivar el plátano rojo”, indica a este diario el agricultor José Manuel García. Y tanto él como su hermano Plácido se sumaron a los “locos” que lo han dado todo por el nuevo plátano rojo canario. Siempre apoyados por Alcampo y por la Fast. Ahora el futuro del cultivo es incierto. Puede que termine de pegar el pelotazo o puede que se estanque. Pero los 25 agricultores que lo cultivan seguirán haciendo lo posible para que el sueño del ingeniero Víctor Galán continúe. Porque “el mundo es de los locos”.
Beneficios del plátano rojo
Según chefs de la talla de Bárbara Buenache o Eduardo Casquero o grandes reposteros como Begoña Gardel o Samuel Serrano, de la ACYRE de Madrid, el plátano rojo es un producto “muy versátil” que proporciona muchas posibilidades gastronómicas. Es algo menos dulce y más pastoso que el plátano amarillo, por ello, los profesionales coinciden en que “es un plátano no conocido, pero que se adapta muy bien al cocinado. No se deshace tanto como el amarillo”.
No obstante, los beneficios de este novedoso producto no sólo se reducen al ámbito culinario. A nivel de salud, los plátanos rojos pueden aportar muchos beneficios al organismo gracias a su riqueza en vitaminas C y B6. Estos nutrientes son esenciales para un sistema inmunitario saludable. Un plátano rojo pequeño proporciona entre el 9 % y el 28 % de las IDR de vitaminas C y B6, respectivamente.
Además, los plátanos rojos son una gran fuente de fibra prebiótica, especialmente en fructooligosacáridos y en insulina. La fibra prebiótica de los plátanos puede reducir la hinchazón, aumentar la diversidad de bacterias intestinales beneficiosas y combatir el estreñimiento. Por último, su índice glucémico es más bajo, por lo que contribuyen mejor a la estabilidad de los niveles de glucosa en sangre. Las investigaciones nutricionales que rodean al producto, por tanto, avalan su utilidad culinaria y alimentaria.
¿Y por qué es rojo?
El color rojo de estos plátanos se debe a su contenido en carotinoides antioxidantes, especialmente en betacaroteno, que se transforma en vitamina A en el cuerpo. Cuanto más oscuros son, más betacaroteno y más vitamina C aportan. Esta es la principal diferencia nutricional respecto al plátano amarillo tradicional. El resto de las características son muy similares: son ricos en fibra, potasio, magnesio y vitamina B6.
De hecho, y a diferencia de lo que se pueda pensar, el color rojo de este plátano no es producto de la ingeniería genética, ya que es totalmente natural. “Muestra ese color debido a su ADN (su genotipo es AAA), que en ningún caso ha sido modificado”, explicaba a este medio Teresa Cruz, de Cultivos y Tecnología Agraria de Tenerife (Cultesa). Y es que este plátano rojo, desconocido en España, sí que es común en otras partes del mundo.