Pese a los diferentes swings mostrados por Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal en las mesas donde sus cuadros autonómicos se sientan a negociar, los acuerdos postelectorales entre PP y Vox comienzan a tener ciertas notas comunes. Y ceder la presidencia de los parlamentos autonómicos, el órgano de gobierno de los mismos, se ha convertido en la contraprestación más barata ofrecida por el PP para tratar de saciar a Vox.
Una cláusula que ambos partidos acordaron por primera vez en Castilla y León, en marzo de 2022, y que la aritmética parlamentaria nacida al albur de las urnas el pasado 28-M ha consolidado en las Cortes de Aragón y los parlamentos balear y valenciano. Una negociación autonómica es un partido de tres contra tres donde la presidencia de la cámara siempre se la lleva Vox.
Pese a que Feijóo haya dotado a sus barones regionales de total autonomía en la gestión de sus intereses, una máxima tan sólo quebrantada en Extremadura tras la ruptura con Vox; y el líder de la derecha radical escudriñe todos y cada uno de los pasos dados por sus líderes autonómicos con ojo avizor, mano dura y una renovada ambición institucional, Abascal se ha llevado la presidencia de cuatro parlamentos autonómicos.
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¿Por qué esta estrategia por parte de Génova? "Mejor ahí que en los gobiernos", aseguran fuentes cercanas al presidente nacional del PP. "Ojalá Irene Montero hubiera presidido el Congreso en lugar de ser ministra", argumentan, conscientes de que, pese a los estrafalarios y polémicos perfiles que Vox propone, es "mejor" ubicar a estos dirigentes en "puestos de representación" que de "perfil ejecutivo". Es decir, en consejerías, fiscalizando la acción de gobierno y con presupuesto para llevar a cabo una política de marcado sesgo ideológico, capaz de meter al PP en problemas con la opinión pública.
Incluso María Guardiola, la más reacia a pactar con Vox, ofreció a Ángel Pelayo Gordillo, líder del partido en la región, la presidencia de la Asamblea de Extremadura, además un secretario en la Mesa y el senador por designación autonómica que correspondía a los populares.
Si el ex jugador y entrenador de balonmano Carlos Pollán preside las Cortes de Castilla y León desde hace algo más de un año, Gabriel Le Senne, Llanos Massó y Marta Fernández han accedido a la presidencia de los parlamentos balear, valenciano y aragonés, respectivamente, en los últimos días. Vox, además, contaba con presidencia de la Asamblea de Murcía —negada por Fernando López Miras en la prórroga— y la da por hecha en Extremadura en caso de llegar, finalmente, a un acuerdo de gobierno in extremis que evite la repetición electoral.
"Hay una forma de que esto no pase: que la gente moderada concentre el voto en Feijóo", dicen en el PP.