Lo que parecía ser un secuestro parental se ha convertido en un divorcio a la rumana: con toda la literalidad de la expresión. "El padre de mis hijas me dijo que se iba con ellas al cumpleaños de su cuñada, pero en realidad se las ha llevado a Rumanía", tal y como afirma Alina a EL ESPAÑOL, abatida en el salón de su piso de Roquetas de Mar, al sentirse "engañada" por el hombre con el que ha convivido más de una década y con el que ha tenido dos soles de niñas: Karina, de 4 añitos, y Dalia, de 9 años.
El paradero desconocido en el que han permanecido las pequeñas durante 48 horas ha tenido con el alma en vilo a los más de 100.000 vecinos de esta localidad del litoral almeriense, presidida por el emblemático Castillo de Santa Ana. El secuestro parental fue una de las primeras hipótesis con las que empezó a trabajar la Guardia Civil, debido a que Alina le había dicho a Claudiu que quería poner fin a su matrimonio.
"Él sabía que yo quería pedir el divorcio en España y se ha llevado a las niñas a Rumanía porque le interesa más separarse allí: en mi país fijan una pensión de alimentos pequeña", tal y como sostiene esta empleada de un almacén agrícola. "Claudiu ha hecho todo esto por dinero".
- ¿Por qué afirma usted eso?
- Alina Mirela: Yo ya tenía una abogada para divorciarme en España, pero él ha actuado antes que yo porque en Rumanía no le supone nada la pensión de alimentos. Creo que en Rumanía la pensión sería de 200 euros por las dos niñas y en España, por su salario de camionero, me corresponden unos 480 euros.
También hay diferencias con la custodia, en España, los hijos pueden escoger quedarse con el padre o con la madre, a partir de los 12 años, pero en Rumanía creo que es desde los 10 años y Dalia los cumple este verano.
La realidad muchas veces supera a la ficción y el proceso de separación de este matrimonio rumano deja en mantillas al guion de la mítica película de La guerra de los Rose, donde Michael Douglas y Kathleen Turner convierten en un campo de batalla su divorcio, mientras que de cara a la galería simulan ser perfectos. En este caso, Claudiu le ha mostrado su mejor cara a Alina al asegurarle supuestamente que se marchaba a una celebración familiar con sus hijas, cuando en realidad se iba a plantar en Timișoara: a más de 2.500 kilómetros de Roquetas de Mar.
"Me dijo que se iba con las niñas a Albox, al cumpleaños de su cuñada, y se quedarían allí a dormir en la casa de su hermano". Eso ocurrió el sábado 24 de junio, pero el domingo no regresaban ni Karina, de 4 añitos, ni Dalia, de 9 años. La preocupación de esta mujer iba in cescendo porque las horas pasaban sin saber nada de Claudiu ni de sus dos princesas de pelo rubio y ondulado, ojos marrones, y tez clara, a las que les encanta ver en Netflix la serie de Academia de cachorros.
- ¿Qué hizo al comprobar que sus hijas no regresaban a casa?
- Alina Mirela: El domingo 25 de junio llamé a las niñas y me dijeron que estaban en Rumanía pasando unas 'vacaciones'. Entonces, fui a denunciar su desaparición a la Guardia Civil porque Claudiu me mandó un mensaje diciéndome que quería divorciarse.
El WhatsApp que recibió Alina no tiene desperdicio: "Quiero divorciarme. Se puede hacer de dos formas: 1) Rápido y sin complicaciones. En el notario, tranquila y pacíficamente, establecemos algunos términos y condiciones para el beneficio de los niños en primer lugar. 2) Lentitud, molestias y estrés. A través del tribunal por decisión del juez".
"Ya existe un expediente de divorcio registrado el 9-3-2023 en el Tribunal de Timișoara. Si quieres que lleguemos a un acuerdo común y terminemos rápido, sigamos con este archivo hasta una sentencia final. Tienes una semana para buscar un nuevo proveedor de electricidad para tu apartamento, porque el contrato actual está cancelado, y tu automóvil será transferido a tu nombre, si no lo cancelan temporalmente debido a Tráfico y ya no se puede conducir con él. También te envío la cuenta de Amandina para que puedas pagarle el alquiler y el agua a partir de ahora".
Básicamente, esta mujer se enteró por un mensaje de que su todavía esposo se le adelantó en los trámites de divorcio en su país de origen, motivo por el que presuntamente se llevó consigo a sus hijas. "He hecho muchas cosas por él y ahora me ha jodido la vida", subraya dolida. "Le he dicho que me traiga a las niñas y me ha contestado que es legal llevárselas de vacaciones a Rumanía, no las está maltratando ni está cometiendo ningún delito". De hecho, la Guardia Civil ha cerrado la investigación este martes: justo 48 horas después de la denuncia presentada por Alina.
Los investigadores han contactado con Claudiu por teléfono para verificar el paradero de Karina y Dalia, así como que se encuentran en perfecto estado de salud. De modo que la Guardia Civil entregará al juzgado las diligencias que abrió, para que el juez y la Fiscalía se pronuncien sobre un caso que ha dado un giro radical: de secuestro parental con difusión de imágenes de las niñas en SOS Desaparecidos, a un divorcio a la rumana.
"No me di cuenta de nada: no les faltaba ninguna prenda de ropa en el armario", tal y como explica esta madre, de 40 años, sujetando los peluches preferidos de sus niñas, mientras se siente culpable de no percatarse del supuesto plan ideado por el padre de sus hijas: excusarse en una fiesta de cumpleaños familiar, para viajar con las menores a Timisoara.
"Está en un pueblo donde él y yo nos conocimos de niños porque mi abuela y la suya eran vecinas", recuerda Aliana, al tiempo que clama indignada: "¡Yo he traído a este hombre a España con mi dinero y también le saqué el carné de conducir del camión con mi dinero!"
Alina mantuvo durante un año "una relación a distancia" con Claudiu. Esta mujer estaba tan enamorada que no dudó en invertir parte del dinero que había ahorrado, deslomándose como empleada en un invernadero, para traerse a Roquetas de Mar al hombre con el que a la postre tendría dos bellas niñas. "Con mi trabajo, yo me lo traje de Rumanía y le pagué el carné para aprender a conducir camiones", insiste indignada Alina. "Me casé con él en 2012 para que le diesen el permiso de residencia en España".
Uno tras otro no paró de sumar esfuerzos por su marido. "Perdí mi empleo por criar a mis hijas y él decía que el dinero de su trabajo solo era suyo". El matrimonio se fue agrietando hasta que "hace tres años", Alina le pidió por primera vez el divorcio a Claudiu: "Me quitó mis papeles y los de las niñas, llamé a la Policía Local y cuando vinieron unos agentes, Karina y Dalia se pusieron a llorar, entonces él me devolvió los documentos".
Esta mujer perdonó aquel episodio turbulento, para evitarles una separación traumática a las pequeñas de la casa. "Siempre tuve en mente el divorcio, pero no lo hacía por las niñas: mi hija mayor, Dalia, le quiere mucho". A pesar de que su trabajo como chófer le hace pasar muchas horas en la carretera, este padre, de 39 años, siempre que podía jugaba con sus hijas, se las llevaba al cine o al parque. Sin embargo, Claudiu era un desastre como pareja: "No cruzábamos palabra desde hace un año".
De modo que le comunicó a su marido que iba a poner fin a la convivencia porque su amor estaba tan muerto como el matrimonio: ella dormía en una habitación y él en el sofá. "Empecé a plantearle el divorcio". De hecho, ya tenía una abogada para reclamar la custodia de Karina y Dalia, así como una pensión mensual porque su empleo como fija discontinua en un almacén agrícola no es suficiente para mantener tres bocas: "También tengo un hijo, de 16 años, de una relación anterior".
Esta madre no exagera sobre la precariedad de su economía: el mes que trabaja solo gana de 1.000 a 1.200 euros, a los que debe descontar los 300 euros del alquiler del piso, 150 euros de luz y agua, el comedor escolar... Alina quería divorciarse de forma civilizada en España y considera que solo pedía lo justo a Claudiu, pero sin previo aviso y meses antes, el padre de sus hijas ha iniciado el mismo trámite en Rumanía: "Me da rabia que se haya llevado a las niñas a nuestro país, sin avisarme".
"Estoy intranquila porque no sé cuántos días tardará en volver a Roquetas de Mar con mis hijas", remarca Alina, sin despegarse del teléfono para hablar con sus princesas. "La mayor tiene móvil, a Claudiu no le llamo porque solo discutimos".
- ¿Qué piensa hacer ahora que la Guardia Civil ha cerrado la investigación por secuestro parental?
- Alina Mirela: Yo también voy a solicitar el divorcio en España. Mi abogada me ha dicho que va a pedir para mí, la custodia absoluta de Karina y Dalia, y una pensión alimenticia de 450 a 500 euros al mes. En España, hay más derechos para las mujeres.