"Hola, ¿alguien sabe de centros que experimenten con CDS (dióxido de cloro) en pacientes con cáncer en España? Gracias, tenemos urgencia por una chica de 29 años". Es el mensaje que mandaba el 1 de julio una usuaria de un grupo de Telegram titulado CDS Universal España. Carlos, otro miembro, escribía: "Por favor, lo necesito… ¿Alguien sabe si el dióxido de cloro se puede usar para picor de ojos por la alergia o por conjuntivitis? Ayuda, no aguanto más. ¡Este picor me está destrozando los ojos! Gracias". Un tal Juan, también desesperado, preguntaba cómo puede hacerse su hermana lavados vaginales con este producto, pues está aquejada de candidosis.
Suma y sigue. Desde la pandemia, en la aplicación de mensajería han proliferado sin freno los grupos dedicados a proporcionar información falsa sobre el peligroso químico. En otro de los grupos temáticos dedicados a este componente, los mensajes son, si cabe, más preocupantes. 8711 miembros lo integran, y su premisa es que el dióxido de cloro puede curar el autismo. Animada por tal promesa, Laura, una madre preocupada, comenta: "Hola a todos. Acabo de entrar por primera vez. ¿Dónde puedo ver el protocolo de Kerri para iniciarlo? Tengo un hijo de cuatro años con autismo y necesito ayudarle. Muchas gracias".
Ésta es Kerri: según ella, una doctora en homeopatía pionera en el uso de dióxido de cloro en niños con autismo y que cuenta como logro profesional haber curado a muchos de ellos. En realidad: una charlatana que ha engañado a incontables padres que sufren por sus hijos y que han confiado en su supuesto protocolo milagroso.
El furor por los poderes curativos que se le atribuyen al dióxido de cloro es tal que los testimonios de gente que lo ha probado y ha logrado mejorías se suceden uno tras otro. Uno de ellos es especialmente compartido, a pesar de que ya tiene bastantes años. Se titula Hasta los bomberos de Madrid tomaban CDS en plena pandemia y en él podemos ver, efectivamente, a un bombero de uniforme loando con total convicción las bondades del químico: "Yo llevo tomando esto desde hace más de cuatro años. Cada vez que tengo el más minimo síntoma de gripe (…) primero dejo que mi sistema inmunológico funcione, pero cuando ya estoy muy tocado enseguida cojo el dióxido de cloro y en cuestión de horas empiezo a encontrarme muchísimo mejor".
Ante la viralidad del vídeo, desde la cuenta oficial de Bomberos Madrid en Twitter emitían un comunicado que afirmaba lo siguiente: "Nos desvinculamos completamente de las manifestaciones realizadas por esta persona en particular con respecto al dióxido de cloro. El tema está en conocimiento de la Jefatura del Cuerpo y la Dirección General de Emergencias, que tomarán las medidas pertinentes". EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con este organismo para saber si finalmente se tomaron medidas disciplinarias contra el bombero, pero al cierre de este reportaje aún no han facilitado una respuesta.
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Por si todo lo anterior fuera poco, en los mismos grupos de defensores del dióxido de cloro algunos se lanzan a enseñar cómo puede fabricarse en casa, de forma sencilla. "Hoy voy a enseñaros a preparar en casa CDS. Esta receta es la misma que en su día subió a Youtube el doctor Andreas Kalcker, pero la han borrado. Lo primero, vamos a ver los ingredientes que necesitamos. Segundo, vamos a explicar cómo se prepara CDS a un 100% de pureza. Por último, vamos a indicar cómo hay que tomarlo". Lo explicaba, muy afanosamente, uno de los usuarios desde su cocina, con todos los botes y el instrumental listo para la elaboración
Qué es el dióxido de cloro
Aunque el uso de dióxido de cloro no es nuevo y la polémica ha saltado en innumerables ocasiones, sigue sorprendiendo la cantidad de defensores del químico. Pero ¿qué es? "Se trata de una dilución al 28% de clorito de sodio, básicamente un tipo de lejía industrial", señala a EL ESPAÑOL Fernando Cervera, biólogo y divulgador científico, quien añade que el compuesto nace como "blanqueante industrial para blanquear ropa o en la fabricación de papel".
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) advierte de que no existe ninguna prueba científica que avale las supuestas propiedades curativas del químico, y añade que es un oxidante fuerte y que su consumo "supone un riesgo para la salud que puede ser grave en algunos pacientes" e, incluso, "requerir hospitalización". Tal y como explica Cervera, su uso para consumo humano está prohibido en España, pero muchos productos de venta libre contienen el compuesto. Esa es la razón de que se siga comercializando.
Este diario lo ha intentado. Bajo la excusa de querer hacer un tratamiento de desintoxicación corporal, preguntamos en uno de los grupos de Telegram dedicados al CDS dónde podemos adquirirlo. Rápidamente alguien se pone en contacto con EL ESPAÑOL y recomienda contactar con una tal Silvia.
–Hola, María. Sí, así es. Yo fabrico CDS con el generador de Andreas Kalcker y lo distribuyo. ¿Qué necesitas?
–Quiero probar para mí. ¿Qué cantidad me recomiendas?
–Eso depende de lo que quieras hacer. Si quieres hacer simplemente un tratamiento de limpieza del organismo y no tienes ninguna enfermedad, lo que se suele hacer es un protocolo C. Empezamos a limpiar de a poquito, el primer día tomarás dos mililitros, tres el segundo día, y así (…). Podría ser que al recibir una dosis muy fuerte igual te sintieras un poco extraña, mareada, o tuvieras ganas de vomitar… No suele dar este tipo de sintomatología, ¿vale? Pero si vamos de forma escalonada aún evitamos más cualquier reacción molesta.
A continuación, la mujer envía un vídeo explicando las cantidades a ingerir según tal protocolo, especialmente indicado para hacer una limpieza general de toxinas, patógenos e incluso metales pesados en el cuerpo.
–Sí, vale, yo lo que quiero es hacer un detox. ¿No es peligroso entonces?
–No, para nada es peligroso, cariño. Hay industrias, sobre todo la farmacéutica, a las que no les interesa que esto avance porque realmente es muy eficaz. No tiene ningún tipo de contraindicaciones y hay miles de testimonios de personas que se han curado de cosas gravísimas y no hay ni uno sólo de alguien que le haya sentado mal.
–Vale. ¿Y me servirá para adelgazar también?
–Sí, sí. Para adelgazar también. Porque justamente va comiéndose las células adiposas. Para adelgazar, para la depresión, para la falta de energía… Te ayuda a ir mejorando en todos los aspectos. Se va comiendo cualquier cosa que vaya en contra de la salud y el bienestar general.
Antes de despedirse, Silvia indica los precios de nuestra transacción: una botella de un litro de CDS cuesta 50 euros, a lo que hay que sumarle los 10 euros de gastos de envío.
El nacimiento de una religión
"Ellos aluden a este compuesto con las siglas MMS, que vienen de Suplemento Mineral Milagroso, y según los adeptos cura la malaria, la diabetes, el SIDA, el cáncer, el autismo, hepatitis… lo que quieras", expone Fernando Cervera. "Pero los daños que te puede producir beber lejía son ampliamente conocidos: intoxicaciones, daños en los tejidos blandos, se pueden producir alteraciones metabólicas e incluso hay casos de fallecimiento. Parece mentira que en pleno siglo XXI tengamos que decirle a la gente que no beba lejía", añade.
Efectivamente, en el año 2020 un niño de 5 años fallecía en Argentina tras haber ingerido dióxido de cloro, al parecer porque sus padres le dieron a beber el compuesto que inventó, en un comienzo, el norteamericano Jim Humble. Según su libro, titulado The Miracle Mineral Solution of the 21st Century, Humble estaba explotando unas minas de oro en Guyana cuando parte de sus trabajadores enfermó de malaria.
Al no disponer de ningún medicamento ni de atención médica, les suministró una sustancia conocida como oxígeno estabilizado que llevaba siempre consigo para potabilizar el agua de los lugares que visitaba. Sus empleados, a las pocas horas de ingerirla, sanaron, siempre según su testimonio. Y así nació el descubrimiento que tantos acólitos tiene aún en todo el mundo.
"Este señor, una vez que tenía montado su negocio, lo declaró iglesia para pagar menos impuestos y se autoproclamó obispo, ofreciendo este producto como su sacramento. Dentro de su estrategia comunicativa secuestró el nombre de la Cruz Roja para sus fines, difundiendo un ensayo que decía que la organización había curado en África a centenares de personas de malaria y SIDA con el dióxido de cloro. Pero yo en su momento contacté con la Cruz Roja y me dijeron que no tenían lo más mínimo que ver con esa aberración", afirma el biólogo.
Tras la fundación de aquella primera iglesia, que dio en llamarse Iglesia II Génesis de la Salud y la Sanación, Cervera aclara que surgieron "apóstoles en diferentes países". Y, dentro de ellos, "el gran difusor en Europa fue Andreas Kalcker y en España Josep Pàmies, que en la pandemia se hizo famoso por promover el consumo de esta lejía industrial".
Contactamos con los apóstoles del MMS
Seguimos el rastro de los gurús del dióxido de cloro. Andreas Kalcker es alemán, pero, como él mismo expone en la biografía de su página web, ha vivido durante largos años en España y ha registrado varias patentes internacionales para lo que considera "uso terapéutico del dióxido de cloro tanto para la hipoxia como para la inflamación, infección, sepsis y el Covid 19". Por todo ello ha sido investigado en varias ocasiones por la Fiscalía, como presunto autor de varios delitos contra la salud pública.
Él se defiende así: "La polémica injusta creada por algunos medios de comunicación confundió el dióxido de cloro con lejía o hipoclorito sódico, que es otra sustancia y llegó a tal punto que su venta fue censurada por Amazon sin dar explicaciones a pesar de su excelente acogida por parte del público que sigue solicitando a dicha compañía el regreso del libro a los estantes virtuales". EL ESPAÑOL ha contactado con él, pero al cierre de este reportaje no ha respondido a la solicitud de entrevista.
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El máximo heredero en España del fervor de Andreas Kalcker por el dióxido de cloro es Josep Pàmies. También él ha sido investigado por varios delitos contra la salud pública y sancionado con 600.000 por la Dirección General de Ordenación Profesional y Regulación Sanitaria de la Conselleria de Salud catalana por promocionar su uso y relacionarlo con la cura del autismo.
Si bien Andreas es un antiguo productor musical sin formación científica alguna, el catalán Pàmies es un agricultor jubilado que tiene su negocio en Balaguer (Lérida), un campo y unas instalaciones desde las que se dedican a "seleccionar productos que abren caminos a la autogestión de la salud y la autonomía personal", según definen en su página.
Entre ellos encontramos, en su tienda online, un sinfín de comprimidos, infusiones e instrumental de lo más variopinto para la limpieza del agua. El famoso dióxido de cloro está a la venta pero con el uso de desinfección antivírica de espacios cerrados, como un automóvil. Sin embargo, son sobradamente conocidas las declaraciones del agricultor en favor del consumo de este compuesto químico, tanto en redes sociales como en congresos por las que ha sido sancionado.
EL ESPAÑOL también ha intentado ponerse en contacto con él, pero al cierre de este trabajo no ha obtenido respuesta favorable.
Soluciones contra la desinformación
¿Qué puede hacerse ante la certeza de que miles de personas siguen consumiendo en nuestro país este nocivo compuesto? En opinión del divulgador científico y biólogo Fernando Cervera, la comunicación por sí sola no es suficiente: "Las pseudoterapias tienen un potencial de adaptación tremendo por no estar sujetas a la realidad física. Pueden cambiar su nombre o su mecanismo de acción. Así que por mucho que conciencies a la población, este tipo de estafas sanitarias encuentran su hueco", agrega.
Además, considera que es muy difícil para el ciudadano medio estar al tanto de todas las estafas que hay en el ámbito científico-sanitario, habida cuenta de su cantidad. "Hay muchas leyes que deberían proteger al consumidor pero actualmente no se aplican", desarrolla. "Por ejemplo, en España hay una que se llama Ley de Profesiones Sanitarias, que dice que una persona sin profesión sanitaria habilitante –como la Medicina o la Enfermería– no puede abrir un centro sanitario. Pero en la práctica hay aproximadamente 18.000 centros abiertos ilegalmente".
Y continúa: "Al final, como consumidor, vas allí y encuentras un señor con bata que te acaba vendiendo lejía para curar el autismo", concluye, haciendo hincapié en que el único modo de combatir estas estafas es una actuación conjunta y firme por parte de todas las administraciones.