“En España somos buenísimos buscando gente con grandes habilidades, pero lo hemos volcado todo en el fútbol porque da dinero y no en otros ámbitos verdaderamente importantes”. Es una de las reflexiones a las que ha llegado José Luis Pérez durante su conversación con EL ESPAÑOL. Él, más conocido como Pepe, se ha dedicado durante 25 años a trabajar como psicólogo y orientador escolar en el Colegio Corazón de María de Gijón (Asturias) a la par que comandaba una clínica de psicología con su amigo y socio Félix Ruiz, también profesor del citado centro educativo durante un cuarto de siglo.
Y es que tanto Félix Ruiz (Gijón, 1972) como José Luis Pérez (Gijón, 1965) –de ahora en adelante Pepe– son psicólogos de profesión. Por ello, en 2004 decidieron abrir el Centro Ayalga, situado en la mencionada localidad asturiana, debido a la experiencia que tenían en la psicología y en la educación –Félix ha sido 25 años profesor de Secundaria de Filosofía, Ética y Religión–. “Así nació nuestro centro, con la intención de acompañar a personas en su desarrollo, pero por motivos laborales nos especializamos en la identificación y atención de niños, adolescentes y adultos con altas capacidades intelectuales y sus familias”, explica Félix a este medio.
Así fue como Félix y Pepe se convirtieron en una suerte de rastreadores y detectores de personas con altas capacidades intelectuales –anteriormente conocidas como superdotados– con miras a poder ayudarles tanto en las aulas como en sus vidas más allá de lo puramente académico. Son especialistas. Su centro, desde que inició su andadura, ya ha identificado “alrededor de 4.800 personas con altas capacidades intelectuales en España”, según Pepe, “entre las cuales el 80 % han sido y son menores”, añade Félix.
Pero no están solos en esta importante labor. En la actualidad los dos psicólogos y educadores cuentan con un equipo de 10 profesionales –psicólogos, pedagogos, terapeutas ocupacionales…– en sus tres centros (Gijón, Oviedo y Santander) a la vez que viajan por otras ciudades de España para identificar menores con altas capacidades.
“Nosotros tenemos un acuerdo de colaboración con varias asociaciones de ayuda a familias y personas con altas capacidades. Así, cuando las asociaciones nos lo piden, desplazamos nuestro equipo a la ciudad que corresponda para evaluar a los menores y a otras personas. Lo hacemos de manera intensiva, de viernes a domingo. Con los niños, con seis sesiones para que no se cansen. Y luego regresamos y devolvemos los resultados por videollamada. Ya hemos colaborado en localidades como Ferrol, Valladolid, Zaragoza, Guadalajara o Pamplona, entre otras”, explica el profesor y psicólogo Félix Ruiz.
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Los métodos 'Ayalga' y 'Espina'
Las evaluaciones que realizan Félix y Pepe, en este sentido, están avaladas por métodos científicos. “Nosotros seguimos los criterios clínicos y las teorías de la asociación americana de alta capacidad –la National Association for Gifted Children (NAGC)– y de acuerdo con ello hacemos una evaluación clínica multinivel. Evaluamos las capacidades cognitivas del menor, las creativas, las de personalidad y también hacemos una evaluación emocional, pero no sólo del individuo, sino también de su ambiente y viceversa”, explica Pepe Pérez.
Este método científico ha sido el que ha permitido al centro detectar a casi 5.000 personas con altas capacidades en toda España. Eso, por supuesto, ha servido como balón de oxígeno para los padres y las asociaciones que han encontrado dificultades para que la administración pública evalúe e identifique a las personas con altas capacidades. Una trabas que provocan que, según estos colectivos, en este país “se haya detectado menos personas con altas capacidades de las que realmente hay”.
Según los datos oficiales recogidos por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, en España hay casi 41.000 menores con altas capacidades identificados en todo el país. “Pero hay más, porque el propio Ministerio dice que el 10 % de la población española tiene altas capacidades, lo que significa que hay 4,8 millones de personas que las tienen. En el caso de los menores, hay unos 820.000 niños, pues la población escolarizada es de 8,2 millones”, indica la vicepresidenta de la Asociación Sin Límites Aragón, Beatriz Urriés. Esta comunidad autónoma, de hecho, está en la cola de detección de niños con altas capacidades.
En Primaria, en este sentido, la media en España de detección de niños con altas capacidades es del 0,2 % del alumnado matriculado, mientras que comunidades como Asturias el porcentaje ha ascendido vertiginosamente hasta el 4,2 % del total matriculado durante el último año. Eso significa que este curso 2022/2023, el Principado se ha convertido en la comunidad con el mayor número niños de 6 a 12 años identificados con altas capacidades en relación con su población total. Un total de 280. Y todo ello ha sido gracias a la labor de la consejera de Educación en funciones, Lydia Espina López.
“Aunque hay que dejar claro que no es la primera vez que se lleva a cabo una campaña de identificación de niños con altas capacidades en Asturias, es verdad que la consejera Lydia Espina ha estado muy sensibilizada con el tema y ha optado por la línea de intervención. Es decir, se ha promulgado la identificación de estos menores. Esto es algo fabuloso, porque primero hay que poner de manifiesto la población que hay con altas capacidades para luego estudiar cómo podemos ayudarle”, explica Pepe Pérez, también profundo conocedor de lo que ha acontecido dada su posición como orientador de colegio.
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Asturias, líder de España
En Asturias, como se ha venido contando, la identificación de menores con altas capacidades en el último curso ha sido vertiginosa. Pero, ¿cómo ha sido este método público de detección? Bien, para empezar, se realizó un cuestionario al 95 % del alumnado de Primaria asturiano de los centros públicos y concertados de la región. “A partir de ahí, se clasificó a los alumnos en verdes, naranjas y rojos. Y cuando uno era seleccionado como rojo es que había alguna señal o indicio de que podía tener altas capacidades”, explica Pepe Pérez, que también trabaja en el departamento de orientación del Colegio Corazón de María.
Estos alumnos rojos fueron 637 y, posteriormente, fueron evaluados de manera psicopedagógica por los departamentos de orientación de los colegios. “En el caso de mi centro, eso fue más labor de los profesionales que se dedican a Primaria, pues yo trabajo para Secundaria”, cuenta Pepe. En todo caso, el resultado final fue claro: se detectaron en este curso 280 alumnos confirmados con altas capacidades en Asturias, que pasarán a registrarse como estudiantes con necesidades educativas especiales.
“Es muy importante la identificación, porque a partir de ahí se puede estudiar caso por caso si el niño necesita ampliación de contenidos, flexibilización –adelantar un curso–... Es un buen primer paso”, valora Pepe Pérez. Y es que como orientador sabe de lo que habla. En su centro, el Corazón de María de Gijón, existe un proyecto desde hace años de detección e incentivación de talento. Eso, por ejemplo, ha repercutido en que tres alumnos del centro, Iyán López, Paula Rodríguez y Jorge de la Mano, hayan logrado un hito: sacar un 14 en la EBAU de este curso. Hubo otros dos estudiantes con un 13,95 sobre 14.
Pese a todo, no todos los menores con altas capacidades de España tienen la suerte de acudir a este centro educativo o de crecer en Asturias, la comunidad autónoma que desde un tiempo a esta parte está apostando por el colectivo. Por ello, mientras que el sistema público se pone las pilas en otras autonomías, centros psicológicos como el que dirigen los psicólogos y educadores Félix Ruiz o Pepe Pérez sirven para rastrear e identificar a niños con altas capacidades intelectuales con miras a mejorar su bienestar.