Jesús, empleado de Correos

Jesús, empleado de Correos Sara Fernández

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Jesús, cartero: "Tenemos cuatro días para repartir más de un millón de votos, es mucha presión"

Acompañamos a un repartidor de Correos durante una jornada de refuerzo. Otros empleados denuncian que no han recibido más personal.

17 julio, 2023 01:42

Son las diez y media de la mañana, barrio madrileño de Vallecas. Domingo, cerca ya de los 30 grados, en la antesala de una nueva ola de calor. Jesús asoma al fondo con su carrito, repleto de la documentación electoral. Ring, ring. Nadie responde. Segundo intento, ring, ring: “Cartero de Correos, por favor, ¿me abre?” Alguien lo hace sin preguntar. “Es absurdo que trabajemos el fin de semana, porque al final mucha gente está fuera y lo único que hago es dejar los avisos y llevarme los sobres de vuelta”. 

Comprueba la dirección en los buzones y deja el papelito en el que corresponde. En el carro acumula una buena cantidad de sobres sin entregar, la mayoría irán a la oficina de Correos más cercana después de dos intentos de entrega fallidos. “Venimos dos veces y si no están, la gente tiene que ir a la oficina a recoger el sobre. Trabajamos con mucha presión, no te haces a la idea, porque lo han retrasado todo tanto que ahora vamos con la lengua fuera”, asegura Jesús. 

Jesús, cartero de Correos

Jesús, cartero de Correos Sara Fernández

Hace ya tres horas que comenzó su jornada, hora y media desde que está en la calle. “El otro día nos dijeron que había aún un millón y medio de sobres por repartir y nos quedan cuatro días, de aquí hasta el jueves. Vamos a contrarreloj, pero es que esto hay que sacarlo sí o sí, no hay otra opción”, afirma. El pasado día 13 de julio terminó el plazo para solicitar el voto por correo con récord en la historia de la democracia: 2,6 millones, el 7% del censo. Quienes reciban todos los papeles, tienen hasta el próximo 20 de julio para ejercer su derecho al sufragio. Para intentar agilizar los trámites, los carteros han estado repartiendo casa por casa y las oficinas de Correos han permanecido abiertas este fin de semana. El sábado en toda España y el domingo en Madrid, Barcelona y otras localidades turísticas.

[El voto por correo se dispara a su máximo histórico: más de 2,6 millones lo solicitaron]

Lo absolutamente prioritario es el voto por correo, “pero es que luego tenemos que repartir también la propaganda electoral, los certificados…”. Pasada media hora, el cartero termina con la documentación electoral y acude a la oficina de reparto a por el resto. Jesús tiene 57 años, dice que su vida laboral suma cuatro páginas. Ha trabajado en mil sitios antes de llegar aquí, “con contratos de días o de horas”, aunque los últimos 20 los ha pasado repartiendo por las calles. “He hecho unas cuantas elecciones, pero no recuerdo nada como esta vez, el ritmo al que estamos yendo. Es que a quién se le ocurre poner esto en verano…”, insiste. 

Sara Fernández

Sara Fernández

Hace unos días se tuvo que sentar en el bordillo de una farmacia por el mareo, debido a las altas temperaturas. “Hace muchísimo calor, pero es que cuando hay alerta naranja es casi peor, porque recortan las horas de estar en la calle y nos vemos sin tiempo para entregar la documentación electoral”. Reconoce que es muy nervioso y que se plantea esto como una carrera contra el tiempo. En su unidad sí que han puesto refuerzos, aunque él se ha ofrecido como voluntario para trabajar estos días.

Tras 20 años en la empresa, un mes normal su sueldo no supera los 1.200 euros netos y con el esfuerzo extra de estos días se puede llegar a duplicar. Las extras del domingo las pagan a más de 25 euros la hora y el reparto de propaganda electoral sale por unos 800. “He escuchado a los políticos hablar mucho del voto por correo, han puesto en duda el sistema, pero lo que he escuchado menos es hablar de los trabajadores del servicio de Correos, del servicio que estamos prestando”, zanja.

Sara Fernández

Sara Fernández

Quejas en las oficinas

Cerca de una hora después continúa repartiendo los sobres de los partidos y el resto del correo postal. A unos 300 metros, por la oficina de Correos más cercana acude Álvaro Ortega, un joven de 29 años al que Jesús ha venido a entregarle la documentación esta misma mañana. “Ha sido todo muy rápido, lo pedí el miércoles y hoy ya lo tenía en casa. Es la primera vez que voto por correo, pero la verdad es que no he tenido ningún problema”, cuenta. 

En el interior de la oficina no opinan lo mismo. “Ha sido muy duro, esta semana ha sido durísima”, se desahoga una empleada que prefiere no dar su nombre. Correos ha habilitado algunos centros para la prensa este fin de semana, pero en el resto no permite que se hagan declaraciones. “Mira, yo te lo digo porque lo siento. En el momento en el que hay cualquier impugnación se retrasan todos los envíos y esta semana no dábamos abasto. Aquí no ha habido refuerzos, como decían, sino que hemos estado doblando turnos y haciendo lo que hemos podido”, insiste la mujer. Correos informó de que había contratado a unas 20.000 personas para esta campaña.

Álvaro Garrido, votante

Álvaro Garrido, votante Sara Fernández

Este domingo la situación era mucho más tranquila que el resto de la semana. Hasta el pasado jueves se juntaban quienes venían a solicitar el voto, los que habían recibido la documentación y acudían a entregarla y otras muchas personas que desconocen cómo funciona el voto por correo. “Nos venía de todo, gente queriendo votar únicamente con su DNI… Y luego mucha desconfianza. Se piensan que nosotros abrimos los sobres o que van a saber lo que votan por poner el remite en el sobre”.

Hace unos días el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, sembró dudas ante el voto por correo. “Pido un esfuerzo a los carteros, con independencia de que sus jefes no faciliten su trabajo, que repartan todos los votos antes de que venza el plazo, para que los españoles podamos votar”, afirmó un día antes del límite para pedir el sufragio por correo. Se quejaba de la falta de personal extra, como habían denunciado los sindicatos antes de las últimas contrataciones de la empresa pública. Un día más tarde el líder popular insistió en una entrevista en El Confidencial en que “existe el riesgo de que haya muchos ciudadanos que se queden sin votar por correo, y eso será responsabilidad del Gobierno”.

[Inquietud en los días clave del voto postal: Feijóo apela a los carteros y Correos asegura el reparto]

La empleada de Correos confirma que a su oficina no han llegado refuerzos, pero subraya que le escuece enormemente que se ponga en duda el sistema. “Yo al final esto lo hago por compromiso: por compromiso como servicio público, por compromiso laboral conmigo y mis compañeros y por un compromiso con la sociedad. La gente no sabe lo que tenemos con los servicios públicos”, ahonda. 

Se desatasca la situación

En las calles, sin embargo, siguen llegando a cuentagotas los votantes. El cuello de botella de los últimos días parece haberse disipado. Estrella y Martín han llegado justo a tiempo, ya que el martes se van de vacaciones a México y se les agotaba el tiempo. “Pero mira, a mi hija, que viene con nosotros de vacaciones, no le ha llegado y ya se va a quedar sin votar, porque había pedido que le mandaran la documentación a su lugar de trabajo y este lunes ya no va por allí”. 

Estrella, votante

Estrella, votante Sara Fernández

Quienes hayan recibido la documentación sí que pueden entregar los sobres con las papeletas en cualquier oficina de Correos, no necesariamente en la más cercana. Por eso estos días puede que las colas se desplacen a los lugares de costa. Laura y Lucía no van a a la playa, pero casi. Vienen con bañador, un cubo, pistolas de agua y flotador, listas para la batalla naval que se celebra todos los años en Vallecas, una fiesta en la que cientos de personas tratan de sobrellevar el calor desde Madrid de la mejor forma posible. 

Las chicas, que acaban de aparcar frente a la oficina de Correos, dicen que han pedido el voto a distancia y tienen las papeletas en casa, pero que no sabían que lo podían llevar a cualquier oficina postal. “Yo no me fío mucho de este sistema, prefiero meter la papeleta en la urna, pero nos vamos antes y este año es más importante que nunca votar”, afirma Laura. Son pareja e insisten en que estas elecciones “están en juego muchas libertades individuales”.  

Laura y Lucía, votantes

Laura y Lucía, votantes Sara Fernández