Sería difícil encontrar a alguien en la sala que no se haya puesto en posición para bailar al escuchar eso de ‘Boooooooomba’ con la particular voz de King África en cualquier verbena. Sin olvidar otros éxitos como 'Paquito el Chocolatero', mítico de cualquier boda o celebración familiar, o 'Salta' y 'El Humahuaqueño'. Con estos hits llegaba a España el argentino Alan Duffy a finales de los 90 y desde entonces, no ha dejado de triunfar. King es el personaje, Duffy es la persona desconocida para el gran público.
En esta entrevista con EL ESPAÑOL, cita a Warhol o a Chaplin y nombra a Vivaldi, Chaikovski o Mozart como referentes musicales de la infancia. Puede chocar viniendo del “único rey del verano” –como se cataloga él mismo-, pero también nos ayuda a entender muchas cosas. Alan atiende a este periódico con voz calmada de camino al primer bolo del fin de semana: “Hago Valladolid – Madrid – Sevilla- Chipiona, que es donde toco. Y mañana nos toca Elche, que actúo en una boda”. Viene de un colegio militar, sabe que esto es trabajo y que hay que aprovechar la ola que dura ya más de 30 años: con residencia entre Valladolid y Málaga, el ritmo sigue sin parar.
P- No todo el mundo sabe que se llama Alan, siempre ha dicho que no le gusta hablar de su vida privada.
R- No hablo porque me dedico a cantar, poco importa lo que tenga o deje de tener, si estoy o no estoy. Siempre me he dedicado a la música y King Africa es música, no soy un personaje de las páginas rosas. Siempre he cantado y he intentado que la gente vea eso: soy cantante, rey del verano, hago canciones y nada más. Poco importa mi vida, no suma ni resta.
P- Aun así, participó en la segunda edición de Gran Hermano VIP.
R- Cuando estábamos con la discográfica Vale Music, sacamos un disco que se llamaba ‘Fiesta VIP’ que incluía Paquito el Chocolatero. Por entonces, habían desaparecido programas de televisión donde hacer promoción musical como 'Música Sí', así que me dijeron: ‘Te conviene estar ahí una semana, para entonces te haces el loco, te echan, y sales con la promoción del disco hecha’. Pero como me porto bien y no me meto en problemas, estuve como un mes y medio, hasta que llegó un momento que me hice el loco de verdad y dije: ‘A ver si me echan’.
[King África… pero sigue siendo el rey]
P- Lo provocó.
R- Fue una discusión tonta, pero como todos estaban nominados con dos puntos, eligieron al que más lío había armado, que era yo. Pero vamos, la locura normal que se vive en televisión.
P- Se quedó con la espinita de Supervivientes.
R- He sido militar, estudié en un colegio militar y sé cómo moverme por ahí. Sé cómo pescar, por ejemplo. Más que pasar calor y que te pique un bicho, no tiene mucha historia. La gente se queja del hambre, puedes pasar hambre, pero qué se yo… ya comerás mañana. Lo sobrellevaría bien.
P- Llevaría peor la exposición.
R- Realmente no, porque al final el que siempre está ahí soy yo. Pero si sales y la gente habla por hablar… pues no soy quiero ser partícipe de eso para 15 segundos de fama, como diría Andy Warhol.
Quería ser una estrella del rock
Duffy comenzó a estudiar guitarra a los siete años en Argentina. Y cuando estaba terminando Primaria, encontró grupos de rock con los que tocar en el colegio y el instituto. Con uno de ellos, versionaba canciones de The Police: “Éramos la única banda argentina que hacía ese tributo y llegamos a tocar hasta en el Hard Rock de Buenos Aires o México”.
Poco después, se pasó “a lo oscuro”, como él mismo afirma. Comenzó a trabajar en la compañía ‘Oid Mortales Record’ (que hace referencia a las dos primeras palabras del himno argentino), donde componía y cantaba jingles para radio y televisión. Todo hasta que un día le ofrecieron el proyecto de King Africa, liderado hasta entonces por Martín Laacré. “Dije que sí, al final estaba tocando en Hard Rock, pero terminaba pagando yo. Con esto se vivía bien y ya era hora de vivir de la música”.
P- En realidad usted había estudiado ingeniería electrónica.
R- Mi madre me decía: ‘A saber si con el chingui-chingui llegas a algo’ (ríe). Ahora me dice que no fue así, que lo que quería era que estudiara primero y luego me dedicara a lo que me gustaba, que era la música. Así que intenté estudiar, sacarme un título que no he ejercido y claro, te olvidas de un montón de cosas. Otras, no, porque son básicas, pero decidí tirar por la música.
P- Su madre era profesora de tango. ¿Sabe bailarlo?
R- En casa de herrero, cuchillo de palo. Mi madre bailaba muy muy bien y lo sigue haciendo, a pesar de que esté mayor, porque ahora se lo recomiendan por los músculos. Pero no es el tango de baile de salón con las piruetas o con ese revoleo de la pierna. Mi madre enseñaba tango, pero clásico de toda la vida.
[El mundo no está preparado para ver a King África versionando Roxanne de Police]
P- Al final ha estado rodeado de música por una cosa o por otra.
R- Sí, yo siempre he escuchado mucha música clásica, boleros… la música de antes. Y después empecé con el rock argentino, pero tengo mucha cultura de Mozart, Chaikovski, Vivaldi…
P- Quién lo diría.
R- Claro, yo me pongo a hablar de mí y la gente se asombra, porque al final todos se quedan con el personaje colorido que canta canciones del verano, pero nadie sabe qué has estudiado, qué sabes o hasta dónde llega tu nivel de inteligencia.
P- ¿Y dónde empieza y termina el personaje?
R- Si alguien se enamora del artista, que vaya a buscarlo arriba del escenario. En mi vida cotidiana soy más tranquilo; King Africa es más divertido, más loco. Siempre me dicen: ‘Caminas con cara muy seria’. Pero es que soy así, no estoy todo el día de risas. El hombre más serio de la historia es Charles Chaplin y era un personaje que te hacia reír. La gente espera que seas divertido o que hagas la gracia y para muchos es un trabajo. Yo soy serio, pero no voy de interesante, no me molesta que la gente me pregunte o me hable, al final cuento estas historias para que se sepan. Tampoco me molesta que me pidan una foto, es una forma de reconocerte, y a mí siempre me lo piden de forma respetuosa, no puedo decir que no a eso.
Cuando explotó la bomba
El hit que más se le reconoce en nuestro país es ‘La Bomba’, que suma más de 25 millones de visualizaciones en Youtube y 42 millones de escuchas en Spotify. Pero lo cierto es que existen otros, como ‘El Humaguaqueño’, ‘Paquito el Chocolatero’ o ‘El Camaleón’, con el que realmente comenzó a hacerse un hueco en los carnavales de Tenerife y el resto de la península hasta que la bomba explotó de verdad.
“Comenzamos a trabajar con Vale Music e hicimos dos discos con compilados de canciones donde metimos ‘La Bomba’. Tiempo después estábamos en Dallas de gira y nos dijeron que teníamos que salir rápidamente para España porque la bomba había explotado. Nosotros no sabíamos de qué hablaban porque era un tema que grabamos en un compendio con más música y ya cuando llegué aquí, me enteré de lo que era ‘La Bomba’ en España. Después de eso, parecía que no iba a haber nada más, pero sacamos ‘El Humaguaqueño’ y ese disco está nominado por la revista Billboard como disco del año y fui elegido como artista revelación. Así que bueno, tan mal no veníamos”.
P- Ha recorrido medio mundo gracias a este hit y ha sido reconocido por público e industria con numerosos reconocimientos como una leyenda. Uf, menuda responsabilidad, ¿no?
R- Una persona me dijo que había entrado en categoría de leyenda para la generación de los 90. En los 70 u 80 serías Dios, eso es para ídolos como Madonna o como Michael Jackson, que son referencia pura y dura. Pero mira, yo sigo haciendo lo mismo para 1.000, 35.000 o 250.000, que es el récord que tengo, tocando en Tenerife. Y siempre digo lo mismo, haya más o menos gente, el respeto que me he ganado es porque tengo química con la gente, transmito, y la gente está bailando y cantando antes de que salgas. Así que me quito el sombrero con la gente que me respeta.
P- ¿Produce también lo que va sacando?
R- Generalmente no salgo en títulos como productor, pero cuando estamos en el estudio, me hacen caso en algunos temas.
P- Es que sigue siendo el rey del verano.
R- El único rey del verano, porque lamentablemente falleció Georgie Dan, que era el verdadero, y me quedé con el título solo. Soy único en mi especie, que no se puede mezclar con otros, porque hay cantantes de pop, de trap, de reggaeton… pero soy el único cantante de canción del verano porque eso se ha perdido.
La fórmula del hit
¿Cuál es la fórmula entonces para el hit? “Son canciones divertidas, que no se meten con nadie, que hablan de cosas triviales”. Acaba de sacar el tema junto a Clase-A, ‘Yo quiero fiesta’, en el que vuelven a recrear la fórmula de baile del verano y que, por lo que parece, vuelve a funcionar: suma más de 16.000 visualizaciones en Youtube.
“Cuando suena, todo el mundo se pone a bailar porque tiene ese golpe que te da en el cuerpo”. Con este y el resto de los éxitos, completa el repertorio de sus actuaciones, que celebra a veces solo y otras con bailarinas por toda España.
[Las siete grandes canciones de Georgie Dann, el rey de los temas del verano]
P- Está habiendo cancelaciones y censuras por parte de determinados ayuntamientos de espectáculos y shows culturales. ¿Tiene miedo a sufrirla usted?
R- No, no he tenido nunca censura, al hacer un contenido blanco que va a producir fiesta donde vaya. No tengo ni partido político ni bandera, soy familiar para todas las edades y la gente lo acepta.
P- ¿Está al día de la política de España y de su país?
R- Si últimamente prestas atención a los telediarios o a la prensa, solo salen cosas tristes y de política. Los argentinos que llevamos mucho tiempo aquí en España llegamos en su momento a un país adelantado por muchos motivos, porque se podía vivir bien, porque había respeto, había justicia, pero hoy en día están copiando lo malo de estos países. Cada vez hay más corrupción, más cosas raras que te llaman la atención. A nosotros no nos asusta porque lo hemos vivido muchos años, pero por buen camino no van. Argentina era el granero del mundo, el que tenía los mejores cultivos y las mejores vacas, hasta que comenzaron con los impuestos y a matar la agricultura. Y aquí está ocurriendo algo parecido a lo que ocurrió allí en los años 80.
P- ¿Visita mucho Argentina?
R- Voy este año después de seis sin ir. Con la pandemia y teniendo familiares que son mayores, tienes un riesgo de poder contagiarles y mi familia ha entendido que no debía viajar hasta ahora. Pero este año me iré de octubre a enero.
P- Muchos meses, ¿actuará allí?
R- No, no, voy a disfrutar. Antes solía ir cada dos años, así que creo que se lo merecen después de tantos años y yo también, dejar un poco la música aparte. Aunque ya estamos cerrando el carnaval de febrero y el circuito de bodas, que desde que fui a la de la hermana de María Pombo, mucha gente nos escribe pidiendo que actúe en sus celebraciones. Además es muy loco, porque siempre es sorpresa: o no lo saben los novios o los invitados, así que cuando aparece King Africa de repente la gente se queda loca.
P- ¿Piensa en retirarse algún verano?
R- Yo siempre digo que hasta que no tenga esa sensación de no conectar con la gente, o hasta que deje de divertirme, no. A mí me divierte mucho el escenario, me encanta hablar con las bailarinas, los viajes, la gastronomía de España… Es que tenemos muchos sitios bonitos, no todo es Madrid, Barcelona o Sevilla. Cuando pierda la conexión con el público diré: ‘Hasta aquí hemos llegado’. Salvo que me pase algo grave, toco madera.
P- ¿Es creyente?
R- No, es que sé que en algún momento nos va a pasar a todos algo, no tenemos la fecha caducidad como en los yogures, pero la tenemos dentro. No me preocupa, lo único que pido siempre es que me recordéis con alegría, nada más.
P- ¿Ha tenido miedo a que se acabe el éxito?
R- No, porque eso es parte de esta historia. Si no comprendes desde el principio que esto puede durar un año, varios o dos días... pues no has entendido nada de la profesión.
P- Sobre todo cuando te conviertes en leyenda.
R- Bueno, eso me lo llama la agente, yo no me lo he puesto. Me conformo con ‘el rey del verano’, que bastante tengo con eso. Podría estar disfrutando del verano, pero con ese título tengo que trabajar mientras los demás están de fiesta. Me han jodido los veranos con mi título nobiliario.