La noticia ha hecho saltar todas las alarmas. La detección en nuestro país de una partida de sandías procedente de Marruecos y, supuestamente, contaminadas con plaguicida ha llevado a la sociedad española a preguntarse si es seguro comprar fruta en el supermercado. Tal y como ha asegurado la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, la protección del consumidor español que compra este tipo de alimentos de forma habitual no está del todo garantizada, debido a los estándares inferiores en cuanto al uso de plaguicidas de la fruta procedente de países como Marruecos.
La consejera de Salud y Consumo, Catalina García, ha querido tranquilizar a la sociedad asegurando que no hay "constancia" de que a territorios como Andalucía hayan llegado sandías de Marruecos con plaguicidas no autorizados. Misma versión que la que ha ofrecido el Ministerio de Sanidad, que también niega dichas informaciones. Sin embargo, la polémica está servida y son muchos los españoles que se preguntan si deben fiarse o no de las frutas y verduras que compran en su supermercado de confianza.
Ahora, los melones y las sandías se han visto envueltos en una nueva polémica. Y es que algunos consumidores se han dado cuenta al acudir a los supermercados de que este tipo de fruta, tan común en verano, es cada vez más pequeña. Un argumento que han corroborado algunos productores de melón y sandía de provincias como Ciudad Real o Alicante, que han confirmado que la temporada de este año se ha visto abocada a calibres menores.
Tal y como ha explicado a Europa Press el agricultor Mario Picazo, de Melones y Sandías Los Picazos, el motivo se debe principalmente a las últimas lluvias y tormentas, que ha mermado la fruta. A pesar de todo, desde el sector auguran una buena campaña y creen que, en caso de mantenerse las altas temperaturas, el precio será correcto y la calidad "como siempre, extraordinaria".
La reducción de peso y el calibre de este tipo de frutas es toda una realidad. De hecho, se estima que la bajada ha sido de en torno a un 30%. Sin embargo, desde el sector aseguran que, según las previsiones, a primeros de agosto se podrá volver los calibres tradicionales, de entre 1,5 y 2 kilos, para terminar consolidando piezas de hasta 4 kilos.
Sin duda, otra de las principales preocupaciones en la actualidad es lo que pueda ocurrir con la exportación, más común en la sandía que en el melón. A pesar de la situación que atraviesa el sector, los agricultores confían en que se podrán alcanzar cotas importantes si se mantienen las temperaturas en el centro de Europa.
Y es que, tal y como han confirmado los propios agricultores, las altas temperaturas favorecen a que los trabajadores puedan conseguir un mayor nivel de productividad. "El sol es el que compra más melones", asegura.
En Alicante, territorio por excelencia de producción de melones, la fruta también ha sufrido esta reducción en los calibres. Tal y como han explicado los agricultores, la cosecha ha experimentado una merma al pasar de los 500.000 a los 200.000 kilos como consecuencia del exceso de calor y las lluvias tardías.
El tamaño de las sandías y los melones ha sido uno de los principales problemas que ha sufrido el sector frutícola en nuestro país. Sin embargo, los impedimentos no solo han pasado por la reducción de los calibres, sino también por el desabastecimiento. Las abundantes lluvias en territorios como Murcia han provocado que muchos establecimientos no hayan podido ofrecer este tipo de artículos a los consumidores. Se calcula que la producción ha disminuido hasta en un 70%.
Los agricultores españoles, afectados por la llegada de la fruta de Marruecos
La denuncia la llevan realizando desde hace meses. Comenzaba con la alerta de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) sobre el posible fraude en el etiquetado de la fruta y continuaba con las quejas de algunos agricultores. Era el caso de Manuel Puertas, un agricultor procedente de Motril (Granada), que en un programa de televisión aseguró que se vería obligado a regalar hasta 100.000 kilos de sandía debido a la llegada masiva de las de Marruecos.
"Estoy llamando a la gente para que vengan y me las quiten de en medio. Antes de tirarlas prefiero que la gente venga y se las coma. Ya me he cansado de llamar y tocas puertas porque todas nos las han cerrado. Les dije a los cortadores que se las llevaran gratis, pero me dijeron que no les convenía. Tres meses de trabajo aquí, mañana y tarde, para abrir las puertas y que la gente se las lleve", aseguraba.
Y es que dos de cada tres sandías que se consumen en España proceden de Marruecos o de Senegal. En los últimos años, se estima que los agricultores han llegado a perder hasta 75 millones de euros en el cultivo de estas dos frutas.