María del Carmen Pérez Moya, bisnieta del fundador de la empresa.

María del Carmen Pérez Moya, bisnieta del fundador de la empresa. Fernando Ruso

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Los Moya llevan 111 años fabricando tricornios para la Guardia Civil: hoy venden cada uno a 66,90 €

La empresa sevillana, Manufacturas Moya, ha pasado ya por 4 generaciones diferentes, y actualmente está al cargo María del Carmen Pérez, bisnieta del fundador.

4 agosto, 2023 12:09

La mayoría de profesionales requiere de un uniforme especial para ejercer sus funciones. La Guardia Civil entre ellas. De ahí que la empresa sevillana Manufacturas Moya se haya erigido como una de las más relevantes del sector en España. Se trata de una firma con sede en el pueblo andaluz de Herrera que se encarga, desde hace 111 años, de diseñar todo tipo de prendas para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, entre ellos la Benemérita, la Policía Local o Protección Civil, entre otras. Tras un centenario recorrido de producción y ventas, hoy, al frente de la empresa, está María del Carmen Pérez Moya, cuarta generación de una larga estirpe familiar. 

Manufacturas Moya fue fundada en 1912 por Francisco Moya Campins, hijo del cuerpo de la Guardia Civil. Su comercio comenzó con la fabricación del tricornio. Tras unos años de duro esfuerzo, comenzó a tener una producción de 125 unidades diarias y ventas a todas las provincias españolas, incluidas las islas. 

Después de 100 años en activo, la firma sevillana ha pasado ya por cuatro generaciones y sigue siendo la número uno en la venta de este tipo de artículos. Entre sus piezas más insignes está el traje de Gran Gala de la Guardia Civil, considerado uno de sus mejores trabajos.

Una de las costureras de Manufacturas Moya preparando el forro de un tricornio.

Una de las costureras de Manufacturas Moya preparando el forro de un tricornio. Fernando Ruso

Mallorquín de nacimiento, Francisco Moyá (la tilde del apellido se perdió cuando llegó a Sevilla) se enroló en la Guardia Civil llevado por su anhelo de salir de las islas, aunque como agente del instituto armado duró poco, ya que no soportaba que nadie le diese órdenes. Sin embargo, se fue de la Benemérita con la comezón de mejorar el tricornio, ese sombrero o "cacerola", como la llaman cariñosamente dentro del cuerpo, tan incómodo para los agentes. Se clavaba en la cabeza con tal presión que dejaba una marca característica en la frente de los guardias.

Moyá comenzó reduciendo la pala, la característica parte de la nuca que confiere carácter al sombrero. También bajó la altura del delantero, la parte frontal. Además, dibujó en forma ovalada el contorno, conocido como imperial, adaptándolo a la anatomía de la cabeza. Tras esto, acomodó las alas al nuevo diseño, haciéndolas más comedidas. Tanto en forma como en tamaño, la prenda evolucionó considerablemente a lo largo de los años.

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Hoy es tal la popularidad de este complemento que incluso 111 años después del primer tricornio de Moyá este sigue siendo usado por la Guardia Civil. Sin embargo, actualmente es mucho más cómodo y vistoso, ya que está fabricado con un armazón de corcho natural, antitérmico y forrado en charol negro, que se adapta perfectamente a cualquier cabeza. La firma sevillana lo ofrece por un precio de 66,90 euros

Empresa generacional

Cuando murió Francisco Moyá a los 63 años, su hijo menor, Manuel, pasó al frente del negocio. Con sólo 18 años se hizo cargo de la empresa, ya que siempre había estado ayudando a su padre y la conocía perfectamente. Tras Manuel, su sucesora fue María del Carmen Moya, nieta del fundador.

Al frente de la empresa hoy se encuentra María del Carmen Pérez, cuarta generación a cargo de la fábrica textil. Además, según corrobora la gerente actual, la próxima será su hija, Gala, quien actualmente tiene 5 años. "Será la primera de los Moya que no llevará el apellido. Aunque en el pueblo la conocerán como Gala Moya, la de los tricornios, como a todos los nuestros", comenta. 

Madre e hija en la casa de la familia, en donde se ubica también el taller de Manufacturas Moya.

Madre e hija en la casa de la familia, en donde se ubica también el taller de Manufacturas Moya. Fernando Ruso.

A día de hoy María del Carmen Pérez mantiene en buena parte la filosofía aprendida por sus antecesores y asegura seguir a rajatabla la idea de las generaciones precedentes. "La verdad es que tenemos muy buena relación con la Dirección General. En general estamos muy contentos con ellos", cuenta la bisnieta del fundador.

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Sin embargo, y a pesar de ser una empresa muy popular en España, Pérez señala que cada vez sale menos rentable la fabricación de los tricornios. "Han subido los precios de los materiales y la mano de obra. Nosotros también lo notamos", apunta. De hecho, asegura que para obtener un mayor beneficio deberían subir sus precios.

"El precio unitario debería estar alrededor de 80 euros, pero no podemos hacer una subida tan drástica. Nos tenemos que ir amoldando poco a poco, ya que ninguno tenemos culpa de esta subida", apunta.