Vuelve el virus del Nilo a España: Victoriano y Rafael murieron tras la picadura de los mosquitos

Han pasado tres años y estos vecinos de las localidades de Coria y de La Puebla del Río aún no ha digerido todo lo que ha ocurrido en este periodo, que ha tenido sus consecuencias, tanto físicas como vitales. Por ejemplo, la familia de Rafael se mudó a otro pueblo. 

"Mi madre le cogió pánico y decidimos irnos", asegura su hijo, David Arteaga,  en conversación con EL ESPAÑOL. Lo peor es que de nuevo están viviendo esta pesadilla, como si fuera un déjà vu.

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La Dirección General de Salud Pública de la Junta de Andalucía ha alertado de la presencia del virus en la misma Puebla del Río y en las localidades de Guillena y El Castillo de las Guardas. También en algunas localidades de Málaga y de Córdoba como Campillos, la zona de la desembocadura del Guadalhorce y Montalbán.

Tras el positivo de estas muestras a través de una red de trampas de mosquitos en zonas de riesgo, la Junta pide tranquilidad porque aún no se ha detectado ninguna transmisión. No obstante, ha instado a sus ayuntamientos a la adopción de medidas de salud pública recogidas en sus planes municipales referidas a vigilancia y control de estos insectos en la zona.

Rafael, abajo a la derecha, con su familia. Cedida

También que comunique a la población la situación para alcanzar una mayor adherencia a las medidas preventivas. Aunque han sido detectados en zonas lejanas del núcleo urbano, las alarmas se han encendido.

En 2020 en el Hospital Virgen del Rocío se llegaron a tratar más de 60 meningoencefalitis. En concreto, en la comunidad andaluza el virus provocó 72 hospitalizaciones y siete muertes, cuatro en Sevilla -tres hombres y una mujer de 70 a 85 años- y tres en Cádiz -dos hombres y una mujer de 59 a 87 años-.

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En el mes de septiembre de 2020 la Junta contrató los servicios de la empresa Lokímica e inició una campaña de desinsectación. En los alrededores de la zona de Coria y de La Puebla del Río, cuyos ayuntamientos fumigaron en un principio por la zona urbana, se utilizaron todo tipo de maquinaria incluso unos drones cargados de biocidas específicos para acabar con sus larvas. 

Personal fumigando para combatir el mosquito que causa el virus del Nilo. EFE

David, el hijo de Rafael, recuerda aquello como "una auténtica pesadilla". La picadura de un mosquito causó a su padre daños irreparables tras provocarle una meningoenfacilitis.

Once años antes tuvo que someterse a un trasplante de hígado, pero desde entonces, gozaba de buena salud. Las alarmas saltaron unos días antes cuando empezó a encontrarse mal y por la tarde comenzó a subirle la fiebre que ascendió hasta los 39 grados.

David, incluso, fue uno de los impulsores de la plataforma 'Víctimas del Virus del Nilo' con el fin de que estos casos no cayeran en el olvido, para que no vuelva a ocurrir y siguieran las labores de desinsectación cada año. También para reclamar posibles daños y perjuicios por si se podría haber incurrido en alguna irresponsabilidad por la falta de fumigaciones.

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Sin embargo, tras consultar a un bufete de abogados y recabar la documentación pertinente, se dieron cuenta de que este camino no les llevaría muy lejos y declinaron continuar con la entidad. 

La familia del hostelero Victoriano Gómez León, la primera víctima en aquel mes de agosto, reconoce que la voz de alarma de la Junta le ha removido muchas cosas. Victoriano falleció a los 77 años tras 17 días ingresado en la UCI.

El empresario Victoriano Gómez. Cedida

A finales de julio de 2020, una semana antes de su ingreso acudió al hospital y en la sala de Observación le decretaron un diagnóstico de retención de líquidos. Finalmente, murió de una meningoencefalitis provocada por la picadura. La única patología previa que tenía era un infarto que sufrió hace 20 años pero se encontraba bien y su vida era activa y normal.

En su caso además, en aquellas fechas sus empresas se vieron muy afectadas. Ya estaba jubilado, pero fue el fundador de dos negocios hosteleros en La Puebla del Río, ubicados en una zona rodeada de arrozales. Hoy día los regentan su hija y su marido Rafael Sosa y aseguran que en aquellas fechas en la clientela se notó por el miedo de los vecinos a salir de sus casas.

"Hay miedo"

En conversación con este periódico, Rafael asegura que, al parecer en el casco urbano no se ha detectado, pero sí en los alrededores, donde hay urbanizaciones y negocios como el suyo. "Hay miedo", pero reconoce que sobre todo lo sienten los que "lo han vivido de cerca".

En cualquier caso, ve algo positivo a la situación actual de sequía. Se ha sembrado menos arroz y hay menos agua estancada, principal fuente de los mosquitos y de atracción a las aves que son las que se lo transmiten a los insectos.

En otros casos, que no fallecieron, sí persisten las secuelas. Por ejemplo una niña que tenía 14 años cuando le picó, actualmente con 17, sigue en estado vegetativo y su salud es bastante delicada. Otros tienen dificultades de movilidad y continuos dolores de cabeza. 

De ahí la insistencia de estas familias para que continúen las labores de vigilancia, fumigación y que esta situación no se repita cada verano.

Sin embargo, los expertos advierten que su erradicación total es poco probable porque los mosquitos son infectados por aves migratorias, y estas son difíciles de controlar. Sí se puede reducir, en cambio, el número de insectos y así la probabilidad.