Han tenido que pasar 18 años para que unos de los programas míticos del verano volviera a Televisión Española: El Grand Prix. Y lo ha hecho en plena forma, logrando unas grandes audiencias y convirtiéndose en el programa revelación de la época estival.

La versión del siglo XXI del concurso ha traído algunas novedades de plató, de dinámica de juego, ya no está la clásica vaquilla… y nuevas presentadoras que acompañan, eso si que no ha cambiado, a Ramón García como maestro de ceremonias.

La actriz Michelle Calvó presenta a los dos pueblos que se enfrentan cada semana por el premio; el acróbata Wilbur explica cómo se realizan las pruebas para que los concursantes sepan cómo se hacen; y, por último, para conectar con el público más joven, han fichado a una streamer, Cristinini, que narra el desarrollo de las pruebas.

Para Cristina López Pérez, que es su nombre real, no es la primera vez que trabaja en televisión ya que presentó en Movistar Plus+ el formato The Gaming House; ha sido colaboradora de Zapeando; y ha estado al frente del programa Time Zone de HBO Max.

La 'streamer' Cristinini. Cedida

EL ESPAÑOL ha contactado con la streamer para comentar el éxito de audiencia del regreso del histórico programa a RTVE, toda la formación académica que tiene, sus inicios en redes sociales y sus miedos, desde viajar en avión a cómo, pese a tener ahora millones de seguidores, de pequeña era tan tímida que no iba a clase si tenía que exponer un trabajo.

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De la timidez al éxito

“Nadie me cree, pero era una chica mega tímida de pequeña”, reconoce Cristinini al hablar de su pasado. Quien le iba a decir que, años después, estaría interactuando con más de 3 millones de seguidores en su canal de Twitch o trabajando en un formato televisivo como el Grand Prix.

No sólo eso, es que Cristinini, antes de dedicarse al mundo de los directos en plataforma digitales, también tuvo que trabajar de cara al público en una recepción de hotel y en una gran cadena de tiendas de videojuegos.

Pese a todo, la tarraconense confiesa que, en su época escolar, era incapaz de hablar delante de más de tres personas: “No podía, del nivel que si había una exposición oral en el colegio sobre algún tema que estuviéramos viendo como el sistema solar o algo así, por ejemplo, no iba a clase porque me daba mucha vergüenza”, recuerda.

Cristinini, en 'Time Zone'. Cedida

Pregunta.– Quién se lo iba a decir años después…

Respuesta.– Pues sí… también me costaba relacionarme con otras personas que no fueran mis amigos porque me daba muchísima vergüenza hablar con gente que no conocía. Lo típico de una niña tímida ¿no?

Me llegan a decir en el instituto que iba a acabar dedicándome a esto y me reiría. Pero no sé en qué momento cambié el chip y eso que hay gente que me pregunta cómo lo hice, que ellos son muy tímidos y quieren superarlo. Pero es que no lo sé, no me leí un libro o hice un curso… sólo pensé que me apetecía hacer lo que estoy haciendo, me aventuré y llegó un momento en que me dejó de dar vergüenza. Vi que podía hacerlo y ahora me siento cómoda.

Obviamente, tengo nervios cuando hago las cosas que hago, porque el día que pierda eso dejaré de trabajar aquí. Los nervios bonitos son importantes. Lo que no me gustaba de pequeña ahora me encanta.

P.– ¿Qué formación académica tiene?

R.– Tengo la carrera de Administración y Dirección de Empresas, otra en Finanzas y Contabilidad, un máster y un grado superior en Informática. Siempre he sido muy friki de la informática. Desde pequeña me ha encantado desmontar los ordenadores, montarlos, mirar las cosas que llevaban dentro o sus componentes. Me ha fascinado toda la vida.

Entonces, como no me quería meter a la carrera porque una ingeniería informática son unos cuantos añitos y yo ya estaba empezando con el canal de YouTube, decidí hacer algo relacionado con la informática y estudié un grado superior. Me enseñaron un montón de cosas, sobre todo de seguridad informática, que me gusta mucho.

Todos los estudios que me sirvan de respaldo para un futuro, bienvenidos sean. Soy una persona que le encanta hacer cosas, me gusta mucho formarme, estudiar, aprender, leer... Siempre que puedo me apunto a algún curso y me apasionan los idiomas. La gente no se cree que me guste estudiar, pero sí. Si tengo una tarde libre, cojo un libro y me pongo a leer sobre historia, química o cualquier otra cosa. Este dato también le sorprende mucho a la gente.

Cristinini domina cuatro idiomas. ce

P.– ¿Cuántos idiomas habla?

R.– Me desenvuelvo bien en castellano, catalán, inglés y francés. Sé algo de ruso y un poquito de alemán, pero hace muchos años que no lo practico. Eso sí, antes de meterme a estudiar otro idioma me gustaría afianzar los que ya sé porque hay algunos que hace más de 10 años que no hablo. Si tuviera tiempo, volvería a dar más clases de ruso o francés.

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Sus trabajos antes de Twitch

Cuando acabó sus estudios, Cristinini entró en el mundo laboral y, gracias a su dominio de los idiomas, comenzó a trabajar en la recepción de un hotel, donde sus conocimientos le sirvieron para superar su timidez y relacionarse con los clientes.

“Esos fueron mis primeros pinitos en el mundo laboral, aunque reconozco que fue un trabajo que al principio me costó porque todavía era un poco timidilla y claro, al final, al trabajar de cara al público tienes que estar espabilado porque te pueden pasar un montón de cosas y cada día es un mundo. Creo eso me ayudó también mucho”, comenta la streamer.

Recuerda que “aquel trabajo en la recepción me ayudó a ser más extrovertida, que no me importase tanto hacer el ridículo por si me equivocaba”. Y añade que “desde recepción pasé a contabilidad porque, al final, tenía una carrera en eso. Y mi último trabajo por cuenta ajena fue de jefa del departamento de compras”.

Cristinini, como 'streamer'. Cedida

P.– ¿Cómo decidió dedicarse a retransmisiones en Twitch y a la televisión?

R.– Un día vi una retransmisión del juego League of Legends y me impresionó mucho que un videojuego pudiese llenar estadios, que tuviera esa repercusión con todos esos trabajos detrás de presentadora, comentaristas, jugadores… Era una industria que no conocía, la de los eSports.

Pensé que me apetecía estar ahí, algo me hizo clic como en el corazón y ahí encontré como mi media naranja profesional. Dije “quiero hacer esto”. Decidí empezar haciendo vídeos para YouTube, más que nada para soltarme delante de cámara, y de ahí fui encadenando unos trabajos con otros hasta ahora.

P.– Pero también estuvo en una cadena de venta de videojuegos.

R.– Mientras hacía los vídeos de YouTube pensé también cómo me podía enfocar al mundo de los deportes electrónicos, que al final son juegos, y lo hice trabajando en el mundo de los videojuegos. Mis padres se sorprendieron que dejara mi puesto como jefa de un departamento de compras para ponerme a trabajar de dependienta a media jornada en una tienda para aprender de ese mundo.

Lo hice con la seguridad de haber estado trabajando muchos años, con ahorros… Ese mensaje sí que lo quiero dejar claro, no dejé un trabajo y me dediqué a ser streamer, fue un proceso y siempre con un respaldo económico. Eso me permitió, posteriormente, entrar en una revista de videojuegos trabajando como presentadora de un programa diario que era Pixel MeriStation. Escribía artículos y hacía reportajes sobre videojuegos para dicho portal.

Cristinini, en el 'Grand Prix'. RTVE

P.– ¿Cuál fue su primer trabajo en televisión?

R.– Fue en Movistar Plus+. La gente se cree que fui streamer antes que presentadora y no es así. Estuve al frente de The Gaming House Club con Sergio Perela, que era un programa que dedicado a los eSports. Y ahí fue donde me aventuré al mundo del streaming. Me apetecía hablar con la gente que me seguía, quería tener más presencia en redes y hacer otras cosas.

P.– ¿Siente más presión por los millones de seguidores en Twitch o los que la ven en televisión?

R.– A ver, las dos cosas presionan un poco porque te sientes responsable, claro, pero los seguidores en plataforma digital están más centrados en ti, la audiencia de un programa de televisión está más repartida entre todo el equipo.

Pero igualmente siento presión, aunque no soy la presentadora principal en el Grand Prix, que son Ramón García y Michelle Calvó, pero igualmente estoy ahí y mi trabajo se ve. Siento presión porque la gente escucha mi narración de las pruebas y me esfuerzo mucho para que los espectadores estén contentos, que se lo pasen bien… Eso es muy importante: hacer disfrutar a la gente y que esté en un ambiente cómodo. Siempre doy el 120% de mis capacidades, tanto para mi comunidad como para una audiencia que está más repartida entre todos los que estamos en el Grand Prix.

Cristinini, junto al equipo del 'Grand Prix'. RTVE

P.– ¿Qué prefiere: Twitch o la televisión?

R.– Las dos me dan cosas diferentes, es como elegir si quieres más a mamá o a papá. Las dos cosas son muy distintas y a la vez muy parecidas. Twitch es mi casa, llevo muchos años ahí, es el sitio donde puedo hablar con la gente que me sigue, los puedo humanizar y ellos a mí. Obviamente, yo empecé en televisión, me encantaba y he vuelto porque me gusta mucho, sino, no lo habría hecho. No podría vivir sin ninguna de las dos, la verdad es que me gustan muchísimo y no me puedo quejar.

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Su miedo a volar

La streamer, por su trabajo, también tiene que viajar a diferentes lugares para acudir a eventos, pero para Cristinini, coger un avión es un suplicio, aunque, poco a poco, va superando ese miedo a volar.

“Tengo aerofobia (miedo irracional a realizar un desplazamiento mediante avión) y he empezado a viajar hace relativamente poco. Otro miedo al que me he tenido que enfrentar para desarrollar mi trabajo”, reconoce la tarraconense.

P.– ¿Recuerda alguna mala experiencia en un avión?

R.– Creo que es, sobre todo, sugestión en mi cabeza. Pero uno de los peores vuelos que recuerdo fue uno que hice cuando era adolescente a Granada, ya que parte de mi familia es de allí. Durante el vuelo me sugestioné y veía cosas donde no había nada porque la cabeza, a veces, te juega malas pasadas, me asusté y me entró un miedo terrible a volar. Estuve siete años sin montarme en un avión hasta que fui con mis padres a Nueva York. Allí me lo pasé genial, pero las ocho horas de vuelo fueron lo peor. Iba contando los segundos que quedaban para llegar y pensaba que nos íbamos a morir en cualquier momento. Era una agonía.

Para afrontarlo me puse a estudiar, a saber por qué vuelan los aviones, físicamente qué es lo que le pasa para que se puedan levantar del suelo, por qué no se caen… y así fui asimilando esa información y vi que, físicamente, era imposible que pasase lo que yo me imaginaba que podía pasar. No es lo que más me gusta hacer en el mundo y si puedo lo evito, pero también me obligo un poco, si tengo unos días voy a cualquier sitio donde tenga que coger un avión para que mi cuerpo se vaya acostumbrando.

Su colección de bolas de nieve

A raíz de sus viajes comenzó una colección: “Muy poca gente sabe que colecciono bolas de nieve que compro en mis viajes, tengo de todos los sitios a los que he ido cuando he salido de España, tengo la casa llena, habré acumulado unas 30 o así. Es más, mis familiares cuando van de viaje, me traen una”, asegura.

“También me gustan mucho las figuritas y colecciono de todo tipo, desde princesas Disney hasta figuras de personajes de series de anime que veo porque me flipa, igual que el manga, que tengo estantería de casa llenas. De princesas, como no hay tantas películas, tendré unas 20 o así”, explica. Por último, no podía faltar el mundo de los videojuegos entre sus tesoros: “Colecciono consolas, las que sacaron también en versión mini de las retro tipo Super-Nintendo, NES, PlayStation…”, añade.

P.– ¿Qué otras aficiones tiene?

R.– Hago un poco de deporte, aunque me tengo que obligar ya que me gusta cuidarme, pero no disfruto yendo a correr o al gimnasio, no me flipa, aunque cuando termino me siento bien porque el deporte es salud en todos los aspectos.

Yo practicaba patinaje artístico, hice baile de forma profesional también durante muchos años, ballet… practicando eso disfruto más que yendo a un gimnasio. Cada vez que puedo salgo a patinar. También me gusta mucho pintar, aunque es una afición que tengo un poco dejada porque, lamentablemente, no tengo mucho tiempo libre. Echo de menos poder sentarme delante de un lienzo en blanco y brochazo a brochazo ver qué sale.

Cristinini, Ramón García y Michelle Calvó. RTVE

El éxito del 'Grand Prix'

Cristinini debutó el pasado 24 de julio como narradora de las pruebas del Grand Prix, el mítico programa de Televisión Española que ha vuelto a La 1 este verano. La streamer acumuló buenas y malas críticas en redes sobre su trabajo, pero ella siempre saca algo positivo de las circunstancias y ha seguido adelante, contando segundo a segundo, desde la improvisación, lo que sucede en la competición entre las localidades que acuden al programa.

P.– ¿Cómo le llegó la propuesta de participar en el Grand Prix?

R.– Mi agencia me contó que querían darle un soplo de aire fresco al programa y que buscaban a una persona especializada en redes para hacer una retransmisión de los juegos. Me comentaron que yo les encajaba por mi experiencia e hice el casting. Ahí estuve retransmitiendo pruebas de programas antiguos para ver cómo quedaba y a la productora, Europroducciones TV, les encantó. El resto es historia (risas). No me lo pensé un segundo, les dije que sí porque me hacía mucha ilusión participar en un programa que me trae tantos recuerdos familiares.

P.– ¿Qué tal con Ramón García y Michelle Calvó?

R.– Son geniales, son unos profesionales como la copa de un pino y buenísimas personas. Ellos y todo el equipo está disfrutando mucho con el programa y ellos siempre están ahí para apoyarme y ver si necesito algo, aconsejarme y pasárnoslo bien.

P.– ¿Esperaba el éxito de audiencia que está teniendo?

R.– Tanto, tanto, tanto no, pero estaba convencida de que iba a funcionar porque es un formato que ha visto todo el mundo, hasta a los más jóvenes les suena. Es que, en general, somos muy nostálgicos y que vuelva algo llevaba desaparecido de televisión casi 20 años tenía que ir bien. Obviamente se ha modernizado y se han cambiado cosas, pero sigue teniendo su esencia.

Cristinini, Ramón García y el dinosaurio. RTVE

P.– ¿Cómo ha llevado las críticas a su labor?

R.– Creo que la gente quería la vuelta de este programa, pero al poner algunas novedades a lo mejor se han asustado un poco. Pero sabíamos que iba a pasar y los nuevos, Wilbur, el dinosaurio y yo, íbamos a tener algunas críticas. Es que creo que estamos tocando la nostalgia de la gente y lo entiendo, no quieren que lo modifiquen, pero es que hay que hacerlo, hay que modernizarlo.

No me lo he tomado como algo personal, aunque he tenido críticas de ese estilo, aunque la mayoría no era conmigo, lo que no les gustaba era que hubiera una streamer comentando las pruebas. En las siguientes emisiones ya ha habido más gente que ha publicado cosas diciendo que les gustaba más que criticando, y eso que cuesta más alabar que criticar en redes.