En 1993 se estrenó en España el programa ¿Qué apostamos?, presentado por Ramón García y Ana Obregón en La 1. Fue un triunfo en televisión, estuvo en emisión durante siete años y estaba dirigido por Francesco Boserman, hermano del directivo que lo producía, Carlo Boserman.
Dos años después, los hermanos le propusieron otro formato a RTVE, el Grand Prix, donde dos localidades de menos de 5.000 habitantes se enfrentaban en cada entrega en busca del premio final. Una vez más, en la dirección estaba Francesco y como productor ejecutivo, Carlo, convirtiendo el concurso en todo un éxito, emitiéndose durante 10 veranos consecutivos, pero que ha tardado 18 años en volver a emitirse.
El culpable de su retorno no ha sido otro que Carlo Boserman, el director general de EuroTVProducciones, que le propuso a Televisión Española volver a hacer el Grand Prix, actualizándolo a los tiempos actuales e incorporando a caras nuevas junto a Ramón García, las de Michelle Calvó y Cristinini.
El directivo ha comentado con EL ESPAÑOL cómo ha sido la vuelta del programa este verano, su éxito y también ha echado la vista atrás, recordando los años 90, cuando el formato aterrizó en España y nadie sabía que se convertiría en historia de la televisión.
18 años intentando su vuelta
Carlo Boserman tiene una dilatada experiencia en el mundo de la televisión, con decenas de programas a sus espaldas, en la actualidad es el director general del grupo IZEN, cabecera del grupo Newnen, y el director general de EuroTVProducciones, la productora del Grand Prix.
Todos los años, por foros o redes sociales surgía el rumor de la posible vuelta del programa a televisión, pero sin saber si sería en RTVE, plataformas o Twitch (se rumoreó que Ibai Llanos había hablado con Ramón García para volver a emitirlo), pero la final volvió este verano a su casa, a Televisión Española, algo que de todas formas no fue fácil.
“Es un formato del año 1995 y que se ha presentado todos los años a diversos canales y este año, seguramente por diversas circunstancias, ha vuelto a RTVE”, comenta Boserman sobre el retorno del programa.
Pregunta.– ¿Qué ha sido lo más complicado de esta nueva etapa?
Respuesta.– Lo más difícil ha sido no perder la esencia del Grand Prix y compaginarlo con la televisión actual, y creo que lo hemos conseguido. No podíamos hacer todo igual, pero tampoco podíamos cambiarlo del todo. Teníamos que producir lo mismo, pero con otra forma de contarlo. Ese equilibrio es el más difícil de encontrar.
Ha sido un reto porque teníamos que mantener el espíritu del programa, pero dándole un toque de 2023. Al principio era todo led, y no nos gustaba. Hemos cambiado la parte del grafismo: nos recuerda el pasado estando en el presente. También, hemos cambiado los acordes, pero es la misma sintonía. Mantenemos la esencia de las pruebas clásicas (Troncos Locos, los Bolos -ahora Superbolos-, el Diccionario, la Patata Caliente y Baloncesto en Pañales), pero hemos añadido nuevas que también son muy divertidas (La Guardería y Escala como Puedas, dos gymkanas en las que estará presente el Dinosaurio; una plataforma giratoria para Alicia en el País de las Caidillas; Los Ki-monos, una gymkana aérea encima de la piscina; ventiladores gigantes en el Perrito Piloto y, por último, un clásica, Las Manos, pero en forma de pingüinos).
P.– ¿Costó más convencer a RTVE o a Ramón García para poner en marcha el proyecto?
R.– En general siempre es más difícil convencer a un canal. En este caso concreto, Ramón siempre ha estado en el proyecto.
P.– Para usted, ¿cómo es Ramón García como presentador y como persona?
R.– Qué puedo decir de Ramón, nosotros nos llamamos "hermanos" aunque no lo somos realmente, pero como si lo fuéramos (risas). Yo entré en este sector en el año 1993 (año del primer ¿Qué Apostamos?) y nuestras carreras han estado juntas todo este tiempo de una forma o de otra (con sus intermedios).
Ramón es un gran presentador y es un gran amigo, una excelente persona. Antes del Grand Prix organicé con él y con Ibai las campanadas, porque creía que era el profesional que podía hacer algo distinto, en otro medio que no es la televisión y fue un éxito. Dicho lo anterior se entiende que mi aprecio personal y profesional es grande.
P.– ¿Qué tiene para contar en numerosas ocasiones con él?
R.– Es un profesional cercano, familiar, cae bien a todo el mundo. Sabe estar y llegar a todos. Y es muy proactivo y efectivo.
P.– ¿Por qué eligieron a Michelle Calvó, Cristinini y Wilbur para estar junto al veterano presentador?
R.– Cada uno de ellos tiene su papel. Michelle tiene su rol, Cristinini el suyo y Wilbur el suyo. Ellos representan estas nuevas generaciones y teníamos claro, desde el minuto uno, que los queríamos por lo que aportaban al formato. Ellos son los de esta nueva generación y Ramón es más veterano, pero la unión es muy buena. Lo digital convive con lo analógico.
P.– ¿Esperaba el éxito del estreno?
R.– Esperaba un buen dato, pero tan alto no. Hemos conseguido algo extraordinario, espectacular. Siempre he confiado en este formato, por eso lo he movido durante 18 años. Ramón también ha estado siempre cerca porque él también confiaba en su vuelta.
P.– ¿Dónde lo vio? ¿Organizó algo especial en casa con familiares y amigos?
R.– Lo vi en mi casa con mis hijos, en familia. Curiosamente, mis hijos hacía mucho tiempo que no veían la televisión conmigo, pero en esta ocasión, quisieron hacerlo (risas).
P.– ¿La nostalgia está de moda en la televisión?
R.– Quizás está de moda, pero detrás de la nostalgia hay muchas más cosas.
Salto al pasado
En el verano de 1995, Televisión Española estrenó un formato donde con el nombre Cuando calienta el sol donde cuatro pueblos de menos de 5.000 habitantes se enfrentaban. Al año siguiente se le cambió el nombre para llamarlo Grand Prix, emitiendo el duelo de dos localidades en cada entrega. El verano de 2005 fue el último año en el que se emitió… hasta 2023.
Boserman estuvo presente durante todos aquellos años como productor ejecutivo del programa y amigo personal de Ramón García, siendo de los pocos miembros del equipo que han estado presentes en todas sus entregas en el siglo XX y en el XXI.
P.– ¿Qué recuerda de los primeros programas del Grand Prix en los 90?
R.– No sabría decir cosas concretas, pero sí puedo decir que esa sensación de fiesta y alegría cuando empezábamos el programa siempre existía. Nos lo hemos pasado muy bien trabajando en este formato. Si no me equivoco, esa sensación es la misma en mucha gente que ha estado conmigo y con mi hermano Francesco produciendo el programa.
P.– ¿Cómo empezó en el mundo de la televisión?
R.– Comencé a trabajar en este sector en el año 1993 porque mi hermano me convenció (el año que estrenaron ¿Qué apostamos? en Televisión Española). Yo venía del sector de la informática y las telecomunicaciones.
P.– ¿Cómo surgió traer y crear formatos en España como ¿Qué apostamos? o el Grand Prix?
R.– En el año 1990 empezaron las televisiones privadas en España y mi hermano, que ya trabajaba en Italia en televisión, vino aquí y creó la productora EuroTVProducciones. Empezamos con Hola Raffaella, pasamos por ¿Qué apostamos?, Grand Prix, Día a día, De domingo a domingo, Se llama copla, y muchísimos más programas.
P.– Eran espacios con gran audiencia, pero también caros. ¿Se podría volver a hacer, por ejemplo, ¿Qué apostamos? en la televisión actual?
R.– Tengo ciertas dudas, habría que verlo con mucha calma. No solamente por la cuestión económica, que es importante, sino también porque estamos en la era digital y todo se ve y se sabe con un click.
P.– ¿Es más sencillo que una televisión pública apueste por este tipo de programas que una privada? ¿Tendrían hueco en plataformas?
R.– Este formato, a mi entender, tiene cabida en todos los canales y plataformas.
P.– ¿Qué le parece la irrupción de las plataformas en esta nueva forma de ver la televisión de los espectadores?
R.– No me parece ni bien ni mal, es la evolución de la comunicación y todos tienen su espacio.
Autor de grandes éxitos
Boserman no sólo ha sido el responsable de la llegada a España de formatos como ¿Qué apostamos? o Grand Prix, entre su historial hay numerosos programas con millones de espectadores y seguidores.
Desde el Peque Prix, la versión infantil del Grand Prix, a El Show de los Récords, pasando Todo en Familia, Hay una Carta para ti, 21 Días, Conexión Samanta; o los talents musicales Se llama Copla (Canal Sur) y A tu vera (en su versión en Castilla-La Mancha).
También ha producido series como Luna Negra, protagonizada por Lorena Bernal y Javier Estrada, en RTVE; La fuga, con Aitor Luna y María Valverde, en Telecinco; o C.L.A. No somos ángeles, donde participaban Mariano Alameda, Claudia Bassols y Athenea Mata, entre otros, en Antena 3.
P.– ¿Cómo ha cambiado la televisión en todos sus años de experiencia?
R.– La televisión ha cambiado en sus formas de programar, de adquirir, de producir, de comunicar, pero en lo sustancial sigue siendo la misma. Todos quieren hacer audiencia. Nos hemos adaptados todos a los nuevos tiempos, como en cualquier sector.
P.– ¿El tiempo de los grandes programas de entretenimiento ha pasado?
R.– Creo que no. El entretenimiento, el gran espectáculo, no ha pasado y no pasará nunca porque nos entretiene y las personas, además de estar informadas, necesitamos evadirnos con cosas entretenidas.
P.– ¿Qué otros programas que ha producido recuerda especialmente?
R.– Muchos como ¿Qué apostamos?, De domingo a domingo, Día a día, Se llama copla, A tu vera, Yo soy del sur, Telepasión, El show de los récords, Conexión Samanta, Hay una carta para ti…
P.– ¿Qué puede decir de esos formatos?
R.– El show de los récords (presentado por Manu Carreño, Mónica Martínez y Mar Saura en Antena 3 en 2001 y 2006) era un pedazo de formato que produjimos dos años en España y ocho en Italia. Hemos realizado versiones para Portugal, Polonia, Grecia y otros países. Era un ¿Qué Apostamos? evolucionado.
Se llama copla (presentado por Eva González de 2007 a 2016 en Canal Sur) ha sido uno de nuestros grandes éxitos. La final de la primera temporada hicimos en Andalucía en tres horas de emisión con un 52,7% de cuota de pantalla. Y creo que 21 días de Samanta Villar fue un hito de los programas factual.