La difícil venta de las casas del crimen: del dúplex donde Bruno descuartizó a su tía al chalet de Pioz
Los inmuebles en los que se han cometido asesinatos pierden entre un 20 y un 50 por ciento de su valor en el mercado, según 'Idealista'.
16 agosto, 2023 02:16Vender una vivienda es una de las gestiones más complicadas. Primero, hay que escanear y analizar la situación del mercado; después, contactar con una inmobiliaria de confianza; también es necesario reunir la documentación necesaria y calcular los gastos; sin olvidar, por supuesto, todo el trabajo de publicidad, promoción, negociación y elaboración de contratos; y, por último, tienes que gestionar todo el trámite de la posventa.
Sin embargo, hay propietarios que han de afrontar un factor que añade un grado de dificultad inusitado. Tenebroso, incluso. Hablamos de los inmuebles en los que ha ocurrido un crimen. Ya sea un asesinato, un secuestro o una violación, a la mayoría de la gente no le apetece vivir entre paredes que han visto sangre derramarse en sus estancias.
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En España, según la base de datos de asesinos y criminales Criminalia, se han registrado un total de 161 homicidas en serie. Algunos asesinaron en la calle. Otros lo hicieron en el campo, alejados de las miradas. Mientras tanto, una gran proporción de estos criminales conducían a sus víctimas a la intimidad de sus casas, donde consumaban el delito en su propio domicilio.
Las viviendas quedan entonces marcadas en el imaginario popular como el escenario del crimen, un lugar manchado para siempre con una impronta oscura y tenebrosa. No en vano, existen numerosas historias en las que, tras presenciar un crimen, los edificios quedan malditos y se convierten en sitios completamente abandonados, donde nadie se atreve a acudir.
Según una información publicada por Idealista, para las empresas del sector vender este tipo de viviendas resulta un verdadero quebradero de cabeza. ¿A quién le puede dejar tranquilo que le digan que, en la casa que está visitando, hay un historial de sangre? La mayoría de los clientes rehúsan cualquier oferta, por ventajosa que sea.
De hecho, como refleja el propio portal de noticias inmobiliarias, este tipo de casas suelen perder de un 20 a un 30 por ciento debido al pasado que arrastran. Pero ni por esas. Poco importan los metros cuadrados, la ubicación, la cercanía a lugares de trabajo o de ocio o la posibilidad de acordar una hipoteca a tipo fijo.
A continuación, en EL ESPAÑOL, pasamos revista a algunas de las casas que alojaron crímenes especialmente mediáticos, sucesos que será complicado que alguna vez se olviden. Muchas de ellas permanecen vacías, a la espera de un inquilino que sepa ignorar su inquietante pasado. Otras sí que han conseguido colocarse, después de un arduo trabajo de negociación.
Calle León XIII 78, Sevilla
Se trata de la casa de Miguel Carcaño, asesino confeso de Marta del Castillo. Según su propia reconstrucción de los hechos, fue en su piso donde acabó con la vida de la joven en enero de 2009. Un caso que conmocionó a toda España y que regresa cada pocos meses a los periódicos por su triste epílogo: la interminable búsqueda del cuerpo de Marta y la permanente negativa del asesino.
De hecho, para intentar persuadir a Carcaño de que revelara de una vez por todas el paradero de su hija, los padres de Marta llegaron a adquirir el piso y a ofrecérselo, a regalárselo. No funcionó la estrategia, puesto que el asesino mantuvo su silencio. A partir de ese momento, tuvieron que asumir la tarea de vender un piso valorado en hasta 268.000 euros, a juzgar por la cotización de Idealista.
Tan complicado fue encontrar un comprador para la vivienda que el propio Antonio del Castillo, padre de Marta, agradeció públicamente a los agentes de la inmobiliaria. En un tuit, quiso poner en valor la “gestión e intermediación de la venta del inmueble de León XIII”, mandando un fuerte abrazo a los empleados del estudio inmobiliario.
Calle Sauces 594, Pioz
Patrick Nogueira, estudiante brasileño recién llegado a España, asesinó a sus tíos y primos en este chalé de Pioz, un pueblo de Guadalajara. Los degolló y después introdujo sus restos en bolsas de basura que dejó en la misma cocina. Después, huyó a Brasil, donde fue convencido de entregarse y cumplir la condena en España.
Una vez acabaron las labores judiciales, el propietario de la casa volvió a poner la casa en alquiler. Las otras viviendas de la zona se alquilan por unos 800 euros. Sin embargo, el chalé del descuartizador de Pioz no pasa de los 400 euros. Según Idealista, el inmueble está valorado entre 156.000 € y 212.000 €, una cifra que se antoja demasiado gruesa si el casero, que llegó a personarse en el juicio contra Nogueira por daños y perjuicios, quiere desembarazarse de este problema.
En este caso, sin embargo, sí que ha logrado alquilarla. Según informó La Razón, una pareja madrileña se lanzó a la oportunidad de vivir en un espacioso chalé que, además de contar con piscina, barbacoa y garaje, suma 500 metros cuadrados y se encuentra a corta distancia tanto de Madrid como de Guadalajara.
Calle de la Sacedilla 6, Majadahonda
Majadahonda, uno de los pueblos más caros y exclusivos de la zona noroeste de la Comunidad de Madrid. En este dúplex, cercano a la estación de tren del municipio y valorado en más de 300.000 euros, Bruno Hernández Vega mató y descuartizó a su tía, con la que compartía vivienda, y, cinco años más tarde, hizo lo mismo con la nueva inquilina.
Sin perjuicio de su esquizofrenia paranoide, Bruno fue condenado a 27 años y la casa que había pertenecido a su tía se la quedaron sus familiares más cercanos. Perdió cotización a marchas forzadas, nadie la quería y, según refleja Majadahonda Magazin, los encargados de venderla, aunque parten de su precio inicial de 310.000 euros, “están dispuestos a negociar”.
Finca de las Quemadillas, Córdoba
Fue uno de los casos más horribles y mediáticos de la pasada década. El 8 de octubre de 2011, José Bretón mató y calcinó a sus hijos en la Finca de las Quemadillas, la rústica propiedad de sus padres a las afueras de Córdoba. Valorada en 434.000 euros, cuenta con más de 10.000 metros cuadrados entre suelo construido y cultivable, piscina y trastero. Lo que no ha obstado para que la familia del asesino haya pasado lo indecible para deshacerse de ella.
En primer lugar, tuvieron que afrontar la reconstrucción casi completa de una vivienda en la que las autoridades habían buscado los cadáveres de los niños literalmente hasta debajo de las piedras. Levantaron suelos, desmontaron baños, tiraron tabiques y derribaron muros para comprobar que Bretón no hubiera ocultado los huesos de los niños allí.
Tras varios años tratando de encontrar un comprador, el primer alivio se lo llevaron cuando un amigo de la familia aceptó adquirir una pequeña porción del terreno agrícola a un precio irrisorio, según contó en su día Abc. El resto de la propiedad permaneció en portales inmobiliarios durante más o menos una década. Finalmente, en 2021, lograron vender todas las demás dependencias de la finca y los nuevos propietarios llevan desde entonces reformando los edificios.