La firma de aceptación o renuncia de una herencia ante notario.

La firma de aceptación o renuncia de una herencia ante notario. iStock

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Por qué la gente no quiere heredar en Extremadura: las renuncias crecen un 385% hasta 1.200

El aumento de renuncias en la comunidad autónoma ha alcanzado una cifra récord, con 1.199 extremeños que han rechazado heredar.

23 agosto, 2023 01:54

En Extremadura cada vez se renuncia más a las herencias. En el último año, los ciudadanos que rechazaron su herencia supusieron el máximo registrado hasta ahora en la comunidad. De acuerdo con las estadísticas del Consejo General del Notariado, si en 2011 se produjeron 311 renuncias, en 2022 ascendieron a 1.199. Esto es un aumento de un 385% con respecto a 2011.

Al conocer estos datos, lo lógico sería pensar en el culpable histórico al hablar de herencias envenenadas: el Impuesto de Sucesiones. Este tipo impositivo, que hay que abonar siempre que fallece un familiar y se quieren heredar sus bienes, ha sido el gran enemigo de los bienes legados.

Durante años, era tal la cantidad a pagar que, para muchos, aceptarlos suponía un endeudamiento instantáneo. No hay más que recordar a Paloma Alonso, conocida como la mujer más endeudada de España por aceptar una herencia. En el momento en que aceptó, el impuesto en Castilla y León estaba fijado en un 32%, por lo que debía pagar 600.000 euros. Alonso no podía afrontar tal cantidad y su deuda fue creciendo hasta superar los dos millones de euros.

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Sin embargo, hace un año, en Extremadura –como en otras comunidades– entró en vigor una bonificación del 99% del impuesto de sucesiones para la línea directa: ascendientes, descendientes y cónyuges. Esto alivia en gran medida el coste de aceptar una herencia. Como explica Ignacio Ferrer, decano del Colegio Notarial de Extremadura, si la cuantía legada es de 100.000 euros, habría que pagar 10.000 euros de cuota, pero con la bonificación, esa cantidad se queda en el 1% –siempre y cuando la cantidad a heredar no supere los 175.000 euros–.

En Extremadura, “el impacto para el heredero es mínimo y el impacto recaudatorio de las CCAA es muy limitado también”, explica Ferrer. A no ser que sean herederos lejanos (hermanos, tíos o sobrinos, por ejemplo), que pagan el impuesto sin bonificación, esta ayuda hace que la cuantía a abonar sea simbólica en la comunidad extremeña. 

Al experto, el hecho de que aumenten las renuncias cuando está activa esa bonificación le parece “bastante inexplicable”, si es que históricamente las renuncias a herencias se justificaban únicamente por el pago del Impuesto de Sucesiones. Sin embargo, el hecho de que esos rechazos a lo legado no solo no hayan bajado, sino que no han dejado de aumentar en los últimos años, puede esconder varias razones.

Con el Impuesto de Sucesiones ya en el olvido en la comunidad extremeña, el notario apunta que hay un problema principal, y es que “vivimos en una sociedad muy endeudada”. Cuando la persona fallece, no solo deja sus bienes, sino también sus deudas.

Como explica Beatriz Alonso, notaria de la junta directiva del Colegio Notarial de Extremadura, cuando se acepta una herencia se puede hacer a beneficio de inventario –más ventajoso–, que implica que las deudas solo se pagarían con los bienes que forman parte de la herencia y en un plazo de un mes. También, se puede aceptar pura y simplemente, que es como se hace en la mayor parte de los casos, las deudas que pueda tener el fallecido se pueden pagar también con bienes del patrimonio del heredero.

“Hay muchas personas que renuncian porque no quieren hacerse cargo de las deudas y no quieren aceptarla a beneficio de inventario, porque tampoco quieren sufragar los posibles gastos que lleva consigo”, señala Ferrer. Al final, como insiste el notario, es cuestión de echar cuentas y ver los posibles costes –de notaría, registro y plusvalías–. “Muchos consideran que no les merece la pena, porque la diferencia entre lo heredado y lo que hay que pagar se vuelve negativa”.

La concatenación de crisis desde la de 2008 ha sido un factor importante a la hora de encontrar una sociedad con deudas. Como cuenta Alonso, “ha venido la Covid-19”, que aumentó la mortalidad –por tanto, a más fallecimientos, más renuncias y aceptaciones de herencias–. Pero, ahora, además, estamos inmersos en “otra crisis motivada por la guerra de Ucrania y el incremento de los precios”. 

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La España ‘vaciada’ de herencias

Además de las deudas, “hay un detalle peculiar en ciertas regiones y localidades que también tiene su importancia”, cuenta Ferrer, y que, además, considera que “tiene mucha importancia también en la renuncia”, como es la despoblación. La pérdida es especialmente notoria en Extremadura –además de Galicia– durante los últimos 10 años. Solo en 2022 perdió más de 5.000 habitantes.

Cuando se habla de las renuncias a herencias, este factor adquiere relevancia en el mundo rural. Como explica Ferrer, “en los pueblos de escasa población, los bienes inmuebles urbanos tienen un valor probablemente inferior a lo estimado por las autoridades”. En este sentido, “el problema viene en que, muchas veces, las casas heredadas se encuentran en estado de abandono”, añade. 

Las casas en mal estado no tienen un buen precio de venta y, en la mayoría de las ocasiones, llegan acompañadas de requerimientos de los ayuntamientos para que reparen las edificaciones “que si no están ruinosas, están rozando la ruina”, apunta el notario. Dadas estas condiciones, “a los herederos les supone un gasto, porque si tienen que arreglarla, deben aportar dinero y al final la cuenta no les sale”. De nuevo, es una herencia envenenada.

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No obstante, hay que precisar que Extremadura no es la única donde han aumentado las renuncias a herencias. En Andalucía, Asturias, Canarias, Cantabria, Galicia, Murcia, País Vasco y La Rioja también se han alcanzado cifras récord para la propia comunidad desde 2011, el primer año que aparece en las estadísticas del Consejo General del Notariado.

“Siempre es la misma causa”, comenta Ferrer, porque “si se hereda, si no hay deudas, lo normal es aceptarla”. Sobre todo, hay que pensar en que tanto la aceptación como la renuncia a lo legado es irrevocable, es decir, no hay vuelta atrás, por lo que los herederos suelen tomar la decisión con suficiente convencimiento.