En 1992 fue el año de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos en Barcelona, pero también de grupos como La década prodigiosa, Presuntos Implicados, Celtas Cortos, Modestia Aparte, La Unión o Mecano, que copaban las listas de éxitos musicales en España.
No obstante, entre formaciones tan conocidas se coló una que sorprendió a todos y que logró que uno de sus temas, El Tractor Amarillo, sonara en todas las radios, hogares y eventos celebrados aquel año.
Los asturianos Javier Díaz Gotín, José Carlos Álvarez Fernández y Mario Mosteiro Fernández, más conocidos como Zapato Veloz, revolucionaron el panorama musical gracias a su pegadizo tema al que siguieron otros como Hay un gallego en la luna o Pounti Country la pared.
En la actualidad, los tres se han retirado de los escenarios, pero su relevo lo han cogido Eros Pérez, Jonatan Castaño y José Manuel Martínez, que fueron reclutados por su productor, Juan Miguel Osuna, para seguir entonando los exitosos temas de la banda en la actualidad.
EL ESPAÑOL ha contactado con los seis artistas para que los veteranos recuerden los tiempos de éxitos pasados y, los actuales, cómo llevan un verano cargado de conciertos (unos 46) repartidos por toda España.
El 92, un año inolvidable
Tienen cientos de conciertos y programas de televisión a sus espaldas, han perdido la cuenta de las veces que han cantando El Tractor Amarillo, pero Javier Díaz Gotín, José Carlos Álvarez Fernández y Mario Mosteiro Fernández siguen recordando aquellos días de 1992 como si fueran ayer mismo.
Eso sí, ahora están más tranquilos, viviendo de todo lo trabajado aquel año y los posteriores, disfrutando de la formación actual de Eros, Jonatan y José Manuel, y acudiendo a algunos de sus conciertos, donde los fans les siguen reconociendo y saludando por la calle, sobre todo por su Asturias natal.
“Fui militar y me jubilé muy pronto, así que mi vida actual es estar con mi mujer, mis hijos, y los amigos. Todos los fines de semana tenemos sarao con comidas y cenas (risas)”, reconoce José Carlos Álvarez. Sus compañeros Mario Mosterio y Javier Díaz también están jubilados y viviendo tranquilos: “Sigo viviendo de los derechos de autor de las canciones de Zapato Veloz y de otras como El himno no oficial de Gijón (Gijón del alma), que también lo compuse yo. Es que El Tractor Amarillo sigue generando beneficios a día de hoy en España, en toda Latinoamérica y ¡hasta en China!”, afirma Javier.
Los músicos recuerdan perfectamente cómo se formó el grupo que hizo bailar a millones de personas en 1992 con su Tractor amarillo: “Javier y yo somos muy amigos desde niños y se nos ocurrió hacer un grupo para cantar en el bar de nuestro amigo Víctor, así nos salían las cervezas gratis”, recuerda José Carlos. En el cuartel haciendo la mili conocieron a Mario y, tras intercambiar letras de canciones y acabar el servicio militar, decidieron tomarse más en serio la idea de formar el grupo.
“Mi cuñado trabajaba a veces con discográficas como A&R y le mandamos una maqueta que hicimos en casa con un radiocasete sin darle mucha importancia porque nunca nos imaginamos que nos iban a coger en ningún sitio. Cuando escuchó El Tractor Amarillo nos llamó rápidamente y nos citó en Barcelona. Nosotros íbamos de ‘pardillos’ sin saber qué iba a pasar y sin tener ninguna idea de nada de la música, sólo queríamos divertirnos. Nos llevaron a la discográfica Horus y allí empezó todo”, comenta Mosterio.
Aquel 1992 fue un año muy importante para España por la Expo de Sevilla, los Juegos Olímpicos en Barcelona y el éxito de Zapato Veloz con su Tractor amarillo: “Con la llegada del verano y con la salida de nuestro tema la gente se volvió loca y no paramos de hacer conciertos”, recuerda de aquellos días Javier. Mario añade que “nos paraban por la calle y nos invitaban en los bares como si los conociéramos de toda la vida. Fue increíble. Y eso continuó con los años. Es que la gente nos quiere mucho”.
Tanto José Carlos, como Mario y Javier reconocen que le deben mucho a la canción de El Tractor amarillo, pero ese tema solo es el favorito del primero, ya que sus compañeros se inclinan por otros de su repertorio como Hay un gallego en la luna o Pounti Country la pared.
El zapato veloz del nuevo siglo
La formación publicó discos hasta 1994, cuando decidieron retirarse de los escenarios para tener una vida más tranquila con sus familias y amigos. Pero El Tractor Amarillo seguía sonando y nunca fueron olvidados.
La gente les preguntaba por la calle si iban a volver a juntarse para cantar, pero Mario, José Carlos y Javier no estaban por la labor de volver a subirse a un escenario, así que no vieron mal que una versión de Zapato Veloz en el siglo XXI volviera con nuevos integrantes.
“Cuando hace tres años Juan Miguel Osuna (el productor de la banda actual) nos reunió a los tres para el 30º Aniversario de El Tractor Amarillo, nos encantó la idea de que Zapato Veloz volviera a hacer conciertos, pero descartamos lo de subirnos a los escenarios otra vez... Es que ya estamos más tranquilitos, así que mejor con tres cantantes nuevos”, confiesan al unísono.
“Teníamos mucha curiosidad por saber cómo se tomarían las nuevas generaciones El tractor amarillo, Hay un gallego en la Luna, La Tribu Comanche... Como ya tenemos nuestra vida familiar hecha desde hace años, preferimos apadrinar a una nueva formación que tuviera el mismo carácter festivo y gamberro que teníamos nosotros”, explica José Carlos.
Osuna prefirió buscar a gente de su ciudad, Valencia, localizando a tres amigos, Eros Pérez, Jonatan Castaño y José Manuel Martínez, organizando una quedada con los miembros de la formación original para que dieran su aprobación: “Creemos que son todavía más gamberros que nosotros, que ya es decir (risas)”, admite Mario.
“La verdad es que tienen mucho mérito y estamos muy contentos y orgullosos de ellos. Osuna no ha querido hacer una copia del Zapato Veloz de los 90, sino que ha continuado nuestro legado incorporando nuevas canciones, modernizando las antiguas y dándole un toque más humorístico al grupo. ¡Y están funcionando muy bien!”, añade Javier.
Los tres coinciden en que vieron los ensayos de los nuevos integrantes de Zapato Veloz “y se nos saltaban las lágrimas de lo bien que lo hacían. Se llegan a cambiar de vestuario unas ocho veces en el show y son reclamados por los festivales de los 90 que se organizan como cabezas de cartel”, comentan.
“Lo mejor es que no van de ‘estrellitas’, nos tienen muy presentes y nos tratan con mucho respeto a los fundadores. Son muy humildes y sin manías. También les gusta mucho estar con la gente, y eso está muy bien. Ahora Zapato Veloz ya no somos tres, somos seis”, afirma Javier.
Los nuevos Zapato Veloz
Aunque los éxitos que cantan son de los 90 (con algún tema nuevo incluido en el repertorio), los nuevos miembros de Zapato Veloz, Eros Pérez, Jonatan Castaño y José Manuel Martínez, siguen poniendo en pie a todo su público en los conciertos. Y es que este verano lo tienen completo de actuaciones, recorriendo toda España con el tema El Tractor Amarillo y han pasado este mes de agosto por Polientes (Cantabria), Valencia, Cáceres, Arrecife (Lanzarote), El Cuervo (Teruel), Riaño (León) y, además, están preparando para 2024 una posible gira por México.
Antes de ser Zapato Veloz, todos los nuevos miembros de la banda estaban relacionados con el mundo de la música de una manera u otra. Por ejemplo, José Manuel Martínez es director de bandas de música municipales desde varios años; Jonatan Castaño, que es profesor de inglés y alemán, antes tocaba en un grupo de amigos el bajo y la guitarra; y, por último, Eros Pérez es guardia jurado y también organiza eventos en locales de Valencia.
Todos están muy agradecidos de esta oportunidad, pero tienen muy presentes el día que se subieron a un escenario por primera vez siendo Zapato Veloz: “Acojonaditos perdidos estábamos”, confiesa Jonatan entre carcajadas. “Fue en un pueblo de Teruel en época de pandemia, con mascarillas… pero la gente quería salir de sus casas y ver a Zapato Veloz ya que la fiesta de nuestras canciones era un incentivo esencial para recuperar el ánimo. Y así fue. Sabíamos que llevábamos un buen espectáculo y eso nos daba mucha confianza para salir sobre el escenario, pero no sabíamos cómo podía reaccionar el público, ya que la gente lo estaba aún pasando muy mal”, añade José Manuel.
Eros, por su parte, recuerda que “nos trataron muy bien, como si fuéramos estrellas del rock, y el público, separado por un metro y medio, se volcó con nosotros y cantaron todas las canciones durante el concierto. Fue una especie de sensación de libertad por todo lo que estaba pasando, y aún quedaba por pasar…”.
Como los miembros de la formación original, cada uno tiene su tema favorito, siendo el de José Manuel El Tractor Amarillo porque “el público lo quiere cantar con nosotros”, mientras que Eros se inclina por otro clásico, Hay Gallego en la luna.
En cambio, Jonatan prefiere una de las nuevas: “Es una versión de Gnagman Style, pero le hemos cambiado la letra y la hemos llamado Ser gordito es guay. Cuando la cantamos salimos con pañales y chupete, como recién nacidos (risas). Es muy divertido y el público se ríe mucho”.
Entre el público siguen teniendo el éxito que tenían los antiguos Zapato Veloz, pero ha cambiado la forma en que se les acercan los fans ya que antes era el típico autógrafo lo más solicitado, pero ahora “se quieren hacer fotos con nosotros para subirlas a sus redes”, destaca Eros. Otro lado positivo de la fama es que “nos invitan a todo: cerveza, cubatas…”, añade.
Jonatan comenta que, al principio, “mucha gente se creía que Zapato Veloz era sólo El Tractor Amarillo y ya está, que no teníamos ni más canciones ni más recorrido, y que sólo éramos tres tipos cantando delante de un micrófono sin nada más que ofrecer. Ahora, cuando nos ven vestidos de marujas con rulos, de indios, de flamencos LGTBI… y descubren que muchas de las canciones que ellos siempre han cantado son nuestras, la gente alucina”. Incluso los antiguos fans del grupo se sorprenden: “Se les pasa muy rápida la hora y media del show. Nos dicen que es muy divertido, entretenido y que no se lo esperaban así”, asegura José Manuel.
El encuentro de la antiguo 'Zapato'
Conocer a los creadores de los exitosos temas fue un momento inolvidable para los nuevos miembros de la banda: “Cuando nuestro productor, Juan Miguel Osuna, nos conoció en Valencia, nos llevó a los tres a Gijón para comer con Javier, José Carlos y Mario para que dieran el visto bueno”, recuerda José Manuel.
Jonatan añade que “con su sidriña, marisco del bueno… más que una reunión de trabajo fue una fiesta de amigos. Nos dieron consejos, nos contaron anécdotas muy divertidas… Fue un lujazo estar con ellos y que nos quisieran apadrinar”.
Por último, Eros destaca que “queríamos conocer su historia, cómo lo hacían, qué sentían…. Eso es muy importante para nosotros, pero la verdad es que fue como una comida en la que sentimos como que nos conocíamos de toda la vida. Hubo mucho feeling”.