Francisco J. Alcaraz, el diputado de Vox que fue peluquero, testigo de Jehová y víctima de ETA
El parlamentario de la formacion de Abascal repite en esta XV Legislatura como cabeza de lista por Jaén. EL ESPAÑOL analiza su trayectoria.
28 agosto, 2023 01:53Ya sea a raíz de las purgas orgánicas orquestadas desde las sombras de los pasillos de Bambú (sede de Vox) o por las vicisitudes derivadas de unos comicios que han segado su influencia política, Vox vive su peor crisis interna desde que se estrenó en el Congreso de los Diputados. De los 33 parlamentarios electos el 23-J, 19 menos que en 2019, ocho de ellos son 'novatos' y dos de sus pesos pesados, Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona, ya no están en el partido; otros, como Javier Ortega-Smith y Rocío Monasterio, han visto enormemente reducida su influencia o están directamente replegados en un segundo plano.
La irrupción de la polémica Pepa Millán como portavoz en la Cámara Baja, el ascenso de Ignacio Garriga o la inclusión de Ignacio de Hoces Iñíguez y Coco Robatto en las listas de Vox confirma la 'purga' interna del ala liberal del partido en favor la derecha más conservadora e integrista, cuyo máximo representante es el eurodiputado y vicepresidente de Acción Política Jorge Buxadé, a quien se responsabiliza, en parte, de la nueva estrategia tomada por el partido.
¿Quiénes son los que han sobrevivido a la tormenta y aún forman parte del núcleo de poder tras la reciente mutación del partido ultra? Esencialmente, los afines al ala dura, entre los que se encuentra Francisco José Alcaraz Martos, uno de los políticos más desconocidos de la formación. A pesar de ser un colaborador de tertulias de radio, articulista colaborador en diarios como Libertad Digital y un personaje histórico en la lucha contra el terrorismo etarra, en los últimos años ha sido un perfil poco aficionado a las cámaras.
A pesar de todo, Alcaraz no es un novato en política. Entre febrero y diciembre de 2019 se convirtió en el primer representante de Vox en entrar como senador en la Cámara Alta; después, formó parte de 'los 52 de Abascal' en el Congreso durante la XIV Legislatura, donde llegó a ser portavoz de la Comisión sobre Seguridad Vial entre 2020 y 2023, así como portavoz adjunto de la Comisión de Interior.
Alcaraz, cabeza de lista por Jaén para la XV Legislatura, se ha erigido como uno de los inamovibles de la formación de extrema derecha: conservador, religioso, reaccionario, alineado con el sector duro de Jorge Buxadé, Ignacio Garriga y De Hoces, víctima directa de ETA y expresidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, lo que lo convierte en una de las voces mejor 'instrumentalizables' por Vox para escenificar en el hemiciclo su rechazo a Bildu; Alcaraz es uno de esos aliados discretos pero útiles que suelen mantenerse fuera del foco mediático y sirven para agitar el populismo cuando es necesario.
Testigo de Jehová y víctima de ETA
Alcaraz es hijo de padre y madre católicos con inclinaciones izquierdistas, por lo que, desde muy pequeño, ha estado vinculado a la religión, no así a la ideología. Cuando aún era sólo un niño, se afilió a los testigos de Jehová y se dedicó a vender biblias en su barrio, lo que le eximió de participar en la 'mili'; después flirteó con la iglesia evangélica y, finalmente, acabó arrimándose al catolicismo.
En una entrevista publicada por El País en junio de 2005, Alcaraz confesaba lo siguiente: "Me fui porque puedo coincidir con muchas ideas de católicos, mormones o testigos, pero si te encierras en una religión coartan tu libertad. Y la libertad también se pierde cuando uno pertenece a un partido, cuando uno defiende una ideología". Casi veinte años después, parece no haber cumplido con tal premisa.
La adolescencia de Francisco José Alcaraz transcurrió con normalidad en su pueblo natal, en Torredonjimeno, Jaén. Él, sin embargo, quería dedicarse a la peluquería y a la estética, por lo que se mudó a Zaragoza para formarse en tricología. Allí vivía su hermana, casada con un Guardia Civil. Como durante un tiempo convivió con ellos en la casa cuartel de Zaragoza, se le ocurrió invitar a su otro hermano, Ángel Alcaraz, a sumarse a la aventura. Ángel aceptó. Todo parecía correr como la seda hasta que el 11 de diciembre de 1987 sus vidas quedaron truncadas por 250 kilogramos de amonal y un Renault 18.
El vehículo, estacionado frente a la casa cuartel de la Guardia Civil por el Comando Argala y lleno de explosivos, estalló a primera hora de la mañana, cuando muchas de las familias de los agentes aún estaban durmiendo. ETA, con entonces Josu Ternera al frente, había dado la orden de segar la vida del máximo número de personas.
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Fueron asesinadas 11, la mayoría niños, y hubo 88 heridos, algunos con severas amputaciones. Entre los muertos se encontraba el hermano de Alcaraz, Ángel, de 17 años, y sus dos sobrinas, las gemelas Miriam y Esther, de sólo 3 años. Francisco José no estaba allí: ya había vuelto a Torredonjimeno para montar su peluquería. Se enteró de la noticia por su padre, que volvió a casa del trabajo completamente blanco.
"Me resulta imposible describir con palabras lo que sentí en ese momento", confesó en una tribuna publicada en 2007. "Casi lo mismo que siento ahora, mientras recuerdo aquel día para escribir este libro [se refiere a Una rebelión cívica, un texto donde contó su experiencia con ETA]. Es una sensación de conmoción, de desamparo, de incredulidad y de impotencia, todo mezclado y confundido. Todo aquel que haya perdido a un hijo o a un hermano sabe lo que quiero decir. En el fondo, te dices que no puede ser. Te agarras a una esperanza absurda de que haya un error". Lamentablemente, no fue así.
El dolor de perder a un hermano y a sus dos adorables sobrinas cambió a Francisco José Alcaraz. A pesar del sufrimiento, siguió dirigiendo una clínica de implante capilar en Jaén –llegaría a abrir otra en Málaga y Córdoba– y tardó décadas en superar el duelo. 17 años después, en junio de 2004, ya curtido y recompuesto, se conviritió en el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Quienes lo conocieron bien lo definen como un tipo amable y sensible; sus enemigos, como alguien vanidoso que buscaba ganar influencia a costa de las víctimas.
En la AVT sembró poderosas amistades y numerosas discordias, en parte por su discurso radical, extremadamente politizado, contrario a cualquier tipo de acercamiento del Gobierno a ETA. En 2005, la Junta Directiva de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT) se dio de baja de la AVT debido a los comentarios de Alcaraz, que en una entrevista publicada en ABC el 18 de septiembre aseguró que muchas organizaciones de víctimas del terrorismo "están calladas y son tolerantes" a los procesos negociadores con ETA. "La carne es débil y se deja comprar [...] Creo que hay organizaciones que están en silencio gracias a las ayudas que reciben [...] Son como los judíos que apoyaban a los nazis".
Alcaraz, siempre polémico, se convirtió en un hombre incómodo para el poder, hasta el punto de tener que llevar escolta. Hizo lo posible por obstaculizar las negociaciones entre el gobierno y ETA, fue uno de los perfiles que más criticó a José Luis Rodríguez Zapatero –hasta poner a gran parte del PSOE en su contra, que pedía su cese como director de la AVT– e incluso llegó a flirtear con las teorías de la conspiración en torno a la autoría de los atentados del 11 de marzo.
Finalmente, en marzo de 2008, dejó la presidencia de la asociación alegando "motivos personales" y, un año después, tras cuestionar públicamente a la viuda del asesinado Eduardo Puelles, que había criticado a Alcaraz por sus posiciones extremistas, el futuro político de Vox abandonó la AVT y fundó el colectivo Voces contra el Terrorismo.
En 2010, siete asociaciones de la Federación Autonómica de Víctimas del Terrorismo acusaron a Alcaraz de romper la unidad contra ETA por convocar, a través de la VCT, una protesta "injustificada" contra la política penitenciaria del Gobierno. "Este tipo de actos no contribuyen a la unidad imprescindible que ahora necesitamos en la lucha contra el terrorismo", aseguró la FAAVT. "El Gobierno y la oposición manifiestan diariamente su rechazo al diálogo con ETA y que la única salida es la entrega sin condición de las armas y el cese definitivo de la violencia".
Conocido el pasado de Alcaraz al frente de la AVT y su cargo, que aún conserva, como presidente de Voces contra el Terrorismo, no extraña que Vox lo haya elegido para ocupar un escaño. Es el vivo recuerdo del zarpazo del terrorismo y el diputado ideal para incomodar a la bancada de Bildu. "La normalización del brazo político de ETA, Bildu, es el fracaso de nuestra sociedad. Me repugna que se haya normalizado", aseguró en una entrevista con Confilegal. "Durante años, ETA decía quién vivía; ahora decide cómo vivimos".
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Unos años más tarde, en 2021, el dolor volvió a azotar la vida de Alcaraz: su esposa, Mamen Álvarez, uno de los pilares de su vida, falleció de cáncer. Las relaciones de Alcaraz con Vox probablemente se iniciaron gracias a Álvarez: en 2011, ella cerró la lista del Partido Popular de Amurrio, País Vasco, que encabezaba Santiago Abascal Escuza, el padre de Santiago Abascal. En 2019, Mamen Álvarez volvió a concurrir a unas elecciones, en la lista de Vox en Jaén en calidad de suplente.
Desde ese mismo año, Alcaraz figura como uno de los pilares 'inamovibles' de las listas de la ultraderecha. Aunque se consideraba una figura apolítica, en 2019 Vox quiso ficharlo a él para formar parte de sus filas. Aceptó y se afilió al partido. Alcaraz se convirtió en senador de la formación ultraderechista y, ese mismo año, Abascal le colocó en sus listas por Jaén para que fuese elegido diputado. Formó parte de la XIV Legislatura y será una pieza clave de los de Abascal en esta, la número XV.