"Puede quedar medio petulante, pero cuando decís: tengo una pieza de Diego, de 1986; de Cruyff de 1974; de Iniesta de 2010; de Beckenbauer, 1974; de Charlton del 66'; de Kempes del 78'; de Paolo Rossi del 82'; de Romario del 94'; de Lottar Matthäus del 90'; de Zidane del 98', traída por él; de Ronaldo de 2002; de Totti de 2006, de Schweinsteiger del 14'; de Messi del 22'; de Mbappé del 18'; de Giuseppe Meazza del 34'; de Garrincha, del 58'... Vos decís: qué nos falta…".
Las palabras son de Marcelo Ordás, dueño de Legends, un museo único en el mundo que acaba de abrir sus puertas en Madrid. Está compuesto por más de 6.000 piezas futbolísticas, coleccionadas desde hace más de 30 años. Su valor supera los 198 millones de euros y en él se pueden encontrar camisetas de valor casi incalculable.
Para hacernos una idea, en este lugar se guardan camisetas como la del único triunfo mundial de Inglaterra. "La pieza de Bobby Charlton, en el único palmar mayor que tiene Inglaterra, nos garantizaban un mínimo de 14 millones de pounds, de libras inglesas", comenta Marcelo, que se pone romántico cuando tocan a los suyos: "Nosotros no vendemos, pero ahí tenés un parámetro. ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor? La camiseta de Maradona en cuartos de final en el 86' se fue en un resultado de subastas a casi 10 millones de euros con impuestos. Estamos hablando de obras de arte".
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La colección de este argentino, nacido en Palermo, comenzó en el año 1990. Tras el Argentina 1-0 Brasil, acaba en el vestuario, se acerca al goleador Claudio Paul Caniggia y le dedica unas palabras. "Se ve que alguna fibra íntima toco en él y decide regalarme la camiseta con la que había marcado el gol".
En ese momento, Ordás se da cuenta que guarda algo más que una zamarra. "Tenía parte de la historia del fútbol mundial", apunta.
El viaje de vuelta de aquel mundial de Italia le llevó a Londres antes de volver a argentina. Conoció la ciudad y quedó maravillado con la historia del arte que guardaba, pero le preguntó al anfitrión: "Mike, dónde está salvaguardada, la historia de la mayor pasión de la humanidad que, encima, ustedes dicen haber inventado. Me mira y me dice: “¿El fútbol?”. Yes, where is it? (Sí, ¿dónde está?)".
Lo que no tenía pensado que fuera un hobbie coleccionable se convirtió en una pasión para Ordás. Su abuelo financió su sueño, que no era otro que reunir la historia del fútbol en un pequeño museo. Los primeros pasos fueron de recolección por todo el mundo, explicando que debían guardar la historia del balompié. Recolectó balones, botas, medallas, calzonas, medias... Hasta que Alfredo Di Stéfano se cruzó en su camino.
El ídolo madridista le dijo: "Niño, ni las botas, ni las medias, ni los pantaloncitos, ni los hombres, ni los nombres, ni nada representa más a un equipo de fútbol que la armadura y sus colores".
Ordás decidió ir desde entonces a por las camisetas del campeón y subcampeón "de las competiciones más preponderantes", año por año. "Hemos logrado algo que para mí, en su momento, debió haber hecho la FIFA. Esto lo hizo una familia argentina-española, porque el que financió al principio mi sueño fue mi abuelo, nacido en Canillejas. Esa combinación entre españoles y argentinos es una combinación perfecta de pasión. Esto no lo hicieron los americanos, los ingleses, los chinos, los japoneses, los franceses… Esto lo hizo una familia argentina-española, recuperar el patrimonio del fútbol mundial, el patrimonio de la mayor pasión humana".
Legends, en Madrid
De la obra de Marcelo, unas 600 se muestran en un museo recién abierto en la Puerta del Sol, en Madrid. "En el kilómetro 0 del fútbol mundial", dice Ordás. Aquí dentro se pueden encontrar, a través de 6 plantas, muchas de las camisetas que han marcado la historia del fútbol.
La particularidad, por supuesto, no radica en que sean simples camisetas sacadas de una caja. Estas son las camisetas con las que los protagonistas participaron en aquellos encuentros. Solo hay una camiseta que no ha sido utilizada en juego en todo el museo: la del Chapecoense. La zamarra brasileña que se expone aquí no es la de ningún partido, sino las recuperadas del desgraciado accidente que sufrió el equipo en 2016, cuando el avión que transportaba al conjunto de Santa Catarina cayó y solo seis personas sobrevivieron.
El resto fueron usadas en los campos y tienen sus señas de identidad. Recuerda Marcelo, por ejemplo, aquella que le dio el Tata Brown con un agujero en el medio de la final de México 86, donde salieron campeones: "Hace el primer gol de la final y en el segundo tiempo le hacen una falta muy grande. Se le quiebra la clavícula y le piden el cambio. Él agarra al médico de la corbata y le dice: 'Mirá, yo soñaba jugar en el campito con los pibes... ¿Vos me querés sacar de una final del Mundo? Dale, meteme anestesia y aerosol y listo'. Me cuenta el Tata que a los 2 minutos empieza a caminar y le duele el alma. Tres minutos le duró la anestesia. Lleva su camiseta a la boca, la rasga, porque no puede llevar vendaje, y jugó toda la final con el dedo metido en el hueco, haciendo de cabestrillo".
"Esa camiseta tiene una autentificación en sí misma", apunta Marcelo. "Él me la donó sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida. Me dejó un pedido que yo hice carne: que lo podamos compartir con todos los amantes del fútbol mundial. Esa es una armadura que yo recuerdo con mucho amor, con mucha emotividad. De esas, te puedo comentar muchísimas en este trabajo hermoso que tengo de ser feliz".
Muchos se preguntarán de qué trabaja Marcelo Ordás. "Cuando me preguntan de qué trabajás, yo respondo que de ser feliz, porque vivo de lo que más amo, que es el futbol y de haber recuperado esta historia".
Su trabajo ahora está en Madrid, localidad que eligió tras rechazar a medio mundo. Incluso el Papa le pidió que pusiera Legends en Roma, asegura Ordás. El emir de Qatar quiso hacerlo en su estado y luego, en París, pero tampoco lo consiguió. Marcelo pretendía hacerlo en Buenos Aires, pero hubo otro fallo. "Tenemos una economía empecinada en no arreglarse, por lo que es imposible un proyecto de esa naturaleza".
Madrid era la cuadratura del círculo. Igual que su abuelo se marchó de Canillejas a Argentina, él decidió volver. "Me volví a la tierra de mi abuelo, todo es redondo como una pelota", dice Marcelo, que apostilla: "La Puerta del Sol, el kilómetro cero del fútbol, es maravillosa".
"A diferencia de las experiencias museológicas de los clubes, donde están los colores de los clubes, acá encontrás todos los corazones del mundo y una historia que genera sentido de pertenencia a cada visitante. La obra, en todo sentido, es inmensa", cierra Marcelo Ordás.
Otros lugares
Lo curioso de Legends es que une a todos los organismos internacionales. El COI, La Liga, la FIFA, la UEFA, la Conmebol, etcétera. En Legends se puede encontrar merchandising oficial de todos ellos.
Todo nació de la pasión de Marcelo Ordás, quien asegura que este es su secreto para seguir adelante: "Todo está alimentado por este combustible. Sin pasión no hay nada".
Cuenta Ordás que esa pasión "sigue intacta para seguir este viaje que no termina en Madrid. El día 28 o 29 inauguramos el segundo Legends en Riad (Arabia Saudí) y vamos desembarcar pronto en los Estados Unidos, a través de nuestros socios". El cuarto podría ser Asia, donde Andrés Iniesta tendrá un papel importante. El quinto Legends le gustaría a Ordás que estuviera en Argentina. "Esperamos que Argentina mejore para hacer el quinto allí".
El hecho de tener negocios futbolísticos con Arabia Saudí no incomoda a Ordás. Muchos apuntan que allí el dinero manda por encima de la pasión, algo con lo que no está de acuerdo el argentino.
"Yo lo viví en carne propia en el Mundial. La pasión de los árabes me impactó. Yo no los tenía por tan apasionados. Hay una decisión geopolítica de occidentalizarse más. Ellos tienen un objetivo claro: que la nueva Europa sea el Medio Oriente. Y si hablamos de arte, de entretenimiento, qué mejor que Legends", declara.
Ordás cree que hay que respetar a quienes se van a Arabia Saudí por dinero, renunciando a ligas mayores. "Mi abuelo decía: nunca te metas en la cartera de nadie. Yo creo que ellos están trabajando para hacer algo serio. Que estén Cristiano, Mbappé, Neymar y muchos otros… No es un tema menor. Hay que ver cuántas ligas tienen jugadores de esa talla. Yo no los subestimaría. Hacerlo me parece sectáreo, xenófobo incluso... No solo tienen dinero: si no hubiera pasión, no lo harían. Yo respeto mucho eso. Cuando la UEFA y La Liga nos dijeron de llevar un Legends a Arabia, estudiamos todas las variables. No todo el mundo puede tener un Legends. Siempre lo digo con mucho respeto. Ellos son muy pasionales y van a disfrutar la experiencia. Es parte de llevar nuestra cultura. Cuando hablamos de fútbol es inevitable hablar de Europa y Sudamérica".
Y cuando se habla de fútbol, no solo se habla del masculino. El femenino también está incluido en Legends. "Nosotros tenemos una colección desde 1991 hasta el último, el mejor de todos. De hecho, esta semana nos llega la camiseta que nos envía Alexia Putellas y vendrá ella personalmente. Tenemos una comisión trabajando para la recuperación de ese fútbol para esta coyuntura actual y futura que será maravillosa y gigante".
Más de 46.200 personas han pasado por Legends. Aquí no solo hay camisetas, también hay estantes importantes destinados a otros menesteres. Por ejemplo, un cine u otras experiencias inmersivas que puede vivir el visitante. En lo que se refiere a objetos de colección, por ejemplo, podemos encontrar también los bolsos de Borja Iglesias y Aitor Ruibal.
A este respecto, Ordás cuenta: "La verdad es que nosotros vamos en línea con La Liga y con las instituciones. Creo que vivimos en un mundo totalmente distinto ya. Y todas aquellas cuestiones que tengan que contrarrestar la xenofobia, el racismo, la violencia… Legends es una herramienta de unión y hermandad entre los pueblos. Soy argentino y tengo la colección más importante de la Selección Brasileña, porque no destaco tanto una rivalidad no fructífera en lo violento, sino que destaco la grandeza de la historia en Brasil. Nos llamamos Legends porque es un tributo a esas leyendas que nos alegraron la vida, a esos héroes de pantaloncitos cortos. La gente se va a encontrar con su infancia, con su historia personal, con un episodio que le hizo muy feliz y va a tener una hora y media o dos de una experiencia muy a flor de piel con su vida misma".