La cita comienza a eso de las 8 de la mañana. Bien sea en el bar para tomar café o en el monte donde se va a realizar la batida. El jefe de cuadrilla junta a su equipo, que tiene un mínimo de ocho personas y un máximo de 30, para coordinarse. En las montañas de Lalín, en Pontevedra, una de las zonas de Galicia donde más se concentra la caza del jabalí, la técnica que se utiliza es la traílla, que consiste en soltar a los perros para olisquear un rastro del animal y después cercarlo en el lugar en el que descansa. Una vez que los canes han hecho su trabajo, los cazadores -la mayoría hombres- avanzan por la superficie acotada, a la que denominan mancha, en busca del jabalí. Quienes salieron el sábado pasado tuvieron una jornada bastante próspera, con 15 piezas abatidas.
La batida es una actividad grupal, se realiza en cuadrillas, pero después cada cazador puede disponer libremente del animal derribado. En este caso, hablamos de una presa con un peso medio de unos 52 kilos, que se paga a unos 50 euros el kilo. "Aquí se aprovecha todo, ya sabes, incluso una parte de la carne sirve para dar de comer a los perros", asegura José Luis Montoto, presidente de la Sociedad de Caza y Pesca de Lalín y uno más de quienes participan en estas batidas.
Los cazadores tienen su actividad regulada, sus espacios delimitados y su temporada definida, que suele ir de agosto a febrero. La diferencia es que este año la Xunta de Galicia ha declarado de forma extraordinaria la amenaza cinegética, que supone ampliar la caza a 248 municipios -el 80% de todo el territorio gallego- y abrir la veda a la caza sin límite de jabalíes, sean machos o hembras. Se trata de la tercera vez que aplican esta medida en los últimos cinco años.
Las autoridades la justifican por el aumento de avisos por daños a cultivos agrícolas, que en la temporada anterior ascendieron a unos 4.000 casos, un 25% más que en el ejercicio anterior; y también debido a la mayor presencia de jabalíes en núcleos urbanos, lo que incrementa el riesgo de accidentes de tráfico.
En los últimos meses es habitual ver vídeos en las redes sociales de este tipo de animales paseando alegremente, ya sea solos o con su camada, por carreteras, avenidas, parques o zonas cercanas a colegios. "En las zonas rurales hay bastante control, el problema es que en los últimos años se han desplazado a lugares como Coruña, Vigo, Santiago, Lugo, Ourense o Pontevedra y se están plantando en el medio de las ciudades", afirma José Luis Montoto.
Para los cazadores la causa de este problema es que "alrededor de estas ciudades existen franjas de seguridad muy amplias en las que no se permite cazar y eso está propiciando que se muevan con total libertad. Además, estas zonas no están suficientemente cuidadas, están sucias, llenas de matojos y basura, por lo que son un cobijo perfecto para los jabalíes".
Según los datos de la Federación Gallega de Caza, en la temporada 2021/22 -la última de la que hay registros- se cazaron 18.500 jabalíes en toda Galicia, un número muy similar al de campañas anteriores. "Puede que en algún coto haya un mínimo incremento de población del animal, pero en la mayoría el número es el mismo o incluso inferior", sostiene el portavoz de la asociación, Antón Arrojo. "Hay mayores peligros, pero no hay ninguna plaga", zanja este responsable al teléfono.
[La Xunta declara la emergencia cinegética para cazar jabalíes "sin límite" en el 80% de Galicia]
La cuestión es que la Xunta aprueba la emergencia cinegética, que abre la veda para la caza indiscriminada del jabalí, pero no cuenta con un censo que cuantifique de forma precisa cuál es la población de este animal o si ha crecido en los últimos años. Los colectivos animalistas coinciden con los cazadores en que no hay una plaga, aunque se oponen a terminar con el problema a tiros.
"Es difícil cuantificar, pero ciertamente no tenemos constancia de que haya una superpoblación. Decretar la emergencia seguramente sea la medida más sencilla para la Xunta -los cazadores piden aumentar su actividad y se lo conceden-, con el objetivo de resolver los problemas que se están encontrando con los cultivos y en las vías urbanas, pero pensamos que no tiene sentido porque ya se ha aplicado otras veces y no ha funcionado", juzga Rubén Pérez, portavoz en España de la Fundación Franz Weber, que se ocupa de la defensa del medio ambiente y la protección de los animales.
Otros colectivos animalistas, como el partido político Pacma o Ecologistas en Acción, convocaron una manifestación hace un par se semanas en A Coruña para condenar lo que consideran una "masacre". "Nosotros reclamamos que haya medidas no letales, como un mejor vallado de las carreteras, señales luminosas u olfativas que alejen a los animales de las zonas urbanas y una mayor concienciaciación en la población para que no los alimenten y corramos el riesgo de domesticarlos. Vemos cómo progresivamente están más adaptados a los entornos urbanos y la gente a veces se lo toma a broma, no se da cuenta de que son animales salvajes y pueden causar graves incidentes", añade el portavoz de la Fundación Franz Weber.
Desde este colectivo apoyan iniciativas que las autoridades ya han puesto en marcha, como atrapar a los jabalíes en jaulas, aunque "siempre que después se les devuelva al monte; si después un veterinario los mata, estamos en las mismas". Otras actuaciones en vigor, como la caza de estos animales con arcos y flechas en zonas donde no está permitido el uso de armas de fuego son para Rubén Pérez "una frikada" y para la Federación Gallega de Caza "un absurdo".
Cambio climático y enfermedades
El jabalí es un mamífero de la familia de los suidos que, como todo animal, se adapta a su entorno y a las condiciones en las que vive. "El jabalí es una especie que se ve afectada, sobre todo, por zonas particularmente secas y áridas o frías, y ahora tenemos inviernos cada vez más templados, por lo que hay menos mortalidad.
Además, cada vez fluyen más hacia el norte de Europa y tienen una mayor supervivencia en estas zonas", indica Joaquín Vicente, profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha en el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) y probablemente una de las personas que más sepan sobre estos animales en nuestro país. Asegura, además que "la agricultura intensiva que explota grandes monocultivos favorece la presencia de alimento para el jabalí o incluso se convierte en un refugio, como puede ocurrir con los maizales". Es decir, que tanto el cambio climático como el tipo de agricultura que se practica invitan a los animales a vivir mejor.
[¿Por qué los jabalíes se acercan tanto a las zonas urbanas de A Coruña y Oleiros?]
"Es muy complicado realizar un censo porque estamos hablando de una especie nocturna y muy esquiva, que se esconde en lugares recónditos y no se deja contar. Ahora mismo nos basamos en aproximaciones basadas en los datos proporcionados por los cazadores en sus cotos", argumenta.
Si el año pasado se abatieron unos 400.000 jabalíes en España, las estimaciones calculan que la población total ronda el millón y medio de ejemplares en nuestro país. Y siguiendo ese promedio, contando con que en Galicia se abatieron 18.500, el número de animales campando a sus anchas por esta Comunidad debería estar entre unos 60.000 o 70.000. "No es tanto el número total lo que importa, sino el continuo crecimiento y los conflictos crecientes. Para poder controlar la población, habría que cazar al menos el 50% de los animales existentes y eso no se está haciendo en casi ninguna parte de España, por lo que el problema sigue creciendo", razona el experto.
Vicente está llevando a cabo una iniciativa pionera, financiada por el Ministerio de Agricultura, para mejorar la monitorización sanitaria y poblacional de la fauna silvestre. Se basa en el fototrampeo y consiste en instalar cámaras de foto y vídeo en determinadas áreas para intentar tener una estimación de las densidades de población más precisa. "En comunidades como Aragón, Navarra o País Vasco ya han hecho avances, aunque es difícil implantar estas técnicas en todo el territorio, de modo que habría que combinarla con los datos que proporcionan los cazadores".
El investigador del IREC añade que no sólo existe un riesgo para los ciudadanos cuando los jabalíes se desplazan a zonas urbanas: "aunque los veamos aparentemente tranquilos, ellos tampoco están en su ambiente y quedan sometidos a un importante estrés". Vicente se muestra partidario de incrementar la eficacia de la caza para controlar la población de estos animales. Y añade que esto también sirve paraproteger a otras especies domésticas o silvestres, incluso al hombre, de enfermedades que pueden transmitir los jabalíes.
La Xunta alerta de la amenaza de la peste porcina africana, "una enfermedad -apunta Joaquín Vicente- que aún no ha llegado a España, pero de la que habría que protegernos". "Lo que sí tenemos ya es la tuberculosis, la brucelosis porcina o la enfermedad de Aujesky [también conocida como pseudorrabia], que sabemos que circulan y que los jabalíes pueden transmitir a otros animales", mantiene el técnico del IREC.
Depredadores sibaritas
Otro de los problemas que ocasionan los suidos es el destrozo de los cultivos. Xurxo Álvarez, presidente de la Federación Rural Galega, lo ha sufrido directamente en sus viñedos. "Además, no te creas que no son finos, van siempre a por las uvas más maduras, las que ya están listas para recoger", señala. Para su asociación, el tema de la emergencia cinegética es también "una solución de gatillo fácil para tranquilizar a la gente cuando está cabreada".
"Nosotros llevamos años reclamando que se elabore un censo científico de jabalíes para saber de qué estamos hablando. Pero lo que vemos es que hay un abandono de lo rural cada vez más grande y si no hay control sobre estos animales, nos estamos cargando el campo más aún", denuncia Álvarez. Reclaman indemnizaciones a los agricultores de forma más rápida, ya que normalmente pueden retrasarse más de seis meses, y que cubran la totalidad de los daños, algo que no suele ocurrir.
Los cazadores insisten en que su actividad no sólo tiene que ver con esas imágenes que "algunos cuelgan en sus redes sociales presumiendo con animales muertos, algo que no ayuda de cara a la imagen pública". "Lo que se ve mucho menos y lo que no conoce tanta gente es que hacemos un trabajo medioambiental tremendo, desbrozando los terrenos para que los animales tengan donde comer en el lugar que les corresponde y no tengan que desplazarse a otras zonas. Esto es como los incendios, que no se previenen en verano cuando prende el fuego, sino en invierno, con medidas preventivas", defiende José Luis Montoto, de la Federación de Cazadores de Lalín.
Entre licencias, equipo y demás elementos, como los perros, salir a cazar una temporada puede tener un coste de "unos 1.000 euros, y eso sin moverte mucho de la zona". En su organización pasaron de casi 1.500 miembros en 1985 a los 520 actuales y, como el resto de colectivos de este tipo, se quejan de que cada vez son menos, que hay pocos jóvenes que quieran ser cazadores y, por lo tanto,es más probable que se descontrole la población de ciertas especies. Actualmente hay unos 333.000 cazadores en toda España, de los que 36.000 están registrados en Galicia, un número que sigue yendo a la baja.
Murcia, Extremadura, la Comunidad Valenciana o el Ayuntamiento de Barcelona han aprobado medidas en el pasado para intentar frenar el aumento de estos mamíferos en zonas urbanas, aunque los problemas persisten también en estos territorios. Hubo un tiempo en el que ver un jabalí por el centro de la ciudad hubiera sido casi tan difícil como encontrar un unicornio.
Hoy, sin embargo, resulta tan sencillo como hacer una búsqueda rápida en cualquier red social. El último vídeo que aparece es de una piara de estos animales que esta semana recorrió de noche el paseo marítimo de A Coruña hasta llegar a la céntrica Plaza de María Pita. Y mientras la alcaldesa, Inés Rey, del PSOE, señalaba que tienen previsto firmar el protocolo de la Xunta -gobernada por el PP- para poder capturar jabalíes, algunos usuarios ironizaban con que los cuadrúpedos habían llegado hasta allí a la espera de que el Ayuntamiento abriera sus puertas para poder empadronarse oficialmente.