España es un país de bares y, sin embargo, faltan camareros. Se trata de un problema recurrente, sobre todo, cuando se acercan temporadas con picos altos de trabajo como verano o Navidad. El último informe en ponerlo en evidencia es el XIX barómetro realizado por la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), en el que se recoge que el 41% de los hosteleros ha tenido problemas este año para encontrar empleados y un 17% aún no lo ha conseguido.
Las razones, lógicamente, son múltiples. Pero desde la Confederación Española de Hostelería apuntan principalmente a la correlación de dos motivos: se trata de un sector que ha crecido enormemente en los últimos años y la evolución poblacional se ha movido en sentido contrario. El secretario general de la organización, Emilio Gallego, señala que en las últimas dos décadas la hostelería ha pasado de 900.000 empleados a dar trabajo a 1,8 millones de personas. Y, en paralelo, “hace 25 años se incorporaban al mercado de trabajo 500.000 personas al año y ahora estamos en algo más de 300.000”. Es decir, cada vez gastamos más en restaurantes, pero somos un país más viejo y no hay relevo para estos profesionales.
La hostería genera cada año unos 88.000 millones de euros y representa algo más de un 4% del PIB. Sin embargo, los trabajadores jóvenes apuestan antes por otros sectores. “En los últimos 12 meses somos el sector que más ha subido los salarios, con un incremento del 12%. Pero pensamos que antes que los sueldos, tenemos un hándicap mayor, que es el de la conciliación”, considera Gallego.
[Temporeros tras la barra: por qué los camareros marroquís sustituirán a los españoles como Jesús]
“Hay sectores económicos con un salario por hora inferior al nuestro, con la diferencia de que los trabajadores tienen más opciones de conciliar y librar festivos o fines de semana. Esto influye muchísimo y, cuanto más jóvenes son los trabajadores, más valor dan a los aspectos de conciliación y a poder disfrutar, por ejemplo, de los periodos de vacaciones puntuales o de los fines de semana”, opina el secretario general de la patronal hostelera. De acuerdo con su experiencia, ocurre también con otros sectores de la población, que prefieren disponer de más tiempo de ocio, pero es algo que se agudiza entre los jóvenes.
En sus palabras no hay una crítica ni un juicio de valor: “Es normal, forma parte de la evolución social y económica del país”. De hecho, lo atestiguan numerosos informes, como uno reciente de la aseguradora Aegon, que estima que el 48% de los trabajadores jóvenes priorizan la conciliación antes que el aspecto económico e incluso estarían dispuestos a renunciar a parte de su salario para poder difrutar de más tiempo libre.
El problema que se encuentra la hostelería, en este sentido, es que “mientras empresas más grandes pueden establecer un sistema de turnos que permite un mejor aprovechamiento del tiempo, en los establecimientos pequeños con unos pocos trabajadores, es más complicado”.
Camareros, albañiles y agricultores
Según el secretario general de la Confederación Española de Hostelería, el sueldo medio de un camarero puede rondar los 1.400 euros brutos al mes, aunque “depende muchísimo de la ubicación o de los complementos que pueda recibir. En las zonas interiores y rurales, además, la situación es dramática, allí sí que tenemos un déficit de mano de obra". "La solución pasa por una mejor gestión de los recursos humanos, porque se pueden trabajar más horas, pero hay que compensarlas, ya sea económicamente o con días libres”, insiste Gallego.
Hace unas semanas unas declaraciones del presidente de esta misma patronal, José Luis Yzuel, en las que bromeaba con que en su sector siempre se ha trabajado “media jornada, 12 horas diarias”, causaron una gran polémica. “Ya quedó aclarado -matiza Emilio Gallego-, pero la reflexión es que es cierto que muchos doblan sus jornadas, porque en un momento dado les puede llegar a interesar económicamente, pero eso hay que pagarlo de alguna manera”.
Según los datos del INE, existen en España unos 150.000 puestos de trabajo sin cubrir. Los sectores más afectados son la hostelería, la construcción y la agricultura. Cada uno tiene sus particularidades, aunque todos comparten que han dejado de ser atractivos para los jóvenes y que el número de personas que se forman para entrar en ellos es muy reducido.
En el caso de la hostelería, el INE calcula que hay unas 8.000 vacantes, aunque las estimaciones de la patronal son mucho más elevadas. Según Emilio Gallego, “este año entraron unas 50.000 personas al sector, pero faltarían unas 50.000 más”. La estacionalidad de estos puestos de trabajo y la dificultad para encontrar una estabilidad mayor son otros de los factores. “Hay que insistir en los incentivos porque con la dificultad de encontrar trabajadores, la gente se queda donde está a gusto y se va cuando no lo está”, concluye el secretario general de la patronal.