El genio de Aladdín fue animado por una mente española. También las hienas de El Rey León o Meeko, el mapache amigo de Pocahontas, fueron desarrollados por este brillante cerebro. Esta semana Disney cumple 100 años, y en esta historia centenaria Raúl García (Madrid, 1958) ha sido el primer español que ha dibujado para la compañía. “Como trabajé 10 años contratado para ellos, se puede decir que he influido en un 10% de la historia de Disney”, celebra el animador en conversación con EL ESPAÑOL.
Pero lejos de desvincularse de la compañía estadounidense nacida el 16 de octubre de 1923 de la mano de Walter Elias Disney y su hermano mayor, Roy Oliver Disney, García sigue estando presente en varios proyectos. Dirige, por ejemplo, cortos para Disney Plus titulados Me and Mickey o Me and Winnie the Pooh. “Desde hace un tiempo puedo permitirme trabajar en lo que me apetece. Por ejemplo, hace un par de años trabajé en Los Simpsons, también hago proyectos de la industria de Hollywood, independientes, o soy profesor en universidades como en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital (U-tad) de Madrid, entre otras universidades”, explica García a este diario.
Y es que ahora este exitoso animador puede recoger lo que ha sembrado durante una carrera plagada de éxitos. Ahora puede permitirse ser una suerte de animador y productor freelance, pero siempre escogiendo los proyectos que le motivan. Pero nadie le ha regalado nada. Se puede considerar que Raúl García es uno de los pioneros de la animación en España, ya que en su etapa como estudiante ni siquiera se podía aprender la profesión de dibujante y animador.
Una profesión que, entre otros personajes, también le ha llevado a animar personajes de la talla de Filoctetes, el sátiro que convirtió al Hércules de Disney en un héroe, o al genio de Aladdín, como antes se mencionaba. Es decir, ha dibujado y animado a dos personajes principales en dos de las películas de dibujos animados más exitosas de Disney. Confianza pura de la compañía californiana en Raúl García. “Disney es diferente a otras compañías de animación en las que he trabajado, porque ahí a cada animador le asignaban sólo un personaje y tuve la suerte de que me asignaron algunos muy chulos”, explica el primer dibujante español de Disney, con humildad.
[El siglo de Disney: Mickey Mouse y el Pato Donald soplan 100 velas]
“Quería ser como Disney”
Para Raúl García, tales participaciones en la animación de varios de los personajes más queridos de Disney han sido como “un sueño cumplido”. Un sueño que tenía latente y claro desde su más tierna infancia. “Yo era el típico niño pegado a la televisión viendo dibujos animados. Además, nunca me perdía un estreno. Siempre tuve una gran afición al cine y desde los siete u ocho años yo ya pensaba que esos dibujos los tenía que hacer alguien y yo quería ser como ese alguien, quería ser como Walt Disney”, rememora el animador, que también reconoce que la película de 101 Dálmatas, estrenada en 1961, le encandiló.
“En la tele veía Los Picapiedra, Los Supersónicos, Bugs Bunny...”, añade, reconociendo que esta filia, sin previo aviso, se convertiría en su profesión. No obstante, antes de eso Raúl García se graduó en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid porque entonces “no había nada relacionado” con su pasión. “Entonces acabé estudiando esa carrera porque por lo menos podía aprender algo sobre dirección de cine, sobre la estructura narrativa, etc., algo que ha cambiado a día de hoy gracias a centros como la U-tad”, cuenta. Pero estos saberes aún quedaban lejos de su pasión.
Estando en la carrera, un día se acercó al rastro de Madrid y encontró un ejemplar de Cartoon Animation, un libro hecho por el entonces ilustrador de la Metro Golden Mayer, Preston Blair. “Leí ese libro, lo estudié, lo calqué… Y de manera autodidacta empecé a animar. Y gracias a ello, mientras estaba en la universidad, conseguí trabajo en los estudios Filman de Madrid, que hacían dibujos animados. Por ejemplo, participé en Los Picapiedra, esos dibujos que me gustaban tanto de niño. Fue un primer sueño cumplido”, rememora Raúl García.
Pero aquella animación en la televisión se le quedaba pequeña y en una España que acababa de estrenar la democracia aún era difícil hacer una carrera como animador. Por ello, en 1983, a Raúl García le llegó la oportunidad de hacer películas de animación en Francia. “Así que cogí las maletas y me fui a París y trabajé en los estudios Gaumont haciendo largometrajes como los de Astérix y Obélix”, revela García. Fue en ese contexto donde conoció a animadores de todo el mundo gracias a estar en este equipo.
“Y entonces, como ahora, la profesión de dibujante y animador era atípica porque no hay continuidad a no ser que trabajes en grandes estudios. Así que al acabar la peli, en 1985, nos desperdigados por el mundo. Si había pelis y proyectos, nos llamábamos, y así acabé en Corea del Sur trabajando de supervisor de animación de La vuelta al mundo de Alvin y las ardillas. Era una producción americana, pero se hacía allí para abaratar costes”, explica García.
Esta vida de animador “trashumante” llevó a Raúl García a Londres y Dublín, donde participó en la creación de En busca del Valle Encantado. Pero en la capital del Reino Unido fue donde le salió el proyecto que le cambiaría la vida para siempre: comenzó a ser animador en la película ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, producida por Touchstone y Amblient Entertainment, entonces filial de Disney. Así fue como el dibujante y animador español llegó a la compañía de Mickey Mouse convirtiéndose en el primer español en dibujar para ella.
[Rita Aldea encontró trabajo sólo un mes después de graduarse: podrá ganar hasta 70.000 €]
De Disney a formador
Raúl García, de este modo, llegó a Los Ángeles (EE. UU.) a principios de los 90. Allí se estableció y comenzó en 1992 una prolífica carrera como dibujante y animador de Disney, la compañía más importante del mundo en este ámbito. Estuvo en proyectos como La Sirenita, La Bella y la Bestia, Tarzán y de sus manos salieron personajes tan reconocidos como el genio de Aladdín, las hienas de El Rey León o Filoctetes, de Hércules.
“Al principio usábamos mucho papel y lápiz, por ello también se me puede considerar dibujante, pero la tecnología avanzó mucho en esa década y el ordenador se volvió nuestra herramienta principal”, explica Raúl García que añade que a veces echa de menos el método analógico. “Aunque en el fondo lo bonito es contar historias, da igual si con papel y lápiz o mediante una tableta”, dice.
Desde su llegada a Estados Unidos comenzando los años 90, Raúl García ha vivido a caballo entre Los Ángeles y España. Y, en este periplo, le ha acompañado desde hace 30 años su mujer, la productora española Rocío Ayuso. Aun así, desde principios de este siglo Raúl ya no forma parte de esa plantilla fija de animadores de Disney, aunque sí participa en varios proyectos con la compañía fundada hace 100 años.
Además, también trabaja en diversos proyectos y también ha cultivado su faceta de docente. Raúl García quiere que las nuevas generaciones de dibujantes y animadores ya sea en España o en el mundo tengan un camino a seguir, un camino que él y los animadores de su generación fueron abriendo poco a poco de manera autodidacta. Por ello, por ejemplo, este mes de septiembre de 2023 ha lanzado al mercado un libro titulado Manual del Artista de Storyboard con el que persigue contar sus 40 años de experiencias y “dar las claves que les puedan servir a los animadores presentes y futuros en su profesión”.
Mientras tanto, Raúl García cuenta a EL ESPAÑOL que cumplió su sueño: aquel niño que veía 101 Dálmatas con extraordinario asombro un día llegó a Disney, donde aportó su granito de arena en su centenaria historia; donde se convirtió en el primer español en dibujar para la compañía fundada por los hermanos Disney en 1923.