María, más conocida como Mars, nació en Oviedo en 1999. Pronto sus padres inocularon en ella el hábito de la lectura; la entretenían con cuentos orales y la incentivaban para que leyese por su cuenta. No tardó en conventirse en una lectora empedernida. Y de ahí, todo lo demás: sacó un 13,55 en la Selectividad, ha terminado el grado con la nota de corte más alta (Matemáticas y Física), ha publicado un libro y estudia psicología. ¿Y en el futuro? Ya se verá. Pero pinta, desde luego, halagüeño.
Todo empezó cuando tenía cuatro años y su madre se quedó embarazada de su hermano. Entonces una curiosa inquietud asaltó a la peque: no tenía suficientes libros como para entretener a su futuro hermanito hasta que él aprendiese a leer. Pensó entonces, a los cuatro años de edad, que estaba obligada a responsasbilizarse del entretenimiento del bebé, por lo que tendría que escribir más historias.
Así es como nació una pasión que sigue intacta a día de hoy. "Iba al parque, cogía a un grupo aleatorio de niños pequeños y probaba las historias con ellos. Si les gustaba el proyecto, escribía la historia", así es cómo jusitifica la propia Mars haber usado a los niños del parque como conejillos de indias.
A los 6 años se obsesionó con Rubén Darío, decidió que quería ser como el poeta nicaragüense y escribió cientos de poemas que simulaban "A Margarita Debayle", el cuento en poesía publicado en 1908. Su madre recitaba poemas cuando iban en el coche y poco a poco se fue dando cuenta de que quería dedicarse a la escritura. "Vi que quería escribir libros para otra gente".
Había una clara necesidad de comunicación. A los 12 años ganó un concurso local y la llevaron a la radio. Fue entonces cuando se dio cuenta de que escribir de manera profesional no era solo una cosa de hombres de 50 años y de que ella también podía hacerlo.
Sus brillantes notas atrajeron sobre ella una presión muy común en la gente de buenas calificaciones: debía estudiar algo de ciencias. Esta necesidad de separación, de trágico divorcio, produjo un fuerte malestar en María, pues ella estaba interesada en las diversas ramas del conocimiento como son las matemáticas, la física, la literatura, la lengua... su incomodidad ante la bifurcación académica llegó a ser tan elevada que decidió habar con la jefa de estudios para ver si podía estudiar, a la vez, el Bachillerato de letras y el de ciencias. No hubo suerte, así que eligió ciencias.
"Era totalmente el modelo de niña empollona. Sacaba un 9 y repetía el examen porque me agobiaba que fuera poco", asevera. Pero su ansiedad por el estudio no provenía de una meta difícil de alcanzar, como es el caso de los que, por ejemplo, tienen claro que quieren estudiar medicina. Ella estudiaba mucho porque no sabia qué iba a estudiar y le daba miedo decidirse y darse cuenta de que sus notas no eran lo suficientemente buenas.
A la par que sacaba sobresalientes en el instituto, estudiaba inglés, francés y alemán. Hoy en día tiene un C2 en inglés y un C1 en francés. Por si acaso se aburría, también practicaba kárate con asiduidad y estaba apuntada a pintura al óleo.
Cursó el Bachillerato de Excelencia y terminó sacando una nota de 13,55 sobre 14 en la EBAU de 2017. Por aquel entonces se hablaba mucho de un doble grado relativamente nuevo (se ofertó por primera vez en 2011) que tan solo era apto para las mentes más brillantes del país y que aseguraba una empleabilidad plena y de prestigio. Se trataba del Doble Grado de Matemáticas y Física.
A día de hoy, esta doble licenciatura sigue coronando la lista de carreras con nota de corte más altas de España. Concretamente, en la Universidad de Granada piden un 13,795 para acceder a estos estudios. Tiene sentido: los estudios avanzados en las distintas ramas físicas y matemáticas son fundamentales para el desarrollo de los campos tecnológicos del presente y el futuro. Hablamos de Big Data, Análisis de Datos o Inteligencia Arificial.
En un mundo que ha convertido los datos en la moneda más valiosa, que va a requerir de la Inteligencia Artificial para superar las barreras evolutivas de nuestra especie, se han vuelto esenciales las inteligencias naturales que sepan codificar y programar a las artificiales. De hecho, ya son muchas las personas que empiezan a tener la intuición de que, si bien las inteligencias artificiales llegarán a hacer nuestros trabajos, lo único que tiene sentido es aprender a desarrollar inteligencias artificiales.
El precio de meterse en unos estudios tan valorados es evidente: cinco años dedicados íntegramente al estudio. María estaba cursando el segundo año de este doble grado cuando decidió que tampoco era para tanto, así que se matriculó en el grado de Psicología por la UNED. Aquella imposición de divorcio entre las letras y las ciencias aún seguía escociendo, es por eso que acudió a la investigación psicológica en búsqueda de un puente entre la ciencia y la literatura.
Porque, a pesar de estar estudiando tres grados -y no de los fáciles-, seguía escribiendo. Ha logrado publicar hasta seis relatos independientes en antologías de editoriales de corte juvenil tan respetadas como son Freya, Hela o Akane. También tiene un canal de YouTube con más de 40 vídeos colgados en el que habla de literatura.
"Sufrí mucha ansiedad durante la carrera porque me pasaba todo el día en clase, al salir impartía clases particulares a chavales y por la noche escribía. En época de exámenes estudiaba hasta 14 horas al día, así que todo el tema de la escritura quedaba absolutamente eclipasado", cuenta María. "Por suerte, con los años he ido aprendiendo a organizarme", dice. También alega que es una persona muy procrastinadora.
Se graduó del doble grado y sigue con el de Psicología. Ediciones Freya publicó su novela corta "Por ti la luna" en 2022. Esta historia trata desde la ciencia ficción espacial -y con verdadero conocimiento de causa- temas como el crecimiento personal, el amor y las paradojas temporales.
"Ahora me llaman para dar charlas y conferencias... es muy impresionante que me hayan puesto la etiqueta de escritora. Y me encanta hablar con personas que no conozco de nada y que han leído mi libro porque me cuentan cómo lo han recibido y, aunque no sea mi misma perspectiva, está genial que le den nuevas lecturas porque a la vez es como si le diesen una segunda, una tercera y una cuarta vida a la novela", comenta la escritora.
Pegunta: ¿qué le aportan sus estudios académicos a la escritura literaria?
Respuesta: Bueno, por ejemplo, si quiero escribir ciencia ficción, me ayuda muchísimo tener una base científica para entender cómo funcionan algunos aspectos del mundo, o en el caso de la psicología, tener nociones acerca del comportamiento humano, tanto a nivel orgánico como no orgánico, facilita mucho la creación de personajes. Pero también es al revés; también el interés por las letras me ayuda en mi carrera científica. Al fin y al cabo, las matemáticas son un lenguaje y hay que saber cómo comunicar ese lenguaje.
P.-¿Cómo se ve en el futuro?
R.-Ahora mismo, mientras termino el grado en Psicología y le dedico tiempo a la escritura, estoy cursando un Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria. Mi intención es opositar en 2025 para ser profe de mates. También me gustaría sacarme el master habilitante de psicología para tener un plan B por si veo que el profesorado no es lo mío. Igual me lo saco para nada, pero también puede que dentro de 30 años me dé por ahí, así que, por si acaso... Estuve pensando en la investigación, pero hay demasiada incertidumbre en el mundo de la investigación; necesito un trabajo estable si quiero seguir con la escritura.
P.-¿Cree que podrá vivir de la escritura?
R.-Soy consciente de que eso es demasiado difícil. No estaría nada mal porque la escritura me hace muy feliz y no necesitaría nada más, pero no está entre mis planes más próximos. Además, por ahora estoy publicando en editoriales independientes y sé que es complicado sobrevivir en las editoriales independientes porque vas a las librerías y el 90% de lo que hay en las estanterías son libros de Planeta y de Penguin. Y así es imposible.