Juan Francisco Madrid, este lunes, mostrando cómo las temperaturas mantienen verdes algunos pomelos de su Finca Lo Borja en Cartagena.

Juan Francisco Madrid, este lunes, mostrando cómo las temperaturas mantienen verdes algunos pomelos de su Finca Lo Borja en Cartagena. Badía

Reportajes

Juan Francisco va a perder 100.000 kilos de pomelos por el veroño: "Con este calor el fruto está verde"

Paco Gil, responsable de temas de medio ambiente de Coag en Murcia, se muestra preocupado por los efectos negativos de las altas temperaturas para el calibre de los cítricos: "Hace falta frío para los árboles".

14 noviembre, 2023 02:34
Cartagena

Juan Francisco camina por la Finca Lo Borja para repasar el estado de los árboles de pomelos que produce junto a su padre. Mientras echa el jornal, luce camiseta de manga corta porque en pleno otoño, a día 13 de noviembre: el termómetro roza los 28 grados centígrados a media mañana. "El calor está quemando los pomelos", se lamenta Juan Francisco Madrid, tras coger una rama y examinar unos ejemplares de este cítrico, cuyo sabor es una suerte de híbrido entre la naranja y el limón. "Por culpa de las altas temperaturas, vamos a perder 100.000 kilos de producción".

A los productores de cítricos les están perjudicando las altas temperaturas que se están registrando en octubre y noviembre: el veroño es un problema. En la organización agraria COAG están preocupados porque en las explotaciones de la Región de Murcia, a un mes de la Navidad, no se están produciendo los ciclos de frío que necesitan los árboles para que sus frutos maduren y para que las naranjas, mandarinas, limones o pomelos, alcancen el calibre mínimo para su comercialización.

"Los árboles se están volviendo locos, algunos se piensan que es primavera y están tirando flor en noviembre", alerta este agricultor, de 22 años, para mostrar a EL ESPAÑOL los efectos que está causando esta especie de 'canícula otoñal', a la que están expuestos a diario los cítricos que cultiva con el hombre que se lo ha enseñado todo: su padre, Juan Francisco. "En un mismo árbol, tengo pomelos que están maduros y con un buen calibre, junto a otros que están verdes y con un tamaño pequeño".

La Finca Lo Borja está en Los Camachos, en el Campo de Cartagena, en pleno cogollo de la agricultura murciana, y este veinteañero confiesa la inquietud que le genera un otoño marcado por la ausencia de lluvias y unas condiciones meteorológicas anormalmente cálidas: "Tenemos veinte hectáreas de brócoli y otras veinte hectáreas de pomelos. Estamos muy preocupados porque somos una empresa familiar: esto nos da de comer".

Juan Francisco un productor de pomelos de Cartagena está perdiendo parte de su cosecha debido a las altas temperaturas en este mes de nviembre.

La solanera que cae este lunes al mediodía en la explotación, más propia del inicio del verano, se traduce en un color amarillento en las hojas de la copa de algunos árboles. En las hileras de frutales, plantados sobre tierra de color terracota, hay decenas de pomelos tirados por el suelo: unos han caído tras quemarse por las altas temperaturas y otros por su propio peso, debido a que la primera fase de la recolección acumula un mes de retraso porque algunos de estos cítricos siguen verdes a causa de este inusual veroño.

- ¿Qué efectos están causando en sus pomelos las altas temperaturas de octubre y noviembre?

Juan Francisco Madrid: Ahora mismo, tengo unos 500.000 kilos de pomelos que no están siguiendo su ciclo natural. Con este calor: el fruto está verde, el calibre de los pomelos no llega al mínimo establecido para recolectarlo y comercializarlo, lo que provoca que el árbol esté estresado porque no podemos recoger la producción.

Las altas temperaturas también están afectando a las hojas porque todas no tienen su color verde oscuro, presentan algún tono amarillento por la falta de nutrientes, y se les ven todas las ramificaciones: hasta el 'esqueleto'. De la hoja dependen los brotes, la flor y el fruto y el problema es que si las hojas no van bien, el próximo año el árbol no producirá igual.

- ¿Qué es lo que necesitan para revertir esta situación?

- El árbol necesita frío para que la fruta engorde o que llueva para que no esté tan estresado. Lo ideal sería que durante el día, las temperaturas máximas no rebasen los 20 grados centígrados, y que por la noche no superen los 10 grados centígrados.

Juan Francisco muestra un pomelo quemado en su finca, a causa de las altas temperaturas.

Juan Francisco muestra un pomelo quemado en su finca, a causa de las altas temperaturas. Badía

Pero el mercurio está disparado en la Región de Murcia hasta por las noches. Prueba de ello es que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) registró durante la velada de este domingo, en el Campo de Cartagena, temperaturas mínimas de 16 grados centígrados, y este lunes, las máximas diurnas escalaron a los 28 grados. "Este calor es muy heavy". Tanto es así que Juan Francisco muestra a pie de explotación cómo afecta el veroño a sus cítricos: de una rama coge un pomelo que a estas alturas sigue verde y es pequeño, no llega al calibre mínimo. Saca una navaja de su bolsillo y lo corta por la mitad. "Tiene más corteza de lo habitual y poco zumo". Además, la pulpa está mustia: nada que ver con su habitual color rojo.

"Cuando los pomelos se empiezan a quemar por las temperaturas, primero se ponen amarillos a roales, luego les salen puntos y unas marcas marrones que se convierten en una especie de costra que está dura", según detalla de forma didáctica. "Pero lo más preocupante de esta campaña es la falta de calibre por culpa del calor y por la falta de agua". Los agricultores murcianos suman al problema del veroño, una ausencia de precipitaciones que se ve agravada por las restricciones que el Gobierno aplica al Trasvase Tajo-Segura. "La fruta no ha hecho calibre en dos meses y medio".

Este joven agricultor explica que el calibre mínimo para comercializar el pomelo asciende a 80 milímetros de diámetro, y en la campaña de 2022 sus ejemplares estaban por encima de los 105, pero en 2023 prevé que solo llegarán a superar los 85 milímetros, a causa de unas altas temperaturas que se repiten en octubre y noviembre, como un verano de la marmota que no deja paso al frío del otoño. "Este año, más de la mitad de la producción sigue verde o no ha alcanzado el calibre mínimo", insiste preocupado.

Por ese motivo, su padre se ha visto obligado a retrasar para el 25 de noviembre la primera recolección que tendrían que haber realizado el 15 de octubre. "La segunda recogida, que normalmente hacemos en enero, la tendremos que retrasar a febrero", según avanza este agricultor.

- ¿En qué se traduce la falta de calibre y el retraso en la recolección de su producción?

- Juan Francisco Madrid: Por culpa del calor, vamos a perder unos 100.000 kilos de pomelos y eso son casi 40.000 euros en pérdidas, a los que hay que sumar todo lo que hemos invertido durante su cultivo en abonos, riegos de agua y lucha biológica contra las plagas porque tenemos una producción ecológica: no echamos productos químicos.

Un árbol de pomelos que florece en pleno noviembre como si fuese primavera.

Un árbol de pomelos que florece en pleno noviembre como si fuese primavera. Badía

Lo que ocurre en la Finca Lo Borja, con capacidad para producir 40.000 kilos de pomelos por hectárea, solo es un ejemplo de los efectos que está teniendo el veroño en el sector murciano de los cítricos. El cabeza de familia, Juan Francisco, admite que es inusual el estado que presentan sus frutos: "Estoy sangrando el árbol al estar retrasando la primera 'cortá' de pomelos". Además, los ejemplares de citrus paradisi que recoja no serán igual de rentables porque el calor ha lastrado su engorde: "Están al 40% de su calibre". A menor tamaño, menos se cobra por kilo.

Esto supone un contratiempo para una pequeña empresa familiar que empezó a funcionar en 2002 y a la que se sumó su hijo, Juan Francisco, para recoger el testigo de su padre. "La agricultura me ha gustado desde pequeño", subraya orgulloso este joven, que se enroló en el campo nada más terminar sus estudios de Bachiller. "Con 4 años venía a labrar la finca con mi padre". Del cabeza de familia ha aprendido a moverse entre los bancales y a obtener unos pomelos muy valorados en el mercado: algo que este año volverán a conseguir con todos los que alcancen el calibre mínimo.

- ¿Cómo ves el futuro?

- Juan Francisco: Lo veo malo por el cambio climático porque a lo mejor, de aquí a unos años, nos vemos con plataneras por la Región de Murcia. El clima tropical está subiendo cada año, eso es una realidad. Nos tendremos que concienciar para hacer otros cultivos, pero el cambio de producción es un riesgo y es algo que no todos podemos asumir. 

Así piensa también un productor que pinta canas como Fulgencio, conocido por sus amigos como 'Pencho': "El calor está afectando a la calidad de los cítricos". Este agricultor con explotaciones en Cartagena y Santomera corrobora que en el sector "está habiendo problemas de recolección porque la naranja, el limón y el pomelo no están alcanzando el calibre mínimo por culpa de las altas temperaturas. A nivel comercial, no son aptos".

En algunas autonomías, los agricultores están adaptando sus tierras a nuevas producciones ante el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones que cada otoño va a más. Paco Gil, responsable de temas de medioambiente de la organización agraria Coag en Murcia, pone un ejemplo: "En Castilla-La Mancha están plantando almendros porque hace menos frío y sufren menos heladas".

Paco Gil (1i), responsable de temas de medio ambiente para Coag en Murcia, en una imagen de archivo, en la renovación del convenio del Ayuntamiento de San Javier con la Asociación Agrícola de El Mirador.

Paco Gil (1i), responsable de temas de medio ambiente para Coag en Murcia, en una imagen de archivo, en la renovación del convenio del Ayuntamiento de San Javier con la Asociación Agrícola de El Mirador.

Gil lanza un aviso a navegantes: "El clima ha cambiado porque ningún año se parece a lo que ocurría tradicionalmente. Hay un cambio de tendencia en las temperaturas y en las precipitaciones, ahora mismo no se puede saber cómo va a evolucionar la planta a medio plazo. Este año, la pregunta es qué producto no ha sufrido una DANA, una ola de calor, una helada... Estamos en un momento de cambio desde el punto de vista de la producción y el tratamiento de las plantas".

No habla en vano este miembro de Coag, ya que el catedrático de la Universidad de Alicante Jorge Olcina ya advirtió -en 2021- de que la época estival estaba fagocitando al otoño: "El verano se está prolongando hacia los extremos, ya que comienza antes y termina después. Nuestro clima tiende a ser más cálido, menos confortable por las noches, y con fenómenos extremos más frecuentes". Olcina avanzó hace dos años que "ese es el escenario climático que nos espera en décadas y que está dentro del contexto del calentamiento climático".

- ¿El veroño está afectando de la misma forma a todas las producciones agrícolas?

- Paco Gil: Con estas altas temperaturas las hortalizas van lanzadas. El brócoli, la lechuga, la coliflor, el apio o el calabacín, se están adelantando 10, 12 o 16 días. Esa situación obliga a afrontar más costes de producción con las hortalizas porque hay que aplicarles más tratamientos contra los insectos y las plagas. Los árboles frutales, en cambio, necesitan una serie de horas con temperaturas de 4 a 7 grados centígrados. Al árbol le hace falta frío para cubrir sus ciclos naturales. Este calor afecta al calibre de los cítricos.

Este clima concentra las producciones y eso provoca desajustes en el mercado: lo mismo las hortalizas se ponen por las nubes para los clientes, debido a que falta producto, o si se produce un exceso, los precios caen por los suelos para los agricultores. Esto que está ocurriendo no es bueno para la agricultura. Primero la sequía que es terrible y ahora el calor.