Codina posa frente al cartel 'Papel Boer' de Ramon Casas; en su galería pueden encontrarse varias obras de arte, entre las que se encuentran réplicas perfectas de artistas como Fra Angélico o Joos van Cleve.

Codina posa frente al cartel 'Papel Boer' de Ramon Casas; en su galería pueden encontrarse varias obras de arte, entre las que se encuentran réplicas perfectas de artistas como Fra Angélico o Joos van Cleve.

Reportajes

Adrià Codina, el galerista más joven de España: el 'niño prodigio' de 23 años que vende obras a 98.000 €

El historiador del arte, familiar lejano del pintor Ramón Casas, cosecha una colección con millones de artículos, entre ellos trajes inéditos de Freddie Mercury o piezas diseñadas por Gaudí.

18 noviembre, 2023 01:25

Luce unas zapatillas blancas y una americana negra sobre una camisa blanca salteada por una sopa de letras azules y varias anclas de amarre. Es alto y tiene un rostro aguileño insultantemente joven. El 'niño prodigio' se acerca, precipitado, con la mano extendida, quizás inquieto por la entrevista. Debe pensar: 'Otro periodista más extrañado por mi corta edad'. No se equivoca: Adrià Codina tiene 22 años, es el galerista de arte más joven de España y los curiosos cuentan que en sus almacenes de Lérida ostenta ya una colección de más de un millón de artículos de valor incalculable.

¿Cómo es posible que alguien que está aún en edad de estudiar se haya erigido en uno de los vendedores de piezas de museo con más potencial de la industria? ¿Es hijo de una familia adinerada? ¿Heredero de una gran fortuna? ¿Goza de algún mecenas que lo patrocine? "Lo primero que debo decir es que ya no tengo 22 años, sino 23, porque hoy es mi cumpleaños", confiesa, risueño, anticipando con su jovial cercanía que no padece los manierismos de la élite. Algo no encaja.

Nos sentamos en un par de butacas bajas frente a su pequeño estand, situado en el fondo izquierdo del pabellón 4 de IFEMA, en Madrid, donde, desde el 11 de noviembre hasta el domingo 19, se celebra Feriarte, la feria anual de antigüedades y galerías de arte por excelencia de España. Desde las paredes de su puesto observan a los curiosos y potenciales compradores una réplica perfecta de La anunciación de Fra Angélico, una escultura de yeso que Antonio Gaudí diseñó para colocar en la Sagrada Familia y numerosas obras del que fuera hermano de la tatarabuela del propio Codina, el pintor Ramón Casas y Carbó, uno de los pinceles de la jet set de finales del siglo XIX y principios del XX e impulsor del modernismo catalán.

Adrià Codina en su estand en Feriarte

Adrià Codina en su estand en Feriarte David G. Maciejewski

A pesar de tener aquel lejano vínculo familiar con Casas, todo lo que ha adquirido en los últimos años no es fruto de una herencia, sino de sus adquisiciones personales. "No tengo nada de patirmonio familiar. Lo único que me han cedido mis abuelos es esa silla –señala una suerte de 'trono' azul celeste– que trajo Casas de París, donde se sentaron algunos personajes importantes, como políticos o gente del mundo del arte, a los que retrató en su galería de retratos ilustres".

Codina asegura que ni sus padres se han dedicado jamás al arte –ambos son profesores de marketing en una universidad pública– ni es miembro de una estirpe solariega, como se remusga entre los círculos de galeristas consultados por EL ESPAÑOL. "Desde que era pequeño me gustaban mucho las manualidades. Cada vez que había una celebración familiar, montaba un mercadillo en casa y las vendía. Algunas, recuerdo, estaban hechas con cápsulas de Nespresso". Ríe al evocar aquellos dulces momentos de juventud. "Empecé a hacer un poco de dinero. Iba a los mercadillos, compraba cosas y reinvertía. Con 16 años me planteé montar un negocio online a través de eBay. Compré y vendí. Cuando hice los 18, me hice autónomo y monté mi tienda online profesional".

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El secreto de su éxito fue la pandemia: "No tenía nada que hacer, así que en vez de estar con videojuegos, me dediqué a promocionar la web y a colgar artículos, porque cuantos más sumas, por algoritmo, más posibilidades tienes de hacer una buena cartera de clientes. Compraba colecciones de monedas, de billetes, piezas de coleccionista, antigüedades. Me convertí en unos de los 10 mejores vendedores de Todocolección y llegué a tener dos trabajadores. Todo el dinero que gané lo fui reinvirtiendo en arte. He llegado a comprar almacenes enteros de stock a anticuarios que se retiraban. Ahora mismo tengo 38.000 artículos en venta y más de un millón en almacén".

¿Cómo llega un adolescente a tener la predisposición de volcar su vida en los coturnos mundos del arte, pero sin participar directamente de ellos a través del afluente creativo? "Soy un privilegiado, porque mi padre tiene la colección casi entera de los carteles de Casas y mi abuelos muchos de sus óleos. Vivir en ese entorno, con tanto arte y tanta belleza, te hace educar el ojo", confiesa. Cuando llegó a la mayoría de edad, sentenció su futuro en las aulas: estudió historia del arte y gestión del patrimonio artístico y se hizo perito en antigüedades y obras de arte. "Tengo un título, muy reputado en Francia, que es el de perito conocedor del arte, el máximo experto o erudito que puede hacer los certificados".

Adrià Codina frente a la réplica perfecta de 'La anunciación' de Fra Angelico

Adrià Codina frente a la réplica perfecta de 'La anunciación' de Fra Angelico David G. Maciejewski

Entre las piezas más notables que tiene en sus almacenes están cinco trajes inéditos de Freddie Mercury, cuatro de ellos pintados a mano por el propio cantante de Queen, que Codina adquirió en Londres el pasado septiembre en una subasta de Sotheby's. Otra de sus piezas estrella es uno de los pocos proyectos en yeso de Antonio Gaudí, que corresponde a la Sagrada Familia, datado de 1904, cuando el arquitecto aún trabajaba en el taller, y que fue heredado por el historiador Iside Puig i Boada cuando el arquitecto falleció. Algunas piezas de Alexandre de Riquer, como la prueba de ex libris que hizo para Alfonso XIII, o una de sus favoritas, el Papel Boer, el único ejemplar conocido de este cartel publicitario de 1901 elaborado por Ramón Casas, figuran entre sus artículos predilectos, la mayoría expuestos en Feriarte. 

"Intento adquirir todo lo que puedo, pero siempre que me guste. Las antigüedades es cierto que las trato de vender todas, pero el arte lo compro porque me gusta. Nunca adquiriría una obra de Antoni Tàpies, que no me transmite nada. Mi objetivo, a largo plazo, es tener un museo. Lo sé, soy avaricioso. Me gustaría no vender muchas piezas de mi colección y crear la mía propia. Pero soy consciente de que hay que ir poco a poco".

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Lo único que le escuece, confiesa, es no haber conseguido aún la obra de sus sueños. Aquella que lo persigue día y noche y que desearía ostentar en su propia casa. Se llama La cochera de Moià y la firmó, de nuevo, el legendario Ramón Casas. "Es un óleo muy grande que tienen expuesto en el Museo del Modernismo de Barcelona, pero es de propiedad particular. La podría adquirir. Pero cuesta unos 500.000 €. Es una obra fundamental de Casas. En el archivo que gestiono sobre su obra descubrí que, igual que hacían Joaquín Sorolla y otros artistas de la época, hacía recurso de la fotografía como apunte pictórico".

Lo que sí luce Adrià Codina en su estand, y con mucho orgullo, es una réplica perfecta de La anunciación del cuatrocentista Fra Angelico, el fraile dominico y pintor por excelencia del siglo XV, beatificado por Juan Pablo II, y cuya obra original, témpera sobre tabla recientemente restaurada, está expuesta en el Museo del Prado. "Es una copia idéntica de la obra del Prado, con dimensiones y todo. Está hecha con la misma técnica de la obra original. En el museo la tienen desarmada porque robaron el marco a principios de siglo, y esta data de 1880, encargo de un empresario barcelonés obsesionado con adquirirla, y muestra cómo estaba la obra antes de que desapareciera el marco original. Ahora mismo la vendo por 98.000 €". 

'La cochera de Moià', pintura al óleo firmada por Ramón Casas, datada de 1907

'La cochera de Moià', pintura al óleo firmada por Ramón Casas, datada de 1907 Cedida

La fotografía sobre la que se inspiró Ramón Casas para pintar el óleo 'La cochera de Moià'

La fotografía sobre la que se inspiró Ramón Casas para pintar el óleo 'La cochera de Moià' Cedida

En Feriarte, Codina también tiene expuestos, y a la venta, los carteles de Las cuatro estaciones, de 1899, de Alexander de Riquer. "En esa fecha Riquer pinta unos plafones para un domicilio en Barcelona, al óleo. Le gustan tanto que, como el cartelismo estaba comenzando a despegar entre los coleccionistas, hace nuevos para intercambiar con otros coleccionistas. Algunos los vende. Estos, concretamente, son unos conjuntos muy difíciles de conseguir (señala los cuatro cuadros, gigantes, que ocupan toda una pared). Me han ofrecido comprar algunos por separado, pero van en conjunto y están en 16.000 €. Luego tengo carteles, más económicos, de Ramón Casas, que hizo para las plazas de toros, por 480 €".

Mientras conversa, el joven galerista asegura que, en su tiempo libre, se dedica, como no podría ser de otra manera, a hablar de arte, a escribir sobre arte, a analizar arte, a respirar arte. "Cuando quedo con mis amigos, hablo de arte. Cuando voy de vacaciones, sólo acudo a museos o a casas de coleccionistas. Este verano estuve en Mallorca. Me recorrí la isla, pero no para bañarme en sus playas, sino para ojear colecciones particulares y reunirme con descendientes de artistas". El único hobby que se le conoce fuera del mundo de los anticuarios es el de la prestidigitación. Porque Codina, confiesa, fue mago. Y quizás es de esa frontera que divide el ilusionismo de la realidad, de aquel terreno de impulsos inconscientes del que emanan la creatividad y el sueño, de donde le venga, también, su amor desenfrenado por el arte.

Adrià Codina en su estand de Feriarte

Adrià Codina en su estand de Feriarte David G. Maciejewski