Nos es vendida la navidad como sinónimo de alegría. El alborozo en estos meses se hace más ostensible que nunca y se es más paciente a la hora de convivir con el bullicio. Porque la escandalera es de tomo y lomo. Pero, como todo, lo poco gusta y lo mucho cansa. Que se lo digan a los vecinos de Vigo, que desde hace unos años están viviendo una situación de lo más insostenible. Y es que durante estas señaladas fechas la ciudad gallega se convierte en un atractivo turístico, pero ¿a qué precio?
La realidad es que Vigo se transforma, durante tres meses, en ruido, suciedad y atascos. La magia de la navidad se desvanece. Y la elegancia que debiera existir en torno a esta se descuida y abandona. El caos se apodera de la ciudad. Se resume en "montar un parque de atracciones en escasamente tres calles y atraer a miles de personas a cuatro metros cuadrados cuando no existen medios para gestionarlo, puesto que no hay servicios de emergencia ni bomberos y agentes de Policía suficientes. Incluso están recurriendo a voluntarios —civiles corrientes— para dirigir el tráfico", cuenta Manuel Ramos, abogado y vocal de la Asociación Vecinos Zona Centro Vigo, a este diario.
Los vecinos se quejan de la falta de planificación y recursos, ya que ni siquiera existe un plan de tráfico o prevención de emergencias. O desde luego a nadie le consta la existencia de algo por el estilo para una ciudad que cada día se abarrota de decenas de miles de turistas. "Ya el año pasado fue un auténtico caos. Tanto es así que el plan de tráfico no lo activaron hasta el nueve de enero, cuando las fiestas comienzan siempre la segunda quincena de noviembre. Un plan que, además, consistía en que ningún coche entrase al centro, ni siquiera los de los residentes", explica Ramos. "Muerto el perro se acabó la rabia, ¡así yo también arreglo el tráfico!", continúa irritado.
Aun con todos los avisos y las quejas vecinales, este año se repite la misma falta de planificación en la ciudad. Tanto va el cántaro a la fuente… "Aquí no es cuestión de si va o no a suceder una desgracia, es cuestión de cuándo va a suceder", expresa el gallego. A continuación explica que son tres meses desesperantes y con la ciudad patas arriba: "Mi calle lleva cortada desde el 26 de octubre. Estoy sin contenedores de basura, sin plazas de minusválidos y sin que puedan acceder taxis ni autobuses. Hay personas que necesitan desplazarse".
Todo ocurrió con la formación de un comité de navidad al que "sólo pertenecen el alcalde —Abel Caballero— y sus concejales". Desde entonces, cien casetas —este año 90— de comida y bebida saturan la ciudad convirtiéndola en un gran botellón. "Imagínate una aldea medieval con su déficit de higiene. Eso es Vigo durante estos meses", señala Ramos, que explica que el Concello de Vigo alega que estas fiestas traen un gran beneficio a la ciudad, "pero no sé qué beneficios pueden traer unos cuantos feriantes de fuera".
José Javier Martínez, policía nacional y secretario de comunicación de CEP en Galicia, denuncia, como Ramos, la mala planificación navideña en la ciudad: "No hay suficientes policías en la calle para atender las demandas delictivas que puedan suceder. Estos meses la ciudad es un atractivo turístico, pero también delincuencial". Además, el policía detalla los problemas que los agentes están teniendo debido a esta falta de organización: "No podemos atender llamadas porque los coches patrulla no pueden ir por vías que son intransitables y que están cerradas debido al colapso".
También desde CEP y Justicia Policial (JUPOL) piden a la administración, además de una adecuada planificación y medidas de seguridad, que no trasladen policías de Vigo a otros puntos de España, sino que aumenten el número de agentes en esas fechas en la ciudad. "Vigo de por sí es una ciudad muy grande con una plantilla policial muy escasa", señala Martínez.
El gallego afirma que esta plantilla ha aumentado en Vigo y que la comisaría tiene "más policías nacionales que nunca", pero explica que perdió a muchos administrativos del Cuerpo General y que en estos momentos existen agentes que se encuentran realizando este tipo de labores que no realizaban antes. Con esto, Martínez arremete contra el Ministerio del Interior. "Tenemos más agentes que nunca en plantilla, pero menos que nunca en las calles justo cuando nos encontramos ante una Vigo masificada que puede inducir a la delincuencia y al terrorismo".
Martínez explica que desde los sindicatos policiales piden que se abra una vía para todos los servicios de emergencia, de manera que estos puedan acudir a cualquier llamada de manera rápida. Además, insiste en que España se encuentra en alerta 4 de terrorismo y que no hay chalecos antibalas de dotación individual suficientes para los agentes. "A nuestra compañera Vanessa, hace unos años, la mataron con tres tiros en el pecho. No tenía chaleco. No puede ser que después de este suceso los policías de Vigo sigamos pidiendo medios de seguridad", recuerda.
También los bomberos
Pero no sólo la Polícia Nacional de Vigo son los únicos en denunciar la falta de personal. También bomberos como David Antonio Fernández denuncian la falta de capacidad de negociación y planificación. Fernández explica que los servicios mínimos decretados por el Ayuntamiento son de 20 efectivos por guardia de 24 horas, pero que en estos momentos sólo hay 12 para emergencias vitales: "Y uno de ellos debe estar en el centro de control y comunicación. Él sólo, sin compañero y sin poder descansar un segundo. Lo mínimo, que no suficiente, ni siquiera se cumple". "En una ciudad como Vigo debería haber, como mínimo, 26 efectivos para poder dar una respuesta inmediata. Pero no damos para toda la ciudad", lamenta el bombero.
Fernández asegura que llevan con este problema desde hace cinco años. Asimismo, cuenta que hace mes y medio les prometieron un informe de propuesta para solucionar este problema, pero "seguimos bajo mínimos, con el riesgo y la carga de trabajo que eso entraña. Se aprovechan de nuestra buena voluntad y juegan con la denegacion de auxilio. Es una vergüenza. Trabajamos en condiciones precarias y sin equipos de socorro", concluye mientras recuerda lo que sucedió en el incendio Alfonso X el pasado 11 de ocubre.
Autobuses, taxis y ambulancias
A estas denuncias se suman también diversos transportistas. Conductores de autobuses, taxis y ambulancias expresan a este diario su indignación con el Ayuntamiento de Vigo durante estas fechas. Imanol Arnoso, presidente del comité de empresa de Vitrasa, explica las dificultades que conlleva conducir un vehículo de 12 y 18 metros, como son los autobuses urbanos, por Vigo en estas fechas. "Es una repetición de lo que pasó el año pasado. El alcalde expresó que iba a preparar un plan de tráfico especial para las navidades, pero todo sigue igual", expresa.
El transportista cuenta que un trayecto en el que normalmente tienen 40-45 minutos para realizarlo tardan, actualmente, tres horas. Y que para realizar un tramo de 50 metros emplean 45 minutos en determinadas zonas del centro de la ciudad: "Los viajeros se bajan antes de sus paradas porque prefieren ir caminando".
Daniel Matías, presidente de la Asociación de Taxistas de Vigo, cuenta lo mismo que Arnoso: "Tardamos una hora en cruzar un poco más de kilómetro y medio. El centro de Vigo es un auténtico caos. Hemos llegado a estar más de una hora parados en atascos". Lo peor, según expresa el gallego, es cuando el viajero es una persona mayor con movilidad reducida y se le triplica el precio del viaje por los atascos. "Sólo pedimos un carril para los servicios públicos", concluye.
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No obstante, quienes peor lo pasan son las mismas ambulancias. Alfredo Castro, vicepresidente de la Asociación Gallega De Técnicos De Emergencias Sanitarias, explica que desde el Ayuntamiento impulsaron un plan de autoprotección, donde facilitaban carriles de emergencia, pero el viernes la ciudad estaba tan colapsada que estos "estaban totalmente ocupados por viandantes, transporte público y taxis y vehículos de residentes". Castro apunta que los tiempos de respuesta han aumentado hasta 15 minutos. En ocasiones, estos conductores tienen que hacer frente a autobuses que circulan en dirección contraria o a retenciones de ocho minutos: "El pasado viernes una ambulancia tuvo que dar marcha atrás".
Con todo esto, los gallegos arremeten contra Carlos López Font, portavoz municipal, quien expresó en la pasada rueda de prensa que aun con todos los problemas fácilmente observables, "todo es mentira" y quienes allí presentes se hallaban "no representaban a nadie". "Además de todo, nos insultan y nos menosprecian", expresa Martínez.
El bombero cuenta que el portavoz aseguró que existía un plan de autoprotección en el que se observaba que en una de las calles de Vigo se encontraba un retén de bomberos. Pero Martínez apunta que esto es falso: "Los mandos operativos de un servicio contra incendios no teníamos ni idea de esto porque no se nos comunicó. Normal, es falso. Se están riendo del ciudadano. No tienen nada".