El canal se ha convertido en el más visto de España y en uno de los más famosos en Hispanoamérica. Suma 17.3000 millones de visitas, más que ningún otro a nivel nacional, y consta de un equipo de casi 30 personas. Desde Mikecrack se producen shows, libros y ahora también juguetes.

Miguel Bernal es la persona que da vida a Mikecrack, el canal de YouTube con más de 45 millones de suscriptores que narra las aventuras de Mike, un perro de animación inspirado en la estética del juego Minecraft.

Además, la empresa de Bernal ha diversificado sus fuentes de ingresos: produce shows en directo, vende libros que se han convertido en bestsellers internacionales y, a partir de ahora, comercializa una línea de juguetes que acaba de llegar a las grandes superficies.

Peluches de Mikecrack, por Colorbaby. Cedida

"Soy el primero que hace esto. Lo de los libros era diferente porque grandes youtubers ya han tenido mucho éxito y las editoriales confían en nosotros, pero ningún influencer había sacado juguetes hasta ahora, así que nos ha costado ganarnos la confianza de los distribuidores", explica Bernal.

Si bien hoy en día son muchas las personas que trabajan en Mikecrack, hubo un tiempo en que detrás del personaje de YouTube había un joven indeciso que estaba buscando el modo de explotar su creatividad.

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"Estuve a punto de ser un caso de fracaso escolar. No era bueno en los estudios, pero tenía un lado creativo que me hacía apasionarme por algunos temas concretos", cuenta Miguel Bernal, al explicar cómo se introdujo en el mundo de la magia cuando era un adolescente. Y es que Miguel estudió cuatro años en la prestigiosa escuela de magia Tamariz, donde se especializó en este arte a través de las cartas.

"La magia me dio perspectiva a la hora de aprender cómo captar y mantener la atención del espectador", asegura el creador de Mikecrack. A pesar de lo mucho que le costó terminar el bachillerato, en parte por las complicaciones derivadas de padecer TDAH, Miguel dejó de lado su faceta creativa y decidió seguir su interés por la biología, tema que le fascinaba desde pequeño.

Se matriculó en un grado de Biotecnología en la Universidad Francisco de Vitoria, se graduó sin complicaciones e ingresó en un máster en Gestión y Desarrollo de Tecnologías Biomédicas en la Universidad Carlos III de Madrid. "¿Qué me aportó la carrera como tal? Pues prácticamente nada, pero maduré mucho en mi etapa universitaria y me impliqué mucho en otros aspectos de la facultad como, por ejemplo, en la Sociedad de Debates".

De la carrera a YouTube

Miguel Bernal en la presentación de los juguetes de Mikecrack. Cedida

Los comienzos suelen ser complicados, pero Miguel supo aprovechar sus recursos y en poco tiempo ya se había hecho con un gran nicho de mercado en YouTube. En escasos meses conseguía ingresos de unos 500€ mensuales. Al vivir en casa de sus padres y contar con pocos gastos, invirtió en su equipo para incrementar las visitas.

"Tuve suerte y a la vez lo hice muy bien. Va de la mano. Mi crecimiento fue muy rápido y es raro porque este tipo de canales que de repente explotan suelen ser my efímeros, pero en mi caso he seguido creciendo y he conseguido mantenerme", comenta Bernal.

Sus padres se extrañaban de que ganase dinero jugando videojuegos y se irritaban cuando le veían tantas horas delante del ordenador. "Es algo que pasa mucho en este mundillo, tus padres te ven y se piensan que estás haciendo el vago. Mis padres me mandaban hacer cosas para que me despegase de la silla y yo me quedaba como: '¡Papá, estoy intentando labrarme un futuro!'", dice, entre risas, el youtuber.

Un par de años más tarde ya se había independizado y podía dedicar todo su tiempo a la creación de contenido. Explica Miguel que la competencia es muy dura y que lo único que funciona para no quedarse atrás es reinventarse continuamente, así que con el tiempo empezó a producir cortos de animación protagonizados por la estrella del canal, Mike, el perro amarillo amante del chocolate y los diamantitos.

También realizó canciones que no tardarían en convertirse en himnos para cientos de niños. Chocolate con almendras es el pegadizo estribillo que canturrean los espectadores del canal y que ahora pueden cantar a coro en los shows en directo de Mikecrack. Sin embargo, nos explica que los espectáculos no están siendo un negocio muy rentable y que es algo que, más bien, hace por ilusión. Algo parecido sucede con las famosas animaciones.

Miguel Bernal y Mike. Cedida

El éxito editorial

"Si yo dejase de trabajar mañana, estaría ganando el doble. Porque la gran mayoría de mis ingresos proceden únicamente de los videos que llevo haciendo durante siete años, el resto de proyectos son gastos. También las animaciones. Pero no lo veo como gastos, sino como inversiones". 

Un negocio que sí está funcionando a la perfección es el de los libros. 'El diario de Mike', 'No te comas este libro' o 'Las Perrerías de Mike' –todos editados por Planeta– se han convertido en auténticos éxitos de la literatura infantil.

P.- ¿Qué estaría haciendo si no exisitiese Mikecrack?

R.- Siempre he tenido mucha vocación por el emprendimiento, así que supongo que habría iniciado alguna empresa relacionada conla biotecnología o algo así. Podría inventar soluciones para empresas, por ejemplo. Y si no, me habría hecho profesor, porque me encanta explicar cosas que me gustan.

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P.- ¿Qué hay detrás de un vídeo de animación de Las Perrerías de Mike?

R.- Habría que contar con el guionista, con el encargado de la preproducción, con otros tres animadores, el que hace el storyboard y el músico. Mínimo somos ocho, y además están los dobladores, pero eso iría aparte. Lo que me toca a mí es estar en todos los marrones a la vez porque ten en cuenta que llevamos tres o cuatro vídeos en paralelo, y mientras unos están con el guion de un vídeo, otros están con la edición de otro o con la animación de otros dos. Después me toca revisarme estos videos unas cincuenta veces... es ir frame by frame.

P.- ¿Cuánto tiempo lleva empezar a vivir relativamente bien de un canal como el de Mikecrack?

R.- Pues yo creo que empecé a vivir bien a los dos años, más o menos, aunque es algo muy progresivo. Recuerdo conversaciones con mis amigos de la universidad, que me decían que estaban en el máster, que si una beca, que si un doctorado, un laboratorio... y yo les decía que seguía en YouTube y que estaba cobrando unos dos mil euros. Entonces era como: "¡Joe, dos mil eurazos!". Así que considero que por aquel entonces ya vivía bien.