Jerónimo sube varias veces al día al circuito donde se celebra una macrofiesta ilegal y no es porque a sus 65 años, tenga muchas ganas de farra, sino porque esa rave está machacando su conciencia a diario: no para de pensar que miles de raveros han okupado una instalación en la que han invertido mucho dinero los socios del Moto Club Fuente Álamo que él preside.
"La directiva lo está pasando mal porque la gente ha colaborado y se ha sacrificado para construir un circuito para el pueblo", tal y como subraya Jerónimo Castillejo, presidente del Moto Club Fuente Álamo, en una entrevista que concede a EL ESPAÑOL, para hacer público el malestar del colectivo que tiene la concesión del Ayuntamiento para explotar esta instalación municipal por cuyo trazado, de 3.700 metros, 'circulan como motos' los asistentes a la rave más famosa de Europa: The Big Fucking Party.
"Sentimos impotencia", insiste este jubilado, conocido en la Región de Murcia entre los aficionados al mundo del motor por dos motivos. El primero, por el subcampeonato de España que Jerónimo logró en los años ochenta, en el mítico Circuito del Jarama de Madrid, cuando 'cabalgaba a lomos' de motos de 80 y 125 centímetros cúbicos. Y el segundo, por el impulso que siempre le ha dado al deporte de las dos ruedas desde la presidencia del Moto Club Fuente Álamo y el taller de Motos Castillejo que ahora gestionan sus dos queridos hijos -Antonio Jesús y Jerónimo-.
"Ese circuito es patrimonio de los vecinos de Fuente Álamo". Y no habla en vano Jerónimo porque esta localidad -marcada por su actividad agrícola- siempre ha estado ligada a las carreras de motos: "Hace más de cuarenta años, en medio del pueblo, celebrábamos el Trofeo de Velocidad San Agustín con un trazado que diseñábamos poniendo balas de paja por las calles". De hecho, aquella competición en la que estaba implicado el Moto Club fue clave para construir el antiguo circuito de La Torrica: conocido allende de las fronteras murcianas como 'La Catedral del Supercross'.
El circuito de La Torrica fue la antesala de la construcción de otro trazado en el paraje de Los Milanos, mucho mayor y mejor, pero jamás ha llegado a ser inaugurado porque enlaza un percance con otro. Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, a una ejecución deficiente de las obras, la mala gestión del Ayuntamiento de Fuente Álamo, y la guinda: una rave que arrancó la última madrugada del año con 8.000 personas llegadas de toda España, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Suiza...
- ¿Cómo se enteró de que habían ocupado el circuito del Moto Club Fuente Álamo que usted preside?
- Jerónimo Castillejo: Cuando regresé de salir con la bicicleta, el 31 de diciembre, vi que tenía mi WhatsApp llenó de mensajes y pensé que serían los socios felicitando el Año Nuevo, pero lo que me habían enviado eran los vídeos de gente que estaba de fiesta dentro del circuito. Mi primera reacción fue ir a la Policía Local, pero me dijeron que se lo habían comunicado a la Guardia Civil porque la situación excedía de sus competencias. Desde entonces, subo todos los días a ver cómo está el circuito.
- ¿Qué se le pasó por la cabeza la primera vez que se plantó en el circuito de Fuente Álamo a ver lo que estaba ocurriendo?
- Me sentí jodido. Después de quince años luchando por esa instalación, bregando con el Ayuntamiento para que cumpla su parte de la concesión al Moto Club y que repare el asfaltado de la pista, ahora ver que están causando desperfectos, pues la verdad es que me hacen sentir mal. Yo no estoy en contra de esa gente de la fiesta. Estamos en una democracia, cada uno elige su estilo de vida y todos tenemos nuestros vicios, el mío son las motos, pero me duele el daño que le están haciendo a un circuito que un grupo de vecinos de Fuente Álamo lleva construyendo muchos años.
- ¿Cuáles son los desperfectos que ha detectado en las incursiones que ha realizado al circuito desde que arrancó la rave?
- Como hay tanta gente allí no me da tiempo a ver todos los desperfectos. Están haciendo grafitis en los muros, hay roturas en las vallas, en las cubiertas de protección de las curvas o en los neumáticos que habíamos anclado para evitar accidentes. Las han roto para poder circular de un sitio a otro. Están destrozando una inversión de más de 500.000 euros de todos los socios: con dinero de nuestro bolsillo hemos financiado la construcción de los boxes para los equipos que corriesen en el circuito, los aseos, las duchas, la torre para el director de carrera, los jueces…
Para este expiloto de motos y experimentado profesional de la mecánica, la Big Fucking Party es la puntilla para el rosario de percances que viene sufriendo el conocido popularmente como Circuito de Los Milanos -por el paraje donde se ubica en el término municipal de Fuente Álamo-.
"Esa instalación la hemos peleado los socios: espero que los políticos tengan la vergüenza de arreglarla cuando termine la rave". Jerónimo lanza en nombre del Moto Club dos mensajes: uno para el Ayuntamiento, y otro, para los organizadores de la macrofiesta ilegal porque han ocupado una instalación municipal cerrada por culpa de muchos despropósitos, pero que no debía haber sido inaugurada por miles de raveros, sino por los moteros fuentealameros: "Este club tiene cuarenta años de historia desde que el Taller Andrés Mendoza creó la escudería Gimson para competir".
El inicio de los males del Moto Club fue el cierre del antiguo trazado de La Torrica que albergó carreras del Campeonato de España: de motos de 125 centímetros cúbicos, de karts, incluso de Supercross. "En Fuente Álamo hay una tradición motera desde los años ochenta y con lo que recaudábamos en el Trofeo de Velocidad San Agustín, más la cuota de nuestros 700 socios, reunimos el dinero suficiente para construir un circuito en La Torrica".
Aquel trazado -bautizado como 'La Catedral del Supercross'- llegó a movilizar a 11.000 personas en algunas carreras y cuando a unos metros se levantó el resort Hacienda del Álamo, el rugido de los motores se convirtió en un problema para el descanso de los residentes de aquella urbanización. "Con el boom de la construcción el circuito molestaba". De modo, que la promotora entregó 3,6 millones de euros al Ayuntamiento para reubicar el circuito desde el paraje de La Torrica a Los Milanos.
- ¿Qué ocurrió con el nuevo circuito en Los Milanos para que haya terminado ocupado por unos raveros?
- Jerónimo Castillejo: El problema de la situación del circuito es por culpa del Ayuntamiento. No es gente responsable, nos llevan engañando 15 años. Negociamos con la promotora de Hacienda del Álamo que le entregara 700 millones de las antiguas pesetas al Ayuntamiento y nosotros le cedíamos los terrenos del viejo circuito de La Torrica, a cambio de que ellos sacasen a licitación la construcción del nuevo circuito en el paraje de Los Milanos.
Nosotros queríamos esa instalación para el municipio. Pero allí no se han gastado más de 2 millones de euros de los cerca de 4 millones que recibió el Ayuntamiento. Ese nuevo circuito no se inauguró porque la empresa constructora echó un asfalto que era una porquería y en las pruebas saltaban piedras: eso era un peligro para los pilotos. El piso se levantaba por todos los sitios, entonces paralizaron las obras. El Ayuntamiento nos dijo que iba a denunciar a la empresa constructora y llevamos diez años esperando.
En la pasada legislatura 2019-2023, el Pleno aprobó una partida de 500.000 euros para reparar la pista. Básicamente, para volver a reasfaltarla, mientras que el Moto Club se ocupaba de ejecutar el resto de la infraestructura: los boxes, la torre… Sin embargo, el Consistorio liderado por el PP no repuso el firme y Jerónimo Castillejo subraya que el Moto Club decidió paralizar la parte de las obras que los socios estaban financiando por un motivo: el periodo de la concesión administrativa para explotar las instalaciones seguía corriendo, sin haberse llegado a inaugurar el trazado.
"Llevábamos la mitad de la concesión perdida porque el Ayuntamiento no reasfaltaba la pista de carreras y decidimos parar las obras para no endeudarnos más", tal y como resume Jerónimo. La capacidad inversora y la paciencia de los socios del Moto Club se agotaron. El circuito dormía el sueño de los justos, hasta que terminó en la diana de cuarenta colectivos del movimiento europeo de las free parties que en las últimas tres navidades han organizado macrofiestas ilegales -para despedir el año-.
Primero lo hicieron en Sorbas (Almería), luego en La Peza (Granada) y ahora en Fuente Álamo. En un circuito que era una golosina para estos colectivos especializados en raves, debido al tamaño de las instalaciones donde podían desplegar su logística: siete escenarios con torres de sonido, plataformas para los DJ, food trucks... Además, la ubicación de la instalación era perfecta: en mitad de varias fincas agrícolas, sin vigilancia.
Cuando caía la noche del 30 de diciembre, los raveros tan solo tuvieron que reventar un simple candado antes de ocupar el trazado del circuito del Moto Club con una caravana de 2.123 vehículos llegados de siete países: España, Suiza, Inglaterra, Holanda, Francia... Desde entonces, Jerónimo calcula que ha subido "ocho o diez veces" a las instalaciones para hacer un seguimiento del estado que presentan desde que arrancó la madre de todas las raves: The Big Fucking Party.
"El Moto Club tenía 14 años de concesión para explotar el circuito, a cambio de correr con los gastos de mantenimiento", recalca Jerónimo Castillejo. "Teníamos cerradas cien fechas para entrenamientos de pilotos profesionales y aficionados, íbamos a contratar a ocho o diez personas, para seguridad, administración y relaciones públicas, pero el trazado nunca se inauguró porque el asfalto que pusieron se levantó".
A ese histórico incumplimiento del Ayuntamiento de Fuente Álamo de reponer el asfalto, ahora suman un contratiempo inverosímil: ver tomada la instalación por miles de fiesteros. "El Moto Club se ve roto y casi desaparecido", advierte este mecánico jubilado y expiloto que enseñó a moverse por los circuitos a sus dos hijos: Antonio Jesús y Jerónimo. "Ellos también llegaron a competir, imponiéndose en varias pruebas de ámbito nacional, y corriendo en sus inicios contra Jorge Lorenzo o Casey Stoner".
- ¿Cuando ha subido al circuito ha intentado hablar con los organizadores de la macrofiesta para que desalojen la instalación?
- Jerónimo Castillejo: No he hablado con ellos porque en una marabunta de 8.000 personas no te queda más opción que callarte porque no puedes ponerte a discutir con nadie.
- ¿Qué les diría a los organizadores si pudiese hablar con ellos?
- Echarles, no se les puede echar. Tienen que salir por su propio pie. Les diría que abandonen el circuito lo antes que puedan y que hagan el menor daño posible porque lo estamos construyendo entre muchos amigos, socios y vecinos del pueblo. Nos duele mucho ver cómo está en la actualidad.