Murcia

La carrera de Antonio Peñalver en la Policía Local de Los Alcázares todavía es corta, pero de un éxito fulgurante porque en solo dos años de servicio ya suma en su casillero: dos vidas salvadas. Una es la de Francisco Javier Medina, de 22 años, y la otra, la de José David, de 17 años, a los que la experiencia náutica de este agente les ha convertido en los supervivientes de un naufragio que se ha saldado con la desaparición de Ivailo Petrov: el joven búlgaro, de 16 años, que era el tercer tripulante de una piragua robada que volcó en el Mar Menor durante la madrugada del Día de Reyes.

"Esta intervención ha sido la más importante de mi carrera", según confiesa el agente Peñalver, en la entrevista que concede a EL ESPAÑOL. "En la plantilla de la Policía Local de Los Alcázares hay grandes personas, grandes profesionales y cualquiera de ellos habría hecho lo mismo que yo: no tengo la menor duda", reflexiona con humildad este agente, de 39 años, cuyo título de patrón de barco y su experiencia en regatas, le llevaron a convencer al marinero que aquella noche estaba en el club náutico, para zarpar junto a un guardia civil a bordo de un bote auxiliar para rescatar a los adolescentes.

"Salimos con un bote que solo se usa para moverse por el puerto porque tiene poca estabilidad, dos metros y medio de eslora, pesa poco y su motor es chico". El relato de este policía local evidencia los riesgos que corrieron aquella madrugada: "La situación requería de ciertos conocimientos porque no era una embarcación para adentrarse al Mar Menor y podíamos volcar si se levantaba viento. Ese bote no era ni una pastinaca, pero llevaba remos por si nos íbamos al carajo o se paraba el motor".

- ¿Cómo se enteraron de que unos adolescentes naufragaron en el Mar Menor durante la madrugada del Día de Reyes?

- Antonio Peñalver: Estaba patrullando con mi compañero, cuando sobre las 2.45 horas, el Centro Integral de Seguridad nos dio un aviso de que junto al Club Náutico de Los Alcázares se estaban escuchando gritos de auxilio procedentes del Mar Menor. Al llegar, nos encontramos a dos jóvenes de 17 o 18 años que habían sido los que dieron la alerta. Estaban en el pantalán de la playa de Carrión y empezamos a escuchar a lo lejos: '¡Socorro!'

Los gritos de auxilio procedían del interior del Mar Menor de una zona que estaba muy oscura. Así que encendimos las luces largas del coche patrulla para intentar ver a esas personas y mandarles un mensaje de esperanza para que aguantasen. Desde la playa les gritábamos: '¿Dónde estáis?' '¿Qué os pasa?' Pero no contestaban. Solo se escuchaba el grito de socorro desde un sitio muy lejano y cada vez se oía con menos frecuencia.

Antonio Peñalver, el agente de la Policía Local de Los Alcázares que intervino en el naufragio del Mar Menor.

El agente Peñalver tiene experiencia navegando desde 2012, compitiendo en las regatas amateur del Club Náutico de Lo Pagán y la Carabela de Plata de Los Alcázares, a bordo del velero Ítaca II, de modo que era consciente de que unos minutos pueden marcar una tragedia en el mar. "La situación era grave: fuimos al final del espigón y los gritos cada vez eran más tenues".

Protección Civil ya había sido alertada para poner en marcha un operativo de búsqueda, pero como a la playa de Carrión acababan de llegar dos agentes de la Guardia Civil, el agente Peñalver le dijo a uno de ellos que le acompañase al Club Náutico de Los Alcázares a movilizar una embarcación. "El marinero que estaba de guardia era un chico, de 20 años, que solo llevaba dos semanas trabajando". De forma que la pericia náutica de este policía local cobró importancia para zarpar con un bote auxiliar en plena noche: "Mi experiencia ayudó, por eso no dudé que debíamos salir".

- ¿Cómo se organizaron en esta batida improvisada?

- Antonio Peñalver: El Mar Menor puede ser traicionero porque las condiciones meteorológicas y las rachas de viento son prácticamente como en el Mediterráneo en mar abierto, lo único que cambia es el tipo de oleaje. Aquella madrugada hacía más frío que viento. El compañero de la Guardia Civil y yo, íbamos con las linternas, alumbrando desde la proa del bote auxiliar, tanto a babor como a estribor, para no enganchar la hélice con las redes de pesca. También alumbrábamos hacia la isla de la Perdiguera porque los gritos se escuchaban lejos y en esa dirección.

Los alaridos que rompían el silencio de aquella fría madrugada de invierno donde la Navidad se encaminaba a su final, sonaban como el último cartucho en las vidas de Francisco Javier Medina, de 22 años, y de José David, de solo 17 años. Pero en medio de la noche, se convirtieron en la mejor brújula para el bote auxiliar en el que navegaban con linternas un policía local, un guardia civil y un marinero. "Nos podíamos haber perdido", según advierte este agente, de 39 años. "Apenas había visibilidad".

El agente Antonio Peñalver a bordo del velero Itaca II. Cedida

- ¿A qué distancia de la costa localizaron a dos de los tres tripulantes de la piragua que naufragó en el Mar Menor?

- Antonio Peñalver: No puedo decir con exactitud a cuántas millas estaban. Tardamos unos seis minutos en llegar hasta ellos, pero se nos hizo muy largo. De vez en cuando, teníamos que aflojar el motor del bote para escuchar sus gritos de socorro. Les íbamos diciendo: 'Tranquilos', 'ya llegamos', 'tenéis que aguantar'… Pero no sabíamos si estaban agarrados a algo o nadando. Solo queríamos que tuviesen un hilo de esperanza para que aguantasen mientras escuchaban nuestras voces.

Cuando les vimos eran como dos bultos que estaban flotando en el Mar Menor. Al fondo, se veía la sombra de la isla de la Perdiguera, pero no sé a qué distancia estaban de ella porque estaba totalmente oscuro. A esas horas, con tan poca luz, la isla solo era una sombra.

- ¿Cómo se encontraban los dos náufragos?

- En estado de hipotermia, temblando y pálidos. Nos tuvimos que acercar a ellos porque no podían ni nadar tres metros, se estaban sosteniendo como podían en el agua. Entonces, les agarré de la sudadera, de la mano y de lo que pude. Como el bote era pequeño y poco estable, los subimos con cuidado. Estaban engarrotados, tiritando, desorientados y con escalofríos. No podían ni hablar. Así que les pusimos nuestros abrigos.

- ¿Los adolescentes les dijeron algo?

- Nos dijeron que tenían un amigo y que no sabían dónde estaba. Entonces, nosotros nos pusimos a gritar: '¿Hay alguien más?'. Alumbramos con las linternas, pero estaba completamente oscuro: no vimos nada. Como los dos supervivientes estaban tiritando y ya estaban movilizados los medios de Protección Civil y de Salvamento Marítimo, decidimos volver a puerto porque no veíamos a nadie. Además, pensábamos que esta gente no aguantaba.

Teníamos miedo porque no sabíamos si estaban fuera de peligro o si podían sufrir un shockDurante el camino de vuelta tuvimos que ir poniendo nuestro cuerpo contra su cuerpo y frotándoles con las manos, para que entrasen en calor. En el lugar en el que los rescatamos había entre 4 y 6 metros de profundidad. No sé cómo aguantaron, la verdad. Creo que fue crucial el aviso que dieron dos chavales al 112 cuando escucharon los gritos de socorro.

Francisco Javier y José David, los dos supervivientes, iban medio tumbados en el bote. En el puerto de Los Alcázares les esperaba personal sanitaro para estabilizarles in situ, antes de ser evacuados en ambulancia al Hospital Los Arcos de San Javier. "Empezaron a llegar familiares y amigos, algunos de ellos con mantas". Pasadas las tres de la madrugada, comenzaba la agonía para Miglena Petrova y Krasimir Nikolaev: su hijo, Ivailo Petrov, seguía desaparecido en el Mar Menor. La incógnita sobre el paradero de este menor de edad búlgaro, ya suma siete días sin resolverse.

La canoa robada a un jubilado de Los Alcázares donde se produjo el naufragio en el que ha desaparecido Ivailo Petrov en el Mar Menor.

El Grupo de Homicidios de la Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer quién ideó el palo al garaje de un jubilado que veranea en Los Alcázares, con el objetivo de quitarle una piragua, quién indujo a adentrarse de madrugada al Mar Menor con una embarcación robada, con qué motivo zarparon hacia la isla de la Perdiguera y cuáles fueron las causas de un naufragio que se ha saldado con la desaparición de un menor de edad: Ivailo Petrov, al que sus amigos conocen como Ivo.

Las pesquisas se han iniciado porque existen versiones contradictorias del naufragio. De un lado, Francisco Javier, el único mayor de edad que navegaba en la piragua, sostiene que Ivo les llamó esa madrugada para fumarse un pitillo en una embarcación que estaba abandonada en la playa. Por otro lado, los padres del desaparecido denuncian que se está faltando a la verdad, después de que el dueño de la piragua confirmase que le robaron la embarcación y que es imposible que un menor de edad la cargara solo, desde su garaje al Mar Menor, debido a sus 3,5 metros de eslora.

Antonio Peñalver prefiere no pronunciarse sobre el caso: "Lo que están diciendo son cosas que están fuera de mi alcance y de mis competencias. Imagino que la Guardia Civil lo está investigando todo porque hay un cruce de acusaciones". Este agente se queda con la satisfacción que siente al haber salvado dos vidas: "Me hice policía local porque siempre he trabajado de cara al público y me motiva ayudar a la gente".

- ¿Los supervivientes del naufragio les dieron alguna referencia del punto del Mar Menor en el que perdieron a Ivo?

- Antonio Peñalver: Ellos estaban totalmente desubicados. En el mar, después de tanto tiempo en el agua congelada y a oscuras, estaban desorientados. No sabían si estaban cerca de la isla de la Perdiguera. Así que lo que pensamos fue ponerles a salvo porque Salvamento Marítimo venía a buscar a la otra persona, de la que no sabíamos si era un hombre o un niño.

- ¿Cuando alumbraron la zona con sus linternas vieron la piragua en la que un superviviente afirma que se quedó agarrado Ivailo?

- Nosotros no vimos nada. Hay que tener en cuenta que por poco viento que haga, la embarcación se va a mover. Lo único que nosotros sabíamos es que teníamos a dos chicos en el bote que si llegan a pasar tres minutos más en el agua se hunden. No podían ni levantar los brazos porque cuando les rescatamos les tuvimos que meter en el bote auxiliar, como un peso muerto.

- ¿Durante el trayecto de regreso al puerto alguno de los supervivientes les dio algún dato de interés para localizar a Ivailo?

- Esos chicos estaban tiritando y totalmente pálidos. Solo decían que necesitaban calor. Cuando llegamos al puerto, los tuvimos que cargar sobre nuestra espalda para llevarlos hasta la ambulancia porque no podían caminar. Entonces, comenzó a venir gente y escuché que empezaron a intentar localizar al chico desaparecido por redes sociales.