Cuando era niña, Andrea Cascallar Fuentes (Cerponzóns, Pontevedra, 1993) quería ser muchas cosas de mayor: peluquera, modelo, arquitecta… Nunca pensó que su vida iba a quedar vinculada de manera estrecha al mundo de la informática, de los ordenadores y de la inteligencia artificial. “Tenía unos 16 años cuando mis padres me apuntaron a un curso de informática. Y, justo al final, estudiamos el lenguaje HTML, que me causó mucha curiosidad. A partir de ahí, fui eligiendo todo por descarte para acercarme a ese mundo. Por ejemplo, escogí el Bachillerato de Ciencias Tecnológicas con la intención de acceder luego a Ingeniería Informática”, cuenta Cascallar a EL ESPAÑOL.
Años después, la gallega no sólo acabó superando con creces su carrera, sino que se ha convertido en la primera mujer española –y tercera de Europa– en ganar el Eusflat Best PhD Thesis Award. Este premio se trata de una suerte de Oscar europeo de las tesis doctorales, concedido por la Sociedad Europea de Lógica Difusa y Tecnología para galardonar a la mejor de todas. Un logro que Andrea Cascallar ha conseguido gracias al desarrollo, la investigación y la publicación de Protoformas cuantificadas borrosas para sistemas data-to-text: un nuevo modelo con aplicaciones. Esta tesis doctoral fue dirigida por el físico Alberto Bugarín y el ingeniero informático Alejandro Ramos.
Andrea realizó este trabajo de investigación entre 2018 y 2022 en el CiTIUS (Centro Singular de Investigación en Tecnoloxías Intelixentes de la Universidade de Santiago), a quien está muy agradecida. No por nada, la investigadora siente a esta universidad como su casa, ya que ahí mismo se graduó en Ingeniería Informática en el año 2013. Reconoce a EL ESPAÑOL que los ordenadores son su “pasión” y por ello decidió estudiar la carrera y, posteriormente, hacer el doctorado en dicho campo.
En su tesis, la doctora e ingeniera gallega dice que ella y los demás investigadores buscaban abordar “la imprecisión del lenguaje a la hora de generar textos por parte de una máquina (o IA)”. “El lenguaje es impreciso y para los humanos es algo natural, pero una máquina no entiende esta imprecisión, porque trabajan con definiciones estrictas de ceros y unos. Entonces, propusimos una serie reglas basadas en la lógica borrosa para que las máquinas puedan manejar la imprecisión para generar textos los más similares posibles a cómo hablamos los humanos”, explica la doctora Cascallar.
En otras palabras, y según ejemplifica ella misma, “en meteorología, una persona puede decir que la temperatura es alta, pero varía mucho en función de cada persona. Para una del sur el umbral será más alto que para una del norte. Esa subjetividad no la entiende una máquina. Es la imprecisión de la que hablaba. Por ello, propusimos hacer entender a las máquinas las imprecisiones para que puedan generar textos similares a cómo hablamos”.
[La hazaña del granadino Miguel Donaire, el superdotado de 15 años admitido en Oxford]
Del primer ordenador a la uni
Esta tesis de Andrea ha sido interpretada con gran interés, dado el contexto en el que vivimos en el que las inteligencias artificiales se desarrollan por doquier. De ahí su galardón. No obstante, la historia de la doctora Cascallar hasta alcanzar tal hito comenzó muchos años atrás. Concretamente, no llegaba ni a los 10 años de edad cuando el primer ordenador de su familia llegó a casa.
“Aún estaba en Primaria cuando mis padres compraron el primer ordenador. Lo hicieron porque mi hermana, que es unos años mayor que yo, entró en la E.S.O. y lo necesitaba. Entonces yo, con unos nueve años, comencé a cacharrear con él. Con las opciones, direcciones, etc. Pero era curiosidad genuina, no con una intención de algún día dedicarme a ello”, recuerda Andrea Cascallar.
Ese gusanillo por la informática realmente le picó a Andrea en plena adolescencia. A los 16 años, sus padres le apuntaron a un curso de informática y ahí todo cambió. La “curiosidad” que despertó en ella el lenguaje HTML fue lo que le empujó a inclinar su carrera hacia la informática. Era casi mágico ver cómo “en función de lo que se pusiese en el código, luego se reproducía una imagen, un texto u otra cosa”.
Cascallar, no obstante, aún barajaba ser arquitecta, pero hubo dos cuestiones que le acercaron a la informática y a la Universidad de Santiago de Compostela. Una de ellas fue que, cursando Dibujo Técnico, se dio cuenta de que la arquitectura no era su camino porque le costaba mucho “ver los espacios”. La otra, que su mejor amiga, Uxía, quería ir a estudiar a la Universidad de Santiago y lograr acceder a ella era un incentivo para irse a vivir juntas. Ambas lo consiguieron y llegaron a la carrera.
En el caso de Andrea: Ingeniería Informática. “Otro reto añadido tenía que ver con que, en mi promoción, sólo había cuatro mujeres en un total de 60 alumnos”, dice la doctora. Un hecho que, por otra parte, aún pone más en valor el premio Eusflat obtenido a la mejor tesis de Europa. “Para mí también es un orgullo haberlo conseguido porque muchas personas nos interesamos por algo a partir de referentes. Y, lamentablemente, aún hay pocas referentes femeninas en el campo de la tecnología. Por ello, a lo mejor este premio puede animar a las jóvenes que quieran dedicarse a este campo a dar el paso. Y a pensar que sí se puede llegar”, dice, Andrea, motivadora.
Andrea, al sector privado
Ahora Andrea Cascallar, pese a todo, se mueve por otro derroteros. Desde octubre de 2022 trabaja como científica de datos en la sede gallega de la multinacional estadounidense de consultoría y servicios de tecnología de la información, DXC Technology. “Ahí mi trabajo es prácticamente el mismo que hacía en la tesis doctoral: trabajo con técnicas de IA para resolver problemas”, explica.
Cascallar, en este sentido, explica que se cambió al sector privado por la “inestabilidad” y “precariedad”, que, tristemente, azotan a la investigación y al sector científico en España. “Es una carrera de fondo en la que se vive bastante incertidumbre durante muchos años hasta alcanzar, digamos, una situación de estabilidad. Eso hace que mucha gente se desanime para seguir investigando. A veces la vocación no es suficiente y es una pena que no se incentive más la investigación en España”, critica.
Pese a ello, a la doctora Andrea Cascallar ya nadie le quitará el mérito de ser la primera mujer de España y tercera de Europa en ganar el Eusflat Best PhD Thesis Award gracias a su prodigiosa tesis doctoral.