El oro líquido, más preciado en los últimos años que nunca, es santo y seña de España. Hasta que un consumidor adquiere su botella o garrafa de aceite de oliva en un supermercado, el proceso de elaboración integra diferentes estamentos coordinados para que el producto tenga la máxima calidad posible, pero también para que aporte el máximo rendimiento económico. A eso se dedica Antonio Luque, presidente de Dcoop, una cooperativa de cooperativas líder, la empresa que más aceite de oliva produce del mundo, ubicada en Antequera.
El acervo de Luque en el mundo oleico le viene de familia. Hijo y nieto de olivareros, pronto decidió estudiar Ingeniería Agrónoma en Córdoba. Después comenzaron sus pasos en el mundo cooperativista: “Yo fui el primer trabajador que tuvo la empresa Oleicola Hojiblanca de Málaga, constituida en 1987. Empezamos con 13 cooperativas asociadas y ahora somos 180 que producimos aceite, frutos secos, vino, leche de cabra y otros productos ganaderos”. No se le olvida una cifra, el capital social con el que empezó la andadura de esta entidad que, por aquel entonces, se situó en 1.600.00 pesetas.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces, pues el capital social actual de Dcoop supera los 100 millones de euros y en su haber tiene cerca de un millar de puestos de trabajo directos. Mientras el germen de Dcoop se fusionaba con otras cooperativas, Luque no dejaba de representar al sector en entidades como la Federación de cooperativas de Málaga y Andalucía o la Federación Andaluza de cooperativas agrarias.
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Actualmente, además de estar al frente de Dcoop, compagina sus labores con la presidencia de la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de Málaga.
Toda una vida ligada al sector agrario y cooperativo le ha granjeado un punto de vista altamente experimentado que es lo que le ha hecho liderar Dccop. “Nosotros somos una cooperativa de segundo grado. Es decir, los olivareros entregan las aceitunas en una almazara, donde se muelen y se obtiene el zumo del fruto, el aceite. A partir de ahí, otra cooperativa se hace cargo de comercializarlo, incluyendo su envasado, que es lo que hacemos nosotros”, explica a EL ESPAÑOL.
Personalismos y localismos
Lo mismo sucede con otros productos que tienen en su haber, tales como la aceituna de mesa, la almendra o el pistacho. En total, Dcoop agrupa a unas 180 cooperativas de primer grado, lo que se traduce en unos 75.000 agricultores y ganaderos, y no solo de Andalucía, también de Castilla-La Mancha, Extremadura, algo en Castilla y León y un poco del País Vasco. “Estamos alejadas geográficamente pero unidas por un interés común que es mejorar la industrialización y comercialización de nuestros productos", aduce Luque.
Para llegar a ser la compañía que más aceite de oliva produce del mundo antes han tenido que focalizar sus esfuerzos, y para ello se necesita una mentalidad muy concreta: “Yo creo que en Dcoop hemos sido más abiertos que otros colectivos y cooperativas. Siempre hemos pensado que teníamos que crecer para defender los intereses de nuestros asociados”.
No le falta razón. A fin de cuentas, colocar el aceite de oliva en los lineales de los supermercados de Estados Unidos con una marca propia es mucho más fácil hacerlo unidos que si lo intentara de manera individual las más de 100 cooperativas de aceite de oliva que forman parte de Dcoop.
“Eso lo hemos conseguido gracias a que los presidentes de las cooperativas de primer grado han sido capaces de superar algo muy característico en nuestro país, como el personalismo y el localismo. Una vez superados esos ismos y aunado esfuerzos, hemos logrado tener un grupo más grande y sólido”, se explaya el propio Luque al respecto.
Menos lluvias, más coste
Aunque líderes en el sector, en este cooperativa también ha sufrido los estragos de la falta de lluvias que ha acarreado una subida estrepitosa del precio del aceite de oliva. Según sus datos, en España se solían producir entre 1.400.000 y 1.500.000 toneladas de aceite al año, y dos tercios del total iban destinado a la exportación.
El año pasado, la cosecha estuvo en las 600.000 toneladas de aceite de oliva, menos de la mitad, y este año se calcula que rondará las 750.000. “Ya subió el aceite hace un tiempo, pero pudimos aguantar los precios por el stock que existía de temporadas anteriores. Si nuestras ventas bajan a la mitad, desgraciadamente sube el precio”, comenta.
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Ese “desgraciadamente” que explicita el presidente de Dcoop no es baladí: “Puede haber agricultores con agua que hagan bastante dinero, pero la mayoría va a tener un 40% de su cosecha total, y otros un 10%. Es decir, por mucho que haya subido el precio, el que no tiene para vender se queda a cero”, concretiza. Sus cálculos vaticinan que el mercado tardará de dos a cuatro años en recuperar los mismos precios que hace unos meses. “En cuanto empiece a llover, los precios bajarán estrepitosamente”, asegura.
España, suspensa en infraestructura
Asimismo, una de las mayores preocupaciones que perturban a Luque está relacionada con la infraestructura hídrica de España, esencial para que los olivos den sus frutos tan preciados. “Todas las Administraciones deberían dejar de tratar este tema como algo ideológico para volver a hablar de pantanos, de trasvases de agua, de cómo aprovechar las aguas depuradas de las ciudades, de desaladoras…”, ilustra. Desde su punto de vista, el problema en España no estaría tan ligado a la falta de agua sino a su gestión por parte de los gobernantes.
Sin ir más lejos, en Dcoop solían producir más de 200.000 toneladas de aceite de oliva al año, es decir, el 7% de la producción mundial, una cifra que ha bajado hasta las 90.000 de la última cosecha. “De todas formas, nuestro objetivo es el mismo: intentar que los agricultores y ganaderos asociados puedan vivir dignamente de su actividad en sus pueblos”, relata el propio Luque. Si no, vaticina, muchos lugares de la geografía española quedarán abandonados, “serán desiertos”, dice.
Por el momento, desde Dcoop se congratulan de lo ya conseguido, sin tampoco perder la vista en el futuro. Saben bien que el mercado internacional es un buen bastón en el que apoyarse. Sus exportaciones superaron los 600 millones de euros en 2022 gracias a la presencia que el producto tiene en más de 75 países, entre los que se incluyen Italia, Reino Unido, Japón, Alemania, Estados Unidos y Francia.