"La obsesión está muy presente en mi cine, porque yo soy una persona bastante obsesiva. Yo elijo el cine de manera honesta y escribo sobre lo que conozco, y la obsesión la conozco bastante bien porque convivo con ella, si no es por el cine es por otras cosas. La obsesión es el reflejo honesto de lo que es la película, porque yo también soy así". Lo contó en 2014 Carlos López del Rey (Madrid, 1980) en una entrevista ofrecida a la revista Vanity Fair. Ya se llamaba Carlos Vermut, y acababa de ganar la Concha de Oro y la de Plata al mejor director en San Sebastián por 'Magical girl'.

También, según lo publicado por El País, aquel año tuvo lugar la primera de las experiencias reflejadas en el rotativo, caracterizadas por su violencia sexual, por las que el director madrileño ha sido señalado por tres mujeres de la industria cultural cinematográfica española. Los hechos, tres casos concretos, no han sido denunciados por el momento siguiendo el cauce legal, y ocurrieron entre 2014 y 2022, justo en los años en los que el cineasta se consagraba como un director de culto por su turbidez creativa. 

El impacto generado por la publicación va más allá de lo narrado por las tres mujeres. Se sustenta además en las declaraciones realizadas por el propio Vermut a la publicación, al ser cuestionado por las acusaciones. "He practicado sexo duro siempre de manera consentida, porque creo que es muy importante el consentimiento"; "Otra cosa es que la persona en su casa después se sintiera mal y a lo mejor en el momento tuviese miedo a decirlo. Eso yo no lo puedo saber".

[Tres mujeres de la industria cultural acusan al director de cine Carlos Vermut de violencia sexual]

Hay más. "Creo que haber tenido una vida sexual promiscua y haber tenido sexo de muchos tipos puede llevarte a situaciones como estas"; "He estrangulado a personas, sí, pero de manera consentida. No lo estoy negando". "Honestamente, no tengo conciencia de que alguien me dijese que no quería tener sexo conmigo y seguir teniéndolo"; "Imagínate que he subido con una persona a mi casa y estamos en la cama o en el sofá hablando. Doy por hecho que tiene una intención sexual. A lo mejor me acerco a ella, le puedo tocar los pechos, y si esa persona me dice que me aparte, no hago nada más. Es que depende del contexto".

El cineasta, durante el Festival de Cine de San Sebastián, en una imagen de archivo. EFE

Sobre el consentimiento explícito, el cineasta reflexiona que "una persona puede sentirse incómoda, creer o recordar que está siendo clara en su manera de querer parar la relación. Y a lo mejor no lo transmite de una manera en la que la otra persona lo pueda entender. También se añade el hecho de que esa persona, yo lo entiendo, puede sentir miedo a agravar la situación".

Repreguntado sobre a qué se refiere a agravar la situación, responde con que "imagínate que estás con una persona que te dobla el tamaño y tú quieres parar. Vale. Y tú quieres decirlo para que pare, pero a lo mejor no quieres ponerte tan tajante como para que la otra persona tú sientas que se va a enfadar más, ¿sabes? O que vas a generar que la situación empeore".

El seudónimo

Para cuando ocurrieron, supuestamente, estos hechos, Carlos Vermut hacía tiempo que se había cambiado su apellido compuesto por uno más madrileño, castizo y cañí: Vermut. Eligió ese seudónimo porque su carrera comenzó como ilustrador y dibujante de cómics y fanzines y su abuelo tenía una bodega en Ciudad Real. "Había etiquetas de vermut que me parecían muy elegantes, de diseño. Puse una pegatina de aquellas en la contraportada de un fanzine detrás de mi nombre. Y hasta hoy", contó en una entrevista concedida en 2015.

Su carrera artística comenzó como ilustrador. Posteriormente fue uno de los creadores de la serie infantil Jelly Jam, emitida por el canal infantil Clan, de RTVE. La serie musical fue un éxito e incluso firmaron acuerdos de distribución con Turner y ZooMoo para su emisión internacional en más de 150 países, así como un contrato con Bandai para la venta de merchandising.

Con el dinero que obtuvo de aquella operación, 20.000 euros, pudo alumbrar su ópera prima: 'Diamond Flash', cuyo guion escribió en Japón. Con su segundo largometraje, 'Magical Girl', ganó la Concha de Oro a la mejor película y la Concha de Plata a la mejor dirección en el Festival de San Sebastián. También estuvo nominado como mejor director a los premios Goya.

En 2018 ganó el Premio Feroz por 'Quién te cantará'. Su último trabajo cinematográfico, 'Mantícora', es un incómodo relato sobre un hombre pedófilo, atormentado por sus deseos, y logró otras cuatro nominaciones a los Goya, los premios organizados por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.

Ahora, una estudiante de cine, una trabajadora de una de sus producciones y una empleada del sector cultural han contado los deseos sexuales del director llevados a la realidad más descarnada. Las tres coinciden en unos hechos en los que Vermut habría sacado ventaja de su posición para tener relaciones sexuales violentas que ellas no consintieron, y en los que la violencia "denigrante" tanto física como verbal, eran la constante. Ninguna denunció, coincidieron, por miedo a perder sus trabajos o a no ser creídas.



Cuando el director, puesto hoy de ejemplo como el detonante del 'MeToo' del cine español, saboreaba las mieles del éxito gracias a 'Magical Girl', en una entrevista de 2015 subrayó que no tenía Twitter, ahora X. ¿Su explicación? "Si llego a tener Twitter, arruino mi carrera".