Grandes urbes, pueblos vaciados o pequeños asentamientos en la selva. Realmente, da igual de donde seas, cada uno se busca la vida, trabaja y sueña como puede. Con más o menos recursos, las sociedades modernas han demostrado que las metas con esfuerzo se consiguen, de dónde vienes solo es un obstáculo más. Si no, que se lo digan a J.J. Durand, un indígena peruano que ha levantado desde cero una ONG para la preservación del Amazonas.
Originario de la región de Madre Dios, al sureste de Perú, se crió en una ciudad de campo, rural, donde “todo era bastante limitado”. Aun así, nada le impidió ir a la escuela para formarse. Todo el mundo tiene sueños, aunque no siempre se dan las condiciones idóneas para que se cumplan. “Vengo de una familia estricta”, explica a EL ESPAÑOL Durand, y que “no era feliz” siguiendo las instrucciones de vida de sus padres. “Agricultor”, “maderero” o “minero”, eran algunos de los oficios tradicionales a los que esperaban que su hijo se dedicara.
Era el año 98, y el gobierno peruano obligaba a todos los jóvenes a ir al ejército, y Durand no iba a ser menos. Con tan solo 19 años, el joven tenía que formarse en las Fuerzas Armadas mientras se sacaba la secundaria. Durante un año, fue a las clases nocturnas para lograr la formación educativa, diversificando su tiempo como buenamente podía. “Al principio era duro, todo era disciplina, actividades cronometradas y orden”, comenta, aunque una vez hecho a la rutina, llegó a extrañarla cuando se fue.
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“En el ejército me di cuenta de que el aprendizaje se puede hacer desde cualquier parte", afirma. Durand consiguió la secundaria. La formación militar de Durand ya había terminado y tocaba regresar. Cuando lo hizo, los mismos problemas que había cuando se fue, le estaban recibiendo detrás de la puerta. “No me gustaban los oficios tradicionales y tenía que tomar una decisión”, cuenta el peruano. “No estaba seguro de lo que quería”, pero lo que no, lo tenía bastante claro.
De camino a crear
A las rutinas te acostumbras, pero al final cansan. J.J. Durand quería salir de ella, y gracias a un amigo consiguió la oportunidad de trabajar en un albergue. “Se despertó algo en mí”, cuenta ilusionado, pues en este nuevo entorno tuvo la ocasión de conocer gente que venía de fuera de su región, desarrollar otros dominios y capacidades como los idiomas. Además de aprender de gente foránea, también lideraba grupos, “un trabajo con requisitos más intelectuales” que le fascinaba al conocer otras culturas, experiencias y países diferentes.
J.J. encontró su vocación. “Los turistas llegaban y se asombraban con la naturaleza”, explica, aunque él veía un “doble valor”, una óptica que abarca más allá del impacto visual. Si bien es innegable el atractivo turístico de los paisajes peruanos, Durand pretendía que esa majestuosidad natural no se quedara solo en eso, en un visto y no visto; en algo banal que desaparezca con el paso del tiempo. Quería “conservar y promover la conservación”.
“Comencé a pensar en mí mismo”, explica Durand, y pensando decidió embarcarse en una nueva andadura hacia el conservacionismo. Junto a un pequeño equipo, comenzó a explorar lugares atractivos alrededor de Madre Dios, hasta llegar al Distrito de Las Piedras. “Allí encontramos el lugar idóneo”, comenta, dado que el acceso desde la ciudad es complicado, y hay bastante fauna y biodiversidad. Un lugar no solo para ver u ofrecer al turista, también para preservarlo.
A medida que Durand y los suyos se fueron desarrollando en la conservación ambiental, vieron una nueva forma de proteger “más y mejor”. Unas líneas muy efectivas. ¿Cuáles? Formando una organización no gubernamental para el mantenimiento del Amazonas. Tenían que liderar a guardabosques, pero cuando te enfrentas a nuevos proyectos, las complicaciones surgen, fue entonces cuando Durand encontró sus “límites”.
El poder de aprender
“Traté de buscar alguien que me ayudara”, explica, y navegando por internet se encontró con Udemy, la plataforma líder de aprendizaje en línea. A Durand le convenció, ya que según cuenta son cursos que están bien organizados, estructurados y didácticos. Unas facilidades que le han ayudado a liderar y mejorar su trabajo en la organización, Junglekeepers.
“Encontré un curso que te enseña a ser mejor líder”, afirma orgulloso. Una formación que le permitía establecer los lineamientos del trabajo para saber qué hacer, y cómo debe actuar cada uno de los miembros dentro de sus funciones en la ONG. “También me ayudó a ver mis debilidades”, añade, dado que iba a necesitar una “capacidad intelectual” y “desarrollo personal”, con el que no contaba antes. Así, con una buena instrucción, podrá convertirse en el perfil de “respeto y conocimiento”, que es fundamental para sacar adelante el trabajo en los años venideros.
Durand y los miembros de la organización operan en el “corazón de la Amazonia”, por lo que “tienen que estar más preparados”, al estar alejados de la ciudad. Udemy, al ser unos cursos remotos, les facilita el aprendizaje, ya que se acomoda a su realidad sin afectar a las prácticas diarias. “Podemos trabajar y estudiar a la vez”, concluye.
El latido de la selva
“Queríamos mostrar la Amazonia, su naturaleza, la fauna, su diversidad”, explica J.J., aunque les faltaba algo, todavía no estaban preparados para ofrecerla al resto del mundo. Durand tenía ganas de emprender, pero no veía un “futuro éxito", si no se conservaba todo el entorno, toda la integridad. “Teníamos que hacer talleres de educación ambiental con la población local”, comenta, para enseñar a las comunidades nativas la importancia de la conservación y la utilización sostenible de los recursos naturales.
Junglekeepers se crea con estos valores. Unos valores que además de cuidar la naturaleza, también posibilitan a la gente nativa a salir de los trabajos tradiciones de los que Durand, tanto se quiso alejar. Es una organización que se va consolidando día a día en la que los planes de futuro no pueden faltar, por ello, el conservacionista entiende la importancia de “capacitarse”. “Hay que aprender para dejar este trabajo a las próximas generaciones”, comenta.
La energía principal de la organización reside en el campo, ya que es desde el propio corazón de la selva, desde donde quieren expandirse. La ONG cuenta con tres cursos principales con los que quieren promover sus ideales.
Uno de ellos es un programa de software por el que monitorean digitalmente y se reporta en tiempo real lo que pasa en cada área correspondiente, a las bases donde toman las decisiones. También tienen un curso de cocina sostenible para la correcta utilización de los productos locales, y cómo no, un curso de cuidado medioambiental.
El objetivo de Junglekeepers es el desarrollo de un “corredor biológico”, para que todos los parques naturales estén interconectados y asegurar la supervivencia de los animales en el tiempo. “Nuestro sueño es crear un santuario que cualquier persona del mundo pueda ver”, concluye esperanzado Durand.